Dibujos de los supuestos autores intelectuales de los atentados del 11 de septiembre de 2001 durante una audiencia en Guantánamo.

Por Chris Lawrence y Larry Shaughnessy, CNN

(CNN) – Tras horas de interrupciones y objeciones en la corte militar, Eddie Bracken dijo que solo tenía una imagen en mente: el avión estrellándose contra la torre del World Trade Center donde estaba su hermana.

El enojo creció en él, dijo Bracken a reporteros este domingo, un día después de que se sentara entre un grupo de familiares de víctimas durante la comparecencia del supuesto autor intelectual de los atentados, Khalid Sheikh Mohammed, y otros cuatro en Guantánamo, la base naval de Estados Unidos donde se lleva a cabo el proceso.

“Solo escuchar esa retórica, cómo se perciben a ellos; es doloroso, porque no tienen remordimientos. No creo siquiera que tengan almas”, dice.

Lucy Fishman, hermana de Bracken, trabajaba como secretaria en el piso 105 de la torre sur del World Trade Center. Fue una de las casi 3.000 personas que murieron ese 11 de septiembre del 2001.

Afuera de la corte, Bracken leyó un comunicado en el que se dirigió a Mohammed y los otros hombres:

“Hice un largo viaje para verlos de frente… Si este fuera otro país, la historia sería diferente. Les darían un último deseo antes de encontrarse con su creador más rápido de lo que creen. Pero esto es Estados Unidos, y ustedes se merecen un juicio justo, de acuerdo con nuestra Constitución, no la suya. Eso es lo que nos separa a nosotros, los estadounidenses, de ustedes y de su ideología”, dijo.

Luego, Bracken reconoció ante los reporteros que escuchar a los acusados y sus abogados criticar los procedimientos era difícil.

“Se están quejando, y nuestras familias no pueden hacerlo ya. Se llevaron nuestras vidas… A mí no me importaría que estuvieran en una cama de clavos… Pero este es nuestro sistema de justicia, y tienen derechos”, dijo.

Antes este domingo, uno de los abogados que representa a un acusado dijo que el silencio y los arrebatos ocasionales durante la comparecencia fueron signos de “una resistencia pacífica a un sistema injusto”.

“Estos hombres han soportado años de tortura y trato inhumano”,  dijo a los reporteros en Guantánamo James Connell, quien representa al acusado Ali Abdul Aziz Ali.

El general de brigada del Ejército de Estados Unidos, Mark Martins, el fiscal a cargo del caso, declinó hablar sobre el comportamiento de los acusados, pero dijo que el proceso militar es justo e imparcial.

“Ya los vieron. Ya vieron sus reacciones. Yo vi un proceso que avanzó metódicamente”, dijo a la prensa este domingo.

Las declaraciones de Connell se produjeron después de la sesión de 13 horas de este sábado, la primera aparición de Mohammed y otros cuatro hombres ante la corte militar desde que volvieron a presentarse cargos en su contra en relación con los ataques terroristas del 11 de septiembre.

La comparecencia, que concluyó poco antes de las 22:30 horas, ofreció un vistazo poco común de los cinco hombres que desde enero de 2009 no habían sido vistos en público, cuando fueron acusados por primera vez por un tribunal militar.

Al parecer, Mohammed, Ali y los otros –Walid Muhammad Salih, Mubarak bin ‘Attash, Ramzi Binalshibh y Mustafa Ahmed Adam al Hawsawi- estaban de acuerdo para desafiar las instrucciones del juez y negarse a hablar o cooperar con el protocolo.

Los abogados que los representan dijeron este domingo a los periodistas que los procedimientos de sus clientes eran injustos. Criticaron las restricciones que les impedían discutir temas como la tortura.

“Estamos maniatados… antes de siquiera empezar”, dijo David Nevin, quien representa a Mohammed. “El sistema es un juego amañado que nos impide hacer nuestro trabajo”.

Martins dijo que estaba en desacuerdo con esas afirmaciones. “Pueden hablar con sus clientes de cualquier cosa”.

Este sábado, el silencio de los acusados –algunos ignoraron al juez, mientras que otros parecían estar leyendo- hizo que el proceso se retrasara.

Bin ‘Attash fue llevado a la sala en una silla inmovilizadora. No se aclaró por qué era el único acusado llevado de esa manera a la corte, aunque se le permitió quitarse los inmovilizadores después de que prometiera no interrumpir los procedimientos judiciales. Al finalizar el día, se quitó la camisa, cuando su abogado describía las lesiones que presuntamente sufrió durante su detención.

El juez le dijo a bin ‘Attash: “¡No!”, y le advirtió que iba a ser sacado de la sala si no seguía las instrucciones.

En un momento, el hombre hizo un avión de papel y lo puso encima de un micrófono. Fue removido después de que un traductor se quejó del sonido que el papel hacía en el micrófono.

Luego de horas en el procedimiento, uno de los acusados rompió el silencio con un arrebato: Binalshibh gritó en inglés con acento marcado: “No nos verán más”, dijo. “Ellos nos matarán”.

Durante los recesos, los cinco hombres hablaban entre sí y parecían relajados; se pasaban un ejemplar de la revista The Economist.

Binalshibh pareció guiar al grupo en dos ocasiones para orar en la sala del tribunal, lo cual retrasó en una ocasión la reanudación de la audiencia.

Mohammed, cuya larga barba parecía estar teñida de rojo con henna, estaba más delgado que la última vez que fue visto en público en una corte.

El juez, el coronel James Pohl, necesitaba que los cinco confirmaran verbalmente su deseo de ser representados por los abogados que los acompañaron en la corte. Debido a que los acusados se negaron a cooperar, Pohl determinó que los hombres seguirán siendo representados por sus actuales abogados militares y civiles.

Los cinco están acusados de terrorismo, secuestro de aeronaves, conspiración, asesinato en violación de la ley de la guerra, ataques contra civiles, ataques contra objetos civiles, provocar intencionalmente graves lesiones corporales y destruir de la propiedad en violación a la ley de la guerra.

En caso de ser declarados culpables enfrentarán la pena de muerte.

Debido a que había demasiadas denuncias detrás de los cargos, la lectura del registro tomó más de dos horas. “Para tantas personas involucradas en este juicio, la búsqueda de la justicia vale cualquier tiempo invertido”, dijo.

La próxima audiencia está programada para el 12 de junio. Probablemente será por lo menos un año antes de que el caso vaya a juicio, dijo Pohl.

Las acusaciones establecen que los cinco son “responsables de la planificación y ejecución de los atentados del 11 de septiembre de 2001, en Nueva York, Washington DC, y Shanksville, Pennsylvania, dejando un saldo de 2,976 personas muertas”, dijo el Departamento de Defensa.

Aunque Mohammed confesó haber organizado los ataques en Nueva York y Washington, su declaración podría ser cuestionada durante el proceso.