Ras Al Khaimah, Emiratos Árabes Unidos (CNN) — En un día polvoriento en el extremo norte del Emirato de Ras Al Khaimah, Jasim Ali, de 40 años, juega a pelearse por una mordedera con Teymour, su amigo de cuatro patas. Pero Teymour no es un perro, es un león africano ya muy crecidito.
“Puedo decir que existe un lenguaje especial entre él y yo”, dijo Ali, quien rescató a Teymour de una granja en donde dice que era una mascota descuidada.
“Lo traté diferente a como lo habían tratado antes. Entonces empezó una historia de amor entre los dos. Solo comía si me veía, si no estaba, podías sentir que estaba alterado. Él me esperaría”.
El amor puede ser algo rudo con un león africano. Ali dijo que lo ha mordido varias veces, siempre jugando, y aunque confía en él incondicionalmente, siempre lo trata con cautela y respeto. La mayor preocupación de Ali es que Teymour saque una de sus garras jugando. “Podría arrancarme la piel”, dijo.
Ali dirige el Parque de Vida Salvaje de Ras Al Khaimah, establecido hace algunos años bajo el patronato del Jeque Taleb Saqr Al Qasimi, de la familia real de Ras Al Khaimah. Él ha ido adoptando animales desatendidos y maltratados por más de 15 años.
Muchos de esos animales, incluyendo a Teymour, están en peligro de extinción o son exóticos, y fueron comprados en primera instancia en el mercado negro.
Ser dueño de un animal en peligro de extinción y tenerlo como mascota es ilegal en los Emiratos Árabes Unidos, de acuerdo con la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES por sus siglas en inglés). Sin embargo, el comercio de especies en peligro de extinción sigue siendo un problema en el Golfo, en donde ser dueño de mascotas exóticas caras, especialmente de felinos grandes, es un símbolo de estatus en la actualidad. Un raro león blanco se vende en el mercado negro por unos 50.000 dólares.
Ninguno de los dueños de mascotas a los que nos acercamos quiso hablar acerca de cómo compraron ilegalmente los animales exóticos, pero muchos videos amateur en la red evidencian su popularidad entre los jóvenes del Golfo.
En un video de YouTube que fue visto por mucha gente en la región, un hombre asusta a su amigo persiguiéndolo por su sala con un león encadenado. Otro clip enseña a un grupo de hombres paseando dentro de un edificio con un chita con una correa. Incluso aparece un hombre que intenta montar a un león grande.
“Si alguien compra un animal muy caro, está alardeando de tener el dinero suficiente para comprar lo que quiera”, dijo Ali. “Si posee un animal salvaje domesticado como un león, está tratando de presumir que es valiente. Pero no es valentía, es abuso animal”.
Desde hace mucho tiempo, el cuidado de animales descuidados obtenidos ilegalmente recae en personas como Ali, que son apoyados por el gobierno.
De acuerdo con cifras del CITES, más de 200 animales ilegales fueron confiscados vivos por las autoridades en los Emiratos Árabes Unidos en el 2010. Muchos de los grandes felinos son enviados al Centro de Vida Salvaje de Abu Dhabi, el cual es financiado con recursos privados del Jeque Mansour bin Zayed Al Nahayan, miembro de la familia gobernante de Abu Dhabi.
Las grandes jaulas albergan una variedad impresionante de leones blancos, tigres blancos, jaguares negros, chitas, babuinos y lobos, solo por nombrar algunos.
Ayesha Kelaif ayuda con los cuidados de los pequeños animales.
La mujer, madre de 4 niños, cuida de casi 300 animales tan variados como iguanas, zorros, monos y faisanes en una villa que funciona como el Centro de Rescate Animal de Dubai. Todos los animales fueron abandonados o rescatados y algunos son exóticos o son de especies que se encuentran en peligro de extinción.
Su “mejor amigo”, Rio, un macaco de América del Sur, especie en peligro de extinción, fue abandonado en una caja de cartón en un estacionamiento. Rio se queda sentado en su hombro a lo largo de la entrevista y juguetea con el micrófono.
Confiada en la ayuda de los voluntarios, Kelaif gasta la mayor parte de sus ingresos en el cuidado de los animales. La empleada del gobierno, quien enviudó recientemente, gasta 10.000 dólares al mes para cubrir todo los gastos, desde los honorarios del veterinario hasta la electricidad, indispensable para dotar de energía las 19 unidades de aire acondicionado para las jaulas de los animales.
“No ahorramos nada. No tengo un fondo de retiro; todo es para los animales”, dijo Kelaif. Añadió que aguanta la carga financiera porque la recompensa no tiene precio. “La pasión y el amor que los animales te dan es increíble, es algo a lo que no puedes ponerle precio”.
Aunque el gobierno de Dubai ya le cedió las tierras, Kelaif no puede pagar la construcción de la infraestructura necesaria para el centro de rescate, lugar que espera sea su legado de vida.
Su pasión por los animales empezó desde que era una niña. Sus padres murieron de cáncer cuando tenía nueve años y se alejó de sus hermanos. Kelaif dice que los animales la ayudaron a hacer frente a esa situación.
“Recibo tanto amor de estos muchachos, me ponían tan feliz, solía ir a sentarme en los callejones y simplemente alimentar a un perro o tocar a un gato y yo era feliz”, dijo.
Kelaif dijo que la gente compra animales exóticos sin entender las necesidades únicas que tienen y el nivel de responsabilidad que se necesita. Los que compran un bebé león y cachorros de tigre no podrán cuidarlos cuando crezcan y empiecen a mostrar sus tendencias violentas.
Tanto Kelaif como Ali saben que están en un área gris con respecto a los animales exóticos que resguardan. Cualquier animal en peligro de extinción necesita los documentos oficiales que otorga el CITES. Los animales que fueron contrabandeados al país, aunque hayan sido rescatados, técnicamente siguen siendo ilegales para los estándares internacionales, a pesar de tener los permisos de las autoridades locales.
Pero estos amantes de los animales dicen que el papeleo no los detendrá para hacer lo correcto.
Ali dijo que se ha acercado a los grupos de derechos de los animales y que quiere su ayuda para montar una reserva de animales salvajes en Ras Al Khaimah, ya que el limbo legal en el que se encuentran los animales hace que su repatriación sea difícil. Dice que está sorprendido de que la atención recibida recientemente por los medios, en lugar de acercarle ayuda, le ha valido críticas.
“Mi deso es que en lugar de criticarme, estas personas me ofrezcan ayuda. No he hecho nada malo; he protegido a estos animales y creado un santuario para ellos. Estoy tratando de llevarlos a las reservas de vida salvaje apropiadas”.