¡Cuánto desconsuelo!

(CNNespanol.com) –  Les advierto que esta historia tiene un final feliz. Aunque en la foto principal vean a un niño llorar desconsoladamente. Les repito, tiene un final feliz, se los garantizo.

Ahora que saben el final, permítanme contarles la historia.

El miércoles por la noche, una familia acudió a un juego de béisbol en Arlington, Texas. Jugaban los Rangers. El clima estaba ideal para disfrutar del juego al aire libre. El Primera Base Mitch Moreland le lanza una pelota de foul a un niño que estaba en las gradas con su guante, sentado junto a su padre.

Pero la pelota la agarró un señor canoso, vecino de asiento, y en vez de dársela al niño, se la queda y se pavonea con ella, sacándose fotos.

El niño extiende sus bracitos para agarrarla, pero nada. Desconsolado rompe en llantos, mientras el juego sigue.

Y ahí la buena acción –anómima- del día: desde el dugout le tiran una pelota al padre del niño, quien se la pone en el guante a su hijo. La sonrisa y la satisfacción del niño son impagables. Después, como un buen vecino, compara su pelota con el señor que no se la quiso dar. ¿Adivinen quién se llevó la atención de las cámaras y los aplausos? El pequeño.  Sí, esta es una historia, como mencioné más arriba, con final feliz.