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(CNN) – Brasil y Uruguay, dos de los vecinos más importantes de Paraguay, dijeron el domingo que van a retirar sus embajadores del país por la destitución de Fernando Lugo de la presidencia.

El ministro de Exteriores de Brasil dijo que la medida “se debe a la ruptura del orden democrático en Paraguay” y dijo que va a tratar el tema de la destitución en Mercosur y Unasur.

La decisión responde a la rápida destitución del presidente Fernando Lugo el viernes.

Los procedimientos de destitución parecen haberse realizado acordes con la Constitución de Paraguay, pero algunos presidentes latinoamericanos la están llamando un golpe de estado y se rehúsan a reconocer al nuevo presidente, Federico Franco.

Lugo pasó de ser presidente a un líder caído en desgracia en menos de 48 horas.

El exobispo católico tenía poca popularidad entre los legisladores, y muchos cuestionaron su credibilidad después de que admitió haber concebido al menos dos niños cuando todavía era sacerdote. En total, cuatro mujeres dicen que tuvieron hijos suyos mientras era obispo.

Pero hace nueve días, no había razón para creer que Lugo estaría sin trabajo antes del final de su periodo en agosto de 2013.

Paraguay lo destituyó tan rápido que sus vecinos necesitaron un par de días para saber cómo reaccionar.

Al domingo, Brasil y Uruguay expresan sus preocupaciones.

“El gobierno brasilero condena la destitución expedita” del presidente, dijo el ministro de Exteriores en un comunicado.

“La imposición de un nuevo presidente bajo estas condiciones no es consistente con las prácticas democráticas fundamentales que debemos preservar en la región”, dijo la oficina del presidente uruguayo José Mujica vía el ministro de Exteriores.

Había habido precios intentos de destitución a Lugo, pero los escándalos no habían afectado tanto su posición.

Eso cambió el 15 de junio, cuando la policía y campesinos sin tierras se enfrentaron al este de Paraguay, resultando en 17 muertes.

En respuesta al incidente, Lugo reemplazó al jefe de la policía nacional y al ministro del Interior. El Partido Liberal, que apoyaba a Lugo, quedó indignado cuando supo que el nuevo ministro era de otro partido.

Mientras continuaban las protestas por las muertes, el Partido Liberal anunció el jueves que retiraba el apoyo a Lugo, y ese mismo día se votó la destitución en la cámara baja. La votación a favor de la destitución fue de 76-1.

Al día siguiente, el equipo de defensa de Lugo tuvo dos horas para defenderlo de lo que llamó cargos vagos de incompetencia. El Senado destituyó al presidente con una votación de 39-4.

Eso fue todo.

Lugo dijo que la historia y democracia paraguayas habían quedado “profundamente heridas”.

Otros países latinoamericanos expresaron sus preocupaciones.

“Si de hecho se reconoce que el proceso de destitución se hizo acorde con el procedimiento establecido con la constitución paraguaya, México considera que el proceso no le ofreció al presidente Lugo el espacio y el tiempo para una defensa apropiada”, dijo el ministro de Exteriores de México.

Los presidentes de Venezuela, Argentina, Bolivia, Ecuador y República Dominicana dijeron que no reconocerán a la administración de Franco, y Argentina retiró el sábado a su embajador en Paraguay.

Bolivia “no reconoce a un gobierno que no surja de las urnas y de la voluntad de la gente”, dijo el presidente de ese país Evo Morales.

El presidente de Venezuela Hugo Chávez dijo: “No tengo duda de que han defenestrado de manera ilegítima e ilegal al presidente legítimo Lugo sin darle derecho a la defensa. Ya la sentencia estaba elaborada, sin juicio previo”.

En la noche del viernes, ni un solo líder internacional había llamado a Franco para felicitarlo por haber juramentado en el cargo, le dijo Franco a CNN en Español.

“Desde luego eso me preocupa. Soy consciente de que estoy asumiendo la presidencia en unas condiciones desfavorables”, dijo.

Franco reiteró que la destitución se ejecutó dentro de los parámetros de la constitución, y señaló los amplios márgenes de votación con los que Lugo fue destituido.

“Eso significa que tenemos una posición unánime. El pueblo paraguayo, creo, está satisfecho con la decisión”, dijo.

A pesar del rechazo de los países vecinos, Franco dijo que los contactará y explicará la legitimidad de la salida de Lugo y que busca buenas relaciones internacionales.

Su meta es que Paraguay sea reconocido internacionalmente para el momento en que le entregue el gobierno al nuevo presidente el próximo año.

La mayoría de países que se oponen a la presidencia de Franco pertenecen a la Unión de Naciones Suramericanas, Unasur. Los ministros de relaciones exteriores de ese cuerpo regional viajaron a Paraguay para estudiar el caso.

Los ministro de Unasur “tienen una actitud de respeto por la soberanía de Paraguay, pero también una actitud de respeto por la democracia”, dijo la presidenta brasilera Dilma Rousseff.

Brasil es uno de los vecinos más importantes de Paraguay, y Rousseff se abstuvo de mostrar una posición fuerte en uno u otro sentido debido a los recientes eventos.

“Desde esta situación estoy segura que habrá consecuencias”, fue todo lo que dijo.

En una conferencia de prensa el sábado, Franco dijo que espera que las relaciones con Brasil sigan siendo “armoniosas”, según reportó Agencia Brasil.

Estados Unidos también manejó la situación de una manera neutral.

“Les pedimos a los paraguayos actuar pacíficamente, con calma y responsabilidad, con el espíritu de los principios democráticos de Paraguay”, dijo Darla Jordan, vocera del Departamento de Estado.