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La Habana (CNN) — Es fácil pasar por alto el futuro de la Iglesia católica en Cuba al salir en coche de La Habana por la amplia y casi vacía Carretera Central.

Pero a un lado del camino está el Seminario de San Carlos y San Ambrosio, que se parece a uno de los muchos hoteles vacacionales españoles que están por toda la isla caribeña.

“Estamos formando aquí a los sacerdotes cubanos del mañana”, dijo el padre José Miguel González, rector del seminario y sacerdote español que ha trabajado en Cuba desde hace 12 años.

El instituto religioso es hogar de 54 cubanos que estudian para el sacerdocio, quienes dicen que la visita del papa Benedicto XVI de esta semana a la isla da un gran impulso a su causa.

Con un pasto bastante crecido y habitaciones sin ninguna clase de lujos, el seminario no parece extraordinario. Pero es el primer edificio que el gobierno cubano le ha permitido construir a la Iglesia católica desde la revolución de 1959.

Después de que Fidel Castro tomó el poder, la iglesia se enfrentó a una lucha de poder con los revolucionarios, quienes acusaron al clero de ponerse del lado de la dictadura depuesta. Cientos de sacerdotes fueron exiliados y en toda la isla fueron cerradas las escuelas católicas, incluido el colegio de los jesuitas, lugar en el que alguna vez estudió Castro.

La capital cubana y el seminario de La Habana estuvieron en mal estado durante los tiempos de crisis económica. Los cubanos que querían convertirse en sacerdotes tuvieron que salir del país para completar los ocho años de estudio.

El rector del seminario de la capital rechazó la idea de que el clero pese a que fue debilitado perdiera su camino. “La Iglesia cubana no necesita ser reconstruida, porque ya ha sido construida y tiene que seguir con su avance en la comunidad”.

No obstante, estos avances tardaron décadas. La visita del papa Juan Pablo II en 1998 trajo cambios notorios cuando la iglesia obtuvo la aprobación para construir el nuevo seminario.

Cuando el edificio abrió sus puertas en 2010, el presidente Raúl Castro asistió a la ceremonia de inauguración. La primera piedra empleada en la construcción fue bendecida por Juan Pablo II y ahora se encuentra en la entrada del seminario.

“En los últimos años han disminuido las viejas tensiones, hay una gran capacidad para conversar y mantener un diálogo. El gobierno es más receptivo a nuestras iniciativas, como la creación y funcionamiento de este seminario”. Comentó González acerca de los avances en las relaciones Iglesia-Estado.

El apoyo monetario para la manutención del inmueble procede de muchos sitios en el mundo. Sin embargo la Iglesia cubana se ve obstaculizada por la limitación de los medios existentes para difundir su mensaje y recaudar fondos, argumentó González.

Cuba tiene la población más baja de sacerdotes católicos en América Latina. A pesar de que aproximadamente el 60% de los cubanos se reconocen como católicos, la iglesia estima que sólo el 10% de la población asiste regularmente a los oficios religiosos.

“El que haya venido a Cuba, un país pequeño que no es tan importante, es una señal de que Dios nos ve (y) de que la Iglesia (católica) también observa a Cuba”, declaró el sacerdote cubano Alien Cruz Fernández.

El Papa no visitó el seminario durante su estancia en la isla. Fernández dijo que la llegada de Benedicto XVI va a “renovar nuestra fe, al igual que sucedió con el papa Juan Pablo II”.