*Por Ernie Reid
Desde este próximo miércoles, y durante los próximos 15 días, Argentina será protagonista de un récord histórico: Roger Waters, el legendario bajista, vocalista e indiscutido cerebro creativo de Pink Floyd, hará 9 (sí, NUEVE) presentaciones en el estadio River Plate de Buenos Aires en el marco de la gira “The Wall Live”.
El récord anterior, con 6 presentaciones, correspondió a la gira “Me Verás Volver” de los íconos del rock argentino y latinoamericano Soda Stereo, en 2007. Ellos, a su vez, habían dejado atrás la marca establecida por The Rolling Stones en 1995, con cinco presentaciones en el marco del “Voodoo Lounge Tour”. Hasta ese momento, el récord de presentaciones en el también llamado “Estadio Monumental”, estaba en manos de Sir Paul McCartney, quien había llenado el estadio en tres oportunidades, durante su visita al país con el inolvidable “New World Tour”, en 1993.
Pero cuando un artista, una obra y una gira logran este tipo de repercusión, las cifras pierden toda trascendencia. Ya no se trata de cuántos shows se hicieron, ni de cuántas entradas se vendieron: “The Wall” es una de las obras de arte más importantes de la historia de la música de todos los tiempos; y ciertamente una de las creaciones fundamentales de la historia del rock. Y me refiero al rock en todas sus formas.
Todo comenzó con un ambicioso proyecto discográfico conceptual autobiográfico de Roger Waters, que se convertiría en la décimo-primera obra grabada en estudio por Pink Floyd. El trabajo comenzó a gestarse en 1977, durante la gira que la banda tituló “In The Flesh Tour”, con la que presentaron su disco “Animals”. Por aquellos años, la industria y los medios describían al rock progresivo y sus “álbumes conceptuales” con un solo adjetivo: “invendible”. Estos discos eran casi una mala palabra, considerados pretenciosos delirios de narcisismo artístico. En rigor de verdad, algunos lo eran. Es que por su misma naturaleza de obras conceptuales, los discos solían ser dobles y no incluían singles, y eso dificultaba enormemente el trabajo de promoción y difusión que debían encarar las compañías. Estaban llenos de mensajes encriptados, considerados incomprensibles para el gran público. Por regla general, los temas excedían largamente el límite tradicional de cuatro minutos de duración que aceptaban los medios y las discográficas, como regla no escrita.
El nacimiento de “The Wall” no fue nada fácil para Pink Floyd, aún contando con el antecedente de repercusión más terminante jamás establecido. Su octavo disco, “The Dark Side Of The Moon” (El Lado Oscuro De La Luna), marcó a fuego la historia del sonido grabado tanto en lo artístico como en lo comercial, permaneciendo en el ranking de los 200 álbumes más vendidos de la revista Billboard durante 741 semanas a partir de su debut el 17 de Marzo de 1973. Catorce años y tres meses. Un récord jamás igualado, ni superado.
Waters escribió “The Wall” cuando promediaba sus treinta y cinco años de edad. La obra es difícil, tortuosa, y su trama se enfoca en la depresión, la aislación, la auto-reclusión y el abandono personales. Ahora, imagínense cómo pudo haber sido componer y grabar el disco en ese estado de ánimo… El proceso de grabación se vio plagado de problemas y disputas entre los miembros de la banda y, particularmente, entre Waters y el tecladista Richard Wright, así como también entre los co-productores Bob Ezrin, James Guthrie, David Gilmour y el mismo Roger Waters.
Aún cuando fue concebido y grabado en esas condiciones, la visión de Roger Waters y David Gilmour; su dedicación y compromiso con la obra, finalmente rindieron sus frutos. El resultado final de “The Wall” es simplemente asombroso. No sólo a nivel técnico. Lo que más impacta es la capacidad de introspección, contemplación, comprensión de sus propias emociones y vivencias, y la posterior impecable expresión de ese viaje por los cuestionamientos existenciales y los sentimientos más perturbadores del ser humano. Es más impactante aún que no se haya perdido en su propia crisis, y que haya logrado plasmar su obra con tanta claridad y contundencia. Seguramente el resto de la banda y sus productores tuvieron mucho que ver con eso.
