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(CNN) — Quizá parezca la manera más rápida para un bloguero de gadgets y tecnología de cometer un suicidio en su carrera, pero Paul Miller dejó internet a la media noche del martes.

Miller, que fue y sigue siendo editor en jefe de un blog llamado The Verge, planea desconectarse por un año entero. Cuando necesite publicar algo en el sitio web que lo contrató, entregará a sus editores una USB con sus historias guardadas en archivos sin conexión. Si necesita buscar un número telefónico, tomará el teléfono y empezará a llamar a personas, que espera que conozcan a personas que conozcan a la persona que está tratando de contactar para una entrevista. No hay otra forma sin el acceso a sitios web profesionales y directorios, dijo.

“Voy a tratar de utilizar un poco estos seis grados de separación”, dijo la tarde del jueves en una entrevista, por teléfono, por supuesto. “Tengo muchos compañeros y ellos conocen a mucha gente así que de cualquier persona que pueda obtener un número telefónico la llamaré y quizá ellos tengan el número telefónico para otra persona. Así que tendré que seguir ese tipo de cadena”.

¿Por qué pasar por todo este problema? Por años, la idea de un sabático digital ha atraído a un conjunto hiperconectado; personas que pasan la mayoría de sus días en frente de las pantallas de computadora, revisando blogs, leyendo Twitter y de alguna forma tratando de averiguar cómo encontrar tiempo para terminar su trabajo.

En la oficina, evaden docenas de mensajes que dicen haz clic ahora por minuto, cada uno demandando atención instantánea.

Incluso fuera del trabajo, los teléfonos timbran y vibran al punto en el que, de acuerdo con un estudio de investigación de mercado de Martin Lindstrom, el zumbido de un teléfono que vibra es ahora uno de los tres primeros “sonidos más poderosos con capacidad de afectar”, después de la risa de un bebé y del timbre de Intel, escribió Lindstrom en The New York Times.

Dependiendo de tu perspectiva, puede ser sorprendente o algo esperado que un bloguero de tecnología estuviera tan atrapado en un tornado en línea que lo obligara a renunciar, completamente, y por un año entero.

Por un lado, internet es la pasión y sustento de Miller.

“Amo internet (…) Permite a la gente interactuar en formas realmente profundas y significativas para crear cosas asombrosas y hacer cosas asombrosas. Creo que es una invención maravillosa y no tengo ningún sentimiento hostil en su contra”, dijo.

Pero por otro lado, también era semirrequerido para estar conectado casi todo el tiempo. “He estado en internet la mayor parte de las horas de mi vida de vigilia”, dice en un video publicado en The Verge. Con los años, eso comenzó a pasar factura. Proyectos de gran capacidad intelectual, a más largo plazo, como una novela de ciencia ficción que está escribiendo, cayeron a la orilla del camino de distracciones más fáciles y rápidas, dijo.

Así que quiere probar la vida sin todo eso.

“Sólo quiero saber cómo me está impactando y las partes de esto que pueden ser no tan buenas o pueden ser no tan buenas para mí”, dijo en la entrevista. “Es por eso que es un experimento, no una acusación”.

Cuando hablé con Miller, sólo había estado desconectado de internet alrededor de 12 horas. Con ese poco tiempo transcurrido, por supuesto era imposible para él hacer juicios generales sobre su plan de un año desconectado de internet. Antes de que quitara el enchufe, dijo “realmente traté de tomar una sobredosis” de todas las cosas en internet. Jugó varios juegos en línea al mismo tiempo, respondió a una ráfaga de mensajes en Twitter y correos electrónicos y se unió a un chat en Reddit, donde varios le preguntaron sobre el valor de su proyecto, llamándolo un “truco publicitario”.

“Tengo que recomendar en su contra”, escribió una persona, diciendo que él o ella había tratado un experimento similar hace algunos años. “… se volvió bastante aburrido rápidamente”.

A las 12:01 a.m. del martes se encontró en la oficina de The Verge lidiando con ese potencial de aburrimiento. “Tan pronto como me desconecté literalmente ya no tenía nada que hacer”, dijo.

Lo que hizo fue encontrar a sus compañeros quienes estaban jugando videojuegos (sin conectarse a la red, así que eso está permitido). Se les unió por un rato y luego regresó a casa, donde tuvo una conversación larga e inusual con su compañero de casa y escuchó algunos discos. Se quedaron hablando hasta las 3 a.m., dijo, y “estaba completamente en el momento y pasándola bien”.

Eso quizá no hubiera pasado con internet, dijo.

Antes de que renunciara a la red, Miller dijo que sus relaciones estaban sufriendo por sus fijaciones digitales: “Muchas veces estoy en la computadora o en mi teléfono y me distraigo un poco con ellos. A veces, me frustro con alguien que está tratando de hablarme porque quizá hay algo que estoy tratando de terminar en la computadora y estoy tratando de tener la conversación. Así que no hago ninguna de las cosas bien”.

Miler dejó de beber de golpe el año pasado, e hizo lo mismo cuando quería dejar el gluten por algunos meses. Es más fácil recorrer todo el camino renunciando completamente a algo que hacerlo en fases, dijo.

Planea pasar una gran parte de su año leyendo algunos de los mejores libros en la historia (descargó una lista de un plan de estudios de la universidad antes de su fecha límite para desconectarse) y escribir más.

Puedes revisar actualizaciones en The Verge, donde publicará entradas diarias dos veces por semana. Y quién sabe, dijo, quizá esto forme parte de un libro.

“Si sale bien también quiero escribir un libro sobre mis experiencias sin internet”, dijo, “pero hasta ahora no he tenido experiencias sin él”.

Bueno, eso está por cambiar.