(CNN) — Holger Hermans no quería cambiar la manera en que las personas andan en bicicleta.
Para el científico de la computación, cuya misión en la vida es hacer las cosas más seguras a través de sistemas inalámbricos bien preparados, el ciclismo es sólo un pasatiempo.
Pero cuando ayudó a desarrollar un sistema de frenos para bicicletas que no necesita cables y que es operado por un sensor en el manubrio, llamó la atención de la industria del ciclismo.
“Esto es un juego para nosotros”, dijo Hermanns a CNN por teléfono. “Nunca pensé que alguien podría estar seriamente interesado en esto”.
Hermanns escogió una bicicleta porque era una plataforma barata y fácil de construir que podría ayudarle a él y a su equipo a probar sus cálculos. Además chocar una bicicleta era mucho más seguro que hacerlo con un automóvil o un tren. Después de que su trabajo fue anunciado, las llamadas de empresas asociadas con el ciclismo empezaron a llegar.
Su prototipo está basado en una bicicleta de playa regular, como la que muchos viajeros usan para llegar al trabajo o pasear por la ciudad. El conductor pone presión en el sensor, que activa el sistema de frenado en la parte delantera de la horquilla.
Mientras más fuerte sea la presión ejercida, mayor será la presión en los frenos. Una batería le proporciona electricidad al sistema, que incluye otros sensores que reciben información desde los frenos. El freno en las llantas traseras es operado mediante los pedales, al pedalear en la dirección opuesta.
El freno trasero se acciona con el pie por el arranque de los pedales en la dirección opuesta.
El freno sin cables funciona con 99,9999999999997 por ciento de confiabilidad, de acuerdo con un comunicado de prensa de la Universidad Saarland en Alemania.
“No es perfecto, pero es aceptable”, dijo Hermanns.
Hermanns no ve su sistema como algo que los ciclistas en el Tour de France añadirán pronto a sus bicicletas. La combinación de receptor/batería pesa demasiado en este punto.
“Tomará varios años hasta que lo puedas comprar en una tienda”, dijo y añadió que probablemente tomará cinco años producir algo lo suficientemente ligero que pueda funcionar comercialmente. También piensa que puede hacer que este sistema funcione con frenos ABS en lugar de frenos de disco “relativamente simples” que usan ahora las bicicletas.
Lo que Hermanns quiere probar no es el freno de la bicicleta sino la configuración de un nuevo sistema sin cables. Los experimentos le han mostrado que una buena afinación puede mejorar en gran medida la seguridad del sistema, dijo.
“Podemos hacer modelos y analizarlos y después poner esta nueva práctica en la bicicleta”, dijo.
Su investigación podría conducir a un mayor uso de sistemas más complejos; en trenes europeos, por ejemplo.
Hermanns dijo que un buen sistema inalámbrico hará que los trenes se muevan mejor. Actualmente, las pistas tienen sistemas que cuentan el número de ejes que se desplazan sobre ellos. Una sección de la pista cuenta para arriba, otra cuenta para abajo. Cuando el total llega a cero, el sistema decide que es seguro que otro tren llegue.
Pero si la cuenta sale mal, el sistema forzará a algunos trenes a frenarse de emergencia en una parada. Y tarda un poco en que el tren se mueva de nuevo.
Hermanns dijo que un sistema inalámbrico puede permitir más comunicación entre la pista y los trenes, y prevenir que frene innecesariamente. Los sensores también medirán el desempeño de los frenos, pero a diferencia de su bicicleta de prototipo, los frenos del tren no funcionarán inalámbricamente.
“La comunicación inalámbrica, los duros requisitos de tiempo real y la importancia crucial de la seguridad no van bien juntos”, escribieron Hermanns y sus colegas en un reporte sobre la tecnología inalámbrica.
Pero Hermanns cree que los sistemas inalámbricos de seguridad crítica; ya sean en una bicicleta u otro medio de transporte, evolucionarán y mejorarán. Y eso es lo que realmente busca.