Ahmadinejad hizo bromas durante su comparecencia, lo que los parlamentarios tomaron como una falta de respeto.

Teherán (CNN) — El presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, fue cuestionado este miércoles por parlamentarios sobre asuntos domésticos y de política exterior durante su comparecencia ante el Congreso, la primera que atiende un mandatario desde la Revolución iraní de 1979.

El movimiento ocurre luego de darse a conocer una lucha de poder entre Ahmadinejad y el líder supremo Ali Jamenei ocurrida en el 2011.

Muchos parlamentarios están molestos por cómo Ahmadinejad ha manejado asuntos económicos y como temas clave.

El representante de los parlamentarios, Ali Motahari, tuvo 15 minutos para lanzar una serie de preguntas al presidente, quien tuvo una hora para responder la mayor parte de ellas, aunque sus críticos aseguran que no tomó la sesión con seriedad.

Ahmadinejad fue cuestionado sobre cómo ha manejado su administración la economía y por qué no había ayudado al alcalde de Teherán y de otros lugares como se esperaba.

Respondió que lo había hecho, que había destinado el equivalente a 2.000 millones de dólares para ese propósito pero que el dinero no había sido usado.

También se le preguntó por qué había despedido al exministro del Extranjero, Manouchehr Mottaki, mientras estaba en una misión en Senegal. El mandatario respondió que se le había anunciado la decisión a Mottaki antes de emprender el viaje.

Motahari le pidió explicar por qué no le había puesto un alto a un consejero cercano suyo, Esfandiyar Rahim Mashaei, al promover la idea de que el nacionalismo es un concepto opuesto a la unidad entre musulmanes.

Motahari también puso objeciones a la visión del presidente sobre el uso del pañuelo en la cabeza y otras normas islámicas.

Ahmadinejad dijo que creía que los asuntos culturales no pueden ser resueltos por la fuerza y la agresión sino que la gente debe ser educada y acatar esas reglas por su propia voluntad.

Luego de que el mandatario dejó el Parlamento, varios parlamentarios consideraron que los había insultado al tomar una actitud casual.

También criticaron al orador Ali Larijani por no advertir al presidente sobre su actitud en el Parlamento.

Cuando los parlamentarios le hacían preguntas, Ahmadinejad repetía a menudo: “Estoy bromeando; después de todo es año nuevo y deberíamos estar contentos”.

Los parlamentarios dijeron que los asuntos de Estado no son una broma, y acusaron al presidente de tomar la sesión de forma muy ligera y simple al repetir su argumento en lugar de responder apropiadamente a las preguntas.

En algún momento, Ahmadinejad sugirió que hubiera sido mejor que tuvieran una charla informal, y dejó el Parlamento en cuanto terminó de hablar, según Iranian Radio (IRIB).

Ahmadinejad también dejó claro que no estaba ahí por elección. “El hecho es que traté de no venir pero supongo que fue ordenado que yo viniera”, informó la agencia semioficial de noticias Fars.

Jamenei, la máxima autoridad de la república islámica, ganó terreno en la disputa con Ahmadinejad este mes cuando muchos candidatos que él respaldó ganaron posiciones en las elecciones parlamentarias.

Fue la primera vez que los iraníes han votado desde las elecciones del 2009, en las que la gente salió a manifestarse a las calles para denunciar un supuesto fraude en la reelección de Ahmadinejad.

Muchos observadores dijeron que más allá de las elecciones lo que estaba en juego era el respaldo de los votantes al presidente.

Jamenei hizo público su apoyo a Ahmadinejad a la controversial reelección, pero la tensión entre los dos líderes ha aumentado.

Ahmadinejad estuvo fuera del ojo público durante 11 días luego de que el líder supremo anuló su decisión de despedir a un ministro de inteligencia.

La tensión en la política interna coincide con la presión externa contra Irán proveniente de Estados Unidos y otros países por el programa nuclear de Teherán.

Mitra Mobasherat contribuyó con este reporte.