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(CNN) — ¿Qué debes hacer como padre cuando otra persona no permite que su hijo juegue con el tuyo? Sin importar quién eres, a algunos padres no les gusta tu familia. Ya no sólo se trata del color de piel, raza o religión.

En estos días, los padres pueden ponerse nerviosos con una familia con dos mamás, debido a enfermedades, alergias o los juegos de guerra que le gustan a tu hijo.

No darle mayor importancia

Una vez que el círculo de amistades de tu hijo crece a 30 compañeros de clase, algunos padres no invitarán a todo el salón a la fiesta de cumpleaños. Es demasiado caro, no cabrán en el departamento de dos habitaciones o tal vez a tu hijo no se lleve bien con todos.

Si tu hijo se da cuenta de la exclusión, habla de eso, podrías decir algo como: “Habría sido agradable que te invitaran, pero mañana alguien más hará una fiesta”, dice Ashley Merryman, coautora de Nurture Shock: New Thinking About Children. (Cambio de educación: Nuevas formas de pensar en los niños).

El mensaje debe ser: no darle importancia y seguir adelante. Podemos hacer otras cosas divertidas.

Dale poder a los niños

¿Qué haces cuando tu hijo se cae mientras juega, y todo el mundo se ríe y lo llaman distraído durante el resto del día? Es muy diferente cuando los niños llevan ese apodo durante un día a cuando lo llevan hasta que entran a la preparatoria.

En las investigaciones se muestra que los niños que culpan a los bullies por hacer algo mal no permitieron ser hostigados, dice Merryman.

Tu hijo sabe cuando los niños fueron malos y lo olvida, a diferencia del niño que sufre de acoso escolar durante mucho tiempo y piensa que lo molestan por su culpa: “Se ríen de mí porque soy torpe”.

No confortes a tu hijo diciéndole que es grandioso

Por supuesto que es grandioso, pero lo que realmente le estás diciendo es que no puede cambiar su destino, dice Merryman. “Piensa desde el punto de vista del chico: ‘Realmente soy un niño maravilloso y aún así me odian, ¿Qué posibilidades tengo?’’”, dice. “Los padres pueden cambiar la dinámica diciéndole a su hijo, ‘Hicieron algo malo. Tú hiciste algo torpe, pero mañana puedes ser diferente’”.

En general, los niños necesitan recibir elogios por sus esfuerzos, no por sus habilidades innatas. “Mientras más lo elogies por quién es, más veces le dirás que el éxito depende más de su capacidad innata que por lo que hace. Lo que les estás diciendo es que no intente. Es muy difícil cambiar quién eres, no lo que haces”, dice Merryman.

No todo es discriminación

Algunas veces la discriminación es evidente y requiere que hables con tu hijo de eso. Pero primero respira. No inicies la conversación cuando estés enojado, eso hace que la plática se enfoque más en tus sentimientos de rechazo que en enseñarle cómo manejar la situación.

Antes de actuar, asegúrate de que la intransigencia ocurrió de la forma en que piensas que pasó. Incluso cuando parezca obvia, puedes estar equivocado. En las escuelas judías donde trabaja la psicóloga Wendy Mogel a menudo nota diferencias entre los niños asquenazí y los sefardí. (El origen de los asquenazí es de Europa central mientras que los sefardíes tienen sus raíces en España y Portugal).

Cuando los niños sefardí no invitan a un cumpleaños a los asquenazí, la primera explicación que se piensa es el racismo. Cuando se le preguntó, un padre sefardí explicó que no pensó que las otras familias quisieran asistir.

Sé proactivo

Evita los malos entendidos y educa a los maestros de tus hijos, otros niños y a sus padres antes de que alguien tenga la oportunidad de decir algo ofensivo, sugiere Stephanie Meade, fundadora de InCultureParent, una revista sobre cómo educar a niños multiculturales.

Ella y su esposo educan a sus hijos basados en la fe musulmana. Meade ve que ellos, como padres, deben asegurar que la identidad del niño se represente de forma positiva en su etapa preescolar. “En nuestra festividad religiosa más importante llevamos un libro divertido para leer y regalos especiales para repartirlos entre los niños. A cada uno de los maestros le dimos una planta bonita. Estoy muy segura que como resultado, ahora en su preescolar existe una asociación bastante positiva con nuestra religión”, dice Meade.