Pero para una industria acostumbrada a vender música comercial, singles livianos y melodías pegadizas, “The Wall” era la receta perfecta para un seguro fiasco multimillonario. Cuando Waters presentó el disco en su compañía discográfica, Columbia Records, la reacción fue fría, por decirlo de alguna manera, según relató Mark Blake en Comfortably Numb – The Inside Story of Pink Floyd. Le ofrecieron regalías más bajas por tratarse de un disco doble, y Waters las rechazó. Hay quienes dicen que hasta le ofrecieron resolver la disputa por las regalías arrojando una moneda, y que Waters respondió “¿por qué habría de apostar por aquello que me corresponde?”. Finalmente, Rogers logró que respetaran sus términos, según contó Nick Mason, el baterista de Pink Floyd en el libro Inside Out: A personal History of Pink Floyd.
El arte del disco fue creado por el caricaturista político e ilustrador Gerald Scarfe. Simple y minimalista, la tapa del disco original era una ilustración de una pared de ladrillos blancos, sin el nombre de la banda, que la compañía agregó con un sticker.
Con la aceptación a regañadientes de la banda, “The Wall” produjo tres singles:
“Another Brick In The Wall, Part 2”, que debutó en el ranking Billboard el 19 de enero de 1980, y permaneció en el número 1 por cuatro semanas. También llegó al primer puesto en Inglaterra, donde debutó en el ranking el 1º de Diciembre de 1979.
“Comfortably Numb”, que no ingresó al ranking en EE.UU., ni en Inglaterra.
“Run Like Hell”, que debutó en el ranking Billboard el 10 de Mayo de 1980, y llegó al puesto 53.
Antes de grabar el disco, Roger Waters tenía pensado convertir a “The Wall” en una película. Originalmente, la idea era reunir imágenes de Pink Floyd en vivo con animaciones de Gerald Scarfe y algunas escenas agregadas. El sello discográfico EMI, no quiso producir la película alegando que no entendían el concepto. En cambio, pusieron a Waters en contacto con el director Alan Parker, según cuenta Nicholas Schaffner en Saucerful of secrets.
Como Waters nunca antes había escrito un guión, se dedicó a leer libros sobre el tema antes de encarar su primer intento. Originalmente, el papel protagónico iba a estar a su cargo, pero después de realizadas las pruebas de cámara, se decidió que lo mejor era colocar al líder de “The Boomtown Rats”, Bob Geldof, en el rol de la estrella de rock “Pink”. Y dado que Waters no sería “Pink” en la pantalla, tampoco tenía sentido para él incluir imágenes en vivo de la banda.
La película finalmente se estrenó fuera de competencia en el festival de Cannes de 1982, realizado entre el 14 y el 20 de mayo de ese año. El estreno para el público fue limitado y se llevó a cabo el 6 de agosto, y recibió relativamente buenas críticas. Quien no parecía muy satisfecho con el resultado, era el mismo Waters, quien dijo “Me pareció que era tan infatigable en su ataque a los sentidos, que no me dio, a mí como público, la oportunidad de involucrarme con ella”. Tanto David Gilmour como Alan Parker en su momento describieron la experiencia de realizar la película en términos poco elogiosos.
Un detalle de producción: los niños que aparecen en la película cantando el estribillo de “Another Brick In The Wall, Part 2” no son los mismos que cantan en el disco ¿El motivo? Los niños que cantan en el disco no estaban inscriptos en la Asociación de Actores.
Es por todo esto y volúmenes más, que “The Wall” es una obra fundamental. “The Wall Live” no es un espectáculo más, es un show para no perderse. Es una obra tan trascendente, que hasta fue presentada el 21 de Julio de 1990 en Berlín, en la zona que formaba parte de la llamada “tierra de nadie” en el muro que separó a Alemania durante casi cuatro eternas décadas.
Roger Waters ha derribado más de ciento veinte muros a lo largo de esta gira, pero demolió muchos más a lo largo de su vida. Como artista, ya es una leyenda viviente. Como ser humano, es admirable.
El mensaje que me llevo de escribir este artículo, es que cuando la música es honesta, el mensaje profundo y el show un despliegue contundente de habilidad técnica y artística; el tiempo se detiene, y el público responde.
Crea con el alma. Todo lo demás pasa de moda.
¡A disfrutar del show!
Nota del editor:Ernie Reid se desempeñó como Gerente de Marketing Estratégico y Productos Especiales en EMI Music, PolyGram/Universal Music Group, y como consultor externo en Sony Music. Actualmente es consultor en Marketing Estratégico y en piratería fonográfica.
(Las opiniones expresadas en este artículo corresponden exclusivamente a Ernie Reid)
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