Ciudad de México (CNNMéxico) — “Cuando la gente comprende que tiene el poder, es cuando cambian las cosas”, dice Dolores Fernández Huerta, activista de origen mexicano, en entrevista telefónica con CNNMéxico desde las oficinas de su fundación en Bakersfield, California.
Casi 48 horas antes, Dolores acudió a la sala este de la Casa Blanca, en Washington, para recibir junto a personalidades como el músico Bob Dylan la Medalla de la Libertad, la máxima distinción civil que otorga el gobierno de Estados Unidos.
En el momento en que Barack Obama le colgó la medalla en el cuello, en medio de aplausos, pensó en todos los latinos que han luchado por la igualdad de oportunidades.
Tras cinco décadas de activismo, Fernández (Dawson, Nuevo México, 1930) admite las mejoras de las condiciones de vida de los hispanos en EU, a diferencia de la década de los 60, cuando ella misma organizó a trabajadores agrícolas en California para que exigieran sus derechos. Sin embargo, “queda mucho por hacer”, advierte.
Uno de los principales retos, según la mujer que creó en 1962 junto al activista César Chávez la Asociación Nacional de Trabajadores del Campo en EU, es concretar la reforma migratoria.
“Nosotros tenemos que hacer más trabajo, porque el presidente no puede hacer la ley, es el Congreso el que tiene que hacer la ley”, según Fernández, de 82 años, en referencia a las críticas hacia la administración de Obama, por no concretar la reforma migratoria que prometió en su campaña de 2008.
“Somos muchos latinos en Estados Unidos, pero lo triste es que muchos no votan, muchos no se hacen ciudadanos. Es la batalla que tenemos. Si toda la gente que puede votar votara, no tendríamos el problema que tenemos ahora”, destaca la activista.
“Todo el mundo sabe que el voto latino tendrá un papel muy grande en estas elecciones presidenciales, pero tenemos que trabajar muy duro para que la gente salga a votar. Tenemos que llevar las marchas que hacemos en las calles a las vecindades, para que la gente se registre para votar y así podremos ganar”, y frenar medidas que afectan a los latinos en estados como Arizona, subraya.
Su perspectiva respecto a los latinos que no acuden a votar coincide con la de algunos analistas. “Uno de los principales problemas de la comunidad hispana es la falta de participación en el proceso democrático”, considera Juan Guillermo Tornoe, autor del blog Hispanic Trending.
Según el Pew Hispanic Center, en las elecciones intermedias de 2010, el 16.3% de la población de Estados Unidos era latina, pero solo el 10.1% de votantes registrados eran latinos. El 7% de los votantes fueron hispanos. El centro señala que el 34% de los latinos no tiene la edad legal para votar (18 años), y un 22.4% no tiene la ciudadanía, así que no puede participar en los comicios.
Esas cifras indican que los latinos son el sector poblacional con el menor porcentaje de personas en condiciones de votar (42.75%), en comparación con los blancos (77.7%), los afroamericanos (67.2%), y los asiáticos (52.8%).
“No tengas miedo”
En sus años de activismo por las minorías, Dolores atravesó capítulos de violencia. “Sufrí una golpiza muy grande de los policías en San Francisco, en 1988, cuando estábamos protestando contra George Bush padre, los policías me golpearon muy feo”, recuerda.
Incluso de una situación como esa, se puede obtener algo bueno, bromea, porque después de interponer una demanda por esas agresiones, la Justicia estadounidense determinó que cada año reciba una compensación monetaria.
“Cuando uno tiene un éxito, vale la pena todo lo que uno tuvo que sufrir para llegar a ese momento”, dice Huerta, con 11 hijos, 16 nietos y siete bisnietos.
“Uno de los momentos grandísimos que pudimos celebrar fue cuando ganamos la amnistía en 1986, con la que legalizamos a 1,400,000 trabajadores del campo, y ese fue un trabajo que hice en el Congreso de Estados Unidos”, relata.
Después de estudiar en la University of Pacific’s Delta College en Stockton, California, Dolores se desempeñó como profesora, aunque abandonó ese puesto al ver que sus alumnos llegaba al salón sin zapatos o hambrientos. A partir de ese momento, se convenció de que podía hacer más por ellos con el activismo en las calles.
“No tengas miedo, no tengas miedo cuando te critique la gente, mientras tú estés haciendo el bien por los demás, eso no importa”, le dijo su madre cuando comenzó en su papel de activista, y recibió críticas por el hecho de ser mujer.
Los hijos de Dolores también se han involucrado en la lucha social, y que incluso en algún momento terminó en prisión con ellos, por participar en protestas. “Es lo bonito, cuando una mujer se involucra en el activismo, eso no solamente se queda con la madre, queda con toda la familia. Es una herencia de justicia social”.
La gente se prende
El legado de esta mujer como organizadora social persiste con la fundación que lleva su nombre en el estado de California. “Nosotros recaudamos fondos, y luego ocupamos organizadores, los entrenamos del mismo modo en que César (Chávez) y yo organizamos la Unión de Campesinos, y los mandamos a los pueblos donde hay mucha gente inmigrante, que habla español, gente trabajadora”.
“Les enseñamos cómo se pueden organizar, cómo trabajar juntos, cómo formar grupo y poner presión a los políticos para lograr lo que ellos necesitan en sus pueblos… La gente, ya que aprende eso, se prende, comienzan a hacer cosas maravillosas”, detalla la mujer, que comenzó a usar el lema “Sí se puede” (Yes, we can), que luego retomaría en su campaña Barack Obama.
La ganadora del premio Eleanor Roosevelt 2008, por su labor en los Derechos Humanos, lamenta que en los canales de televisión en inglés de Estados Unidos solo le lleguen noticias negativas sobre México, respecto a la violencia por el narcotráfico.
Al referirse al país de origen de su familia, asegura que le parece positivo que cientos de jóvenes estén manifestándose en las calles para lograr mejoras en México. “Es muy importante. En todos los países siempre son los jóvenes los que llevan adelante todo. Aquí también los jóvenes del DREAM Act (proyecto para otorgar la ciudadanía a miles de estudiantes extranjeros sin permiso para residir en el país) han sido la vanguardia de todo el movimiento para lograr la reforma de inmigración en Estados Unidos. (Los jóvenes) han tenido un impacto muy grande, y qué bueno que en México están haciendo lo mismo”.