Da explicaciones de acuerdo con la edad

Cuando el hijo de Kelly Wickham estaba en segundo grado, se enteró que la madre de su amigo no lo dejaba ir a jugar a su casa porque leía a Harry Potter. Wickham, quien escribe el blog Mocha Momma, dice que la otra madre tomaba eso como permitir la brujería.

“Mi hijo no se dio cuenta pero me seguía preguntando cuándo podría venir John a jugar a la casa, y pensaba que no podíamos ponernos de acuerdo en el horario para reunirnos”, dice Wickham.

En el momento en que Morgan cumplió 12 años, comenzó a preguntar sobre el incidente. “Hablamos detalladamente de los motivos por los que no podía ser amigo de todo el mundo si la gente no está abierta a las diferencias. Esto condujo a una gran conversación acerca de los prejuicios que evitan que los humanos se entiendan unos con otros”.

Crea tu propia diversión

Si tus hijos no encajan en la cultura dominante de la escuela, no los hagas sentir como perdedores. En lugar de eso, asegúrate de que tengan otros amigos y actividades que disfruten. El futbol y ser parte del grupo de porristas no es para todo el mundo, pero no existe razón para dejar que los chicos más populares definan lo que es divertido.

Tus hijos podrían preferir las clases de arte, los grupos de lectura, un movimiento de justicia social, crear videojuegos o bailar.

“Si realizan una actividad que disfrutan con estudiantes de otras escuelas que no tienen una idea preconcebida de ellos, pueden ganar confianza tanto en sus habilidades como en sus relaciones”, dice Alexandra Robbins, autora de Los geeks heredarán la Tierra. “Elógialos por pensar fuera de lo común. Los chicos necesitan ver que no tienen que actuar o verse como todos los demás para tener una relación sólida, y eso puede iniciar en la casa”.

Cuándo debes preocuparte

Está bien buscar ayuda cuando piensas que hay algo malo en el mundo de tus hijos. Preocúpate por su salud mental cuando existan síntomas reales, dice Mogel.

Eso incluye que pierdan el placer en las cosas que solían disfrutar, comer demasiado o no comer, que se aíslen socialmente, que se pasen a tu cama durante la noche, que se quejen de dolores de estómago y, en los niños pequeños, que mastiquen su ropa.

No escatimes con la vida de tus hijos

Algunos padres excluyen a otras personas para proteger la salud de sus hijos, ya sea por alergias mortales o por cáncer. El hijo de 10 años de Christyne Ammari luchó dos veces contra un tumor maligno en su cerebro que lo dejó con un sistema inmunológico débil. Christyne, por ejemplo, no acepta invitaciones para jugar con niños que no estén vacunados.

“Los riesgos para mi hijo de convivir con alguien que no esté vacunado pueden ser devastadores, y la muerte podría ser el resultado más obvio”, dice Ammari, miembro original de las 46 Mommas, un grupo que se dedica al apoyo a los niños con cáncer. El nombre del grupo (cuyos miembros se rasuran la cabeza para atraer la atención hacia la enfermedad) se refiere al número de niños estadounidenses diagnosticados con cáncer cada día.

Obsérvate a ti mismo

Si tus hijos se salen de control y no escuchan las indicaciones de los adultos, no los invitarán a jugar a la casa de ninguno de sus amigos. Eso es lo que sucede con mi cuñada Noemí, quien tiene un esposo que viaja mucho y tres hijos. Gracias a esto, no tiene tiempo para limpiar los malos hábitos que los niños le puedan enseñar a mis tres sobrinos bien portados.

E incluso ella misma ha experimentado malas influencias por parte de los amigos de sus hijos. “Hay una niña pequeña que le contesta a sus padres y dice malas palabras, y mi hija (de cinco años) comenzó a hacerlo cuando pasaba el tiempo con ella. Yo le dije inmediatamente que dejara de hacerlo y le pregunté la razón por la que lo hacía. Ella dijo, ‘no lo sé, simplemente hacía lo que hace mi amiga’. No pasó mucho tiempo para dejar de darle permiso de que se juntara con ella”, dice Noemí Hetter.