Douglas Contreras tuvo un pasado oscuro, repleto de drogas y visitas frecuentes a la cárcel. Pero gracias a una fuerza de voluntad a prueba de bomba y mucha fe, dejó atrás los vicios y siguió su pasión: el rap.
Hoy es un héroe en uno de los barrios más peligrosos y estigmatizados de la capital de Costa Rica, y un ejemplo para muchos jóvenes.