(CNN) — El día de su boda, Jessica Port se puso un vestido de colores camello y negro que hacía juego con la camisa abotonada color camello y la corbata estampada de su futura esposa, Virginia Anne Cowan.
Vivían en Washington, pero tomaron vacaciones para casarse en San Francisco en el 2008, ya que California recientemente había permitido el matrimonio entre personas del mismo sexo.
“Éramos como cualquier pareja, genuinamente pensamos ‘esto es lo que busco’”, dijo Port, de 30 años, quien trabaja como consejera en una escuela de educación especial. “No teníamos nada de qué preocuparnos. Estábamos enfocadas en nuestro matrimonio y futuro”.
No tenían idea de que algún día su matrimonio se derrumbaría, y que su divorcio llevaría a cambios radicales en el estatus legal de matrimonios del mismo sexo en Maryland.
En Estados Unidos, las parejas del mismo sexo pueden casarse en seis diferentes estados y otros cinco estados permiten las uniones civiles. Pero si el matrimonio fracasa en un estado que no reconoce el status legal de la pareja, se complican las cosas.
Algunos estados no dan divorcios a personas del mismo sexo que se casaron fuera de la entidad donde residen.
Para satisfacer los requerimientos de residencia una persona que se casó con alguien de mismo sexo tendría que vivir en uno de esos estados durante al menos seis meses, y en algunos casos 24, meses, dependiendo de las leyes locales, dijo Susan Sommar, directora constitucional de litigación en Lambda Legal, que representó a Cowan.
En el caso de Port y Cowan, un juez del estado de Maryland declaró en 2010 que el estado constitucional no reconocía el divorcio, y rechazó la presentación del caso. Ambas eran residentes de Maryland cuando no pudieron disolver su matrimonio, y Maryland no reconocía matrimonios entre parejas del mismo sexo.
Es un predicamento que los abogados como Deborah Wald, de Wald & Thorndal P.C., en San Francisco, califican como estar “atrapado en el matrimonio”.
Wald es la líder del Consejo Nacional de Ley Familiar para el Centro Nacional para los Derechos de Lesbianas, que representó a Port.
¿Cuál es todo el alboroto sobre el divorcio?
Puedes pensar que, si vives en un estado que no reconoce tu matrimonio, no hay necesidad de un divorcio formal.
Pero es importante porque, si una persona tiene un hijo mientras está casada, se presume, por ley, que su pareja es uno de los padres del bebé. También puede significar que ninguno de los cónyuges puede casarse o ser parte de una unión civil con una nueva pareja; ya que eso se consideraría bigamia.
“Esto tiene consecuencias emocionales muy significativas”, dijo Sommer. “El divorcio no es sólo una terminación legal de una relación; también da un cierto tipo de cierre”.
Port temía quedar atada tanto emocional como económicamente a su pareja durante el resto de su vida; quería avanzar. También compró una casa después de que cortaron, y estaba preocupada por sus bienes y su seguro de vida.
“Algunos juzgados estatales dicen: ‘No tenemos el poder por la ley estatal para tomar una decisión sobre una decisión que no nos es permitido reconocer’”, dijo Sommer.
El caso de Port y Cowan llegó al juzgado más alto de Maryland y los jueces decidieron en mayo que las parejas del mismo sexo pueden pedir un divorcio ahí, aunque el matrimonio del mismo sexo no sea legal en ese estado.
“Encontraron que era inconstitucional dejar a las parejas sin solución” para salir del matrimonio, dijo Wald.
¿Cómo es diferente el divorcio entre personas del mismo?
Wald dice que está sorprendida por el número de parejas a nivel nacional de las que ha escuchado que se casan sin haber terminado sus matrimonios anteriores.
Ya que los matrimonios del mismo sexo no están reconocidos a nivel federal, muchos paquetes de retiro no pueden ser divididos tan fácilmente en un divorcio, lo cual crea problemas financieros que no existirían en parejas heterosexuales, dijo Wald.
El tema de la custodia de los hijos agrega dificultades. En las parejas del mismo sexo, con más frecuencia que en las parejas heterosexuales, un hijo puede estar biológicamente relacionado con un padre, pero no con el otro, aunque ambos lo hayan criado juntos desde que nació. Eso crea una dinámica de poder que puede conllevar complejidades legales en un divorcio, ya que los estados varían enormemente en los derechos que otorgan a los padres no biológicos, dice Wald. Agrega que lo ha visto una y otra vez.
Una situación legal borrosa
Wald y otros abogados luchan por obtener, para las parejas del mismo sexo “atrapadas en matrimonio”, un juicio nunc pro tunc, que significa “retroactivo a una fecha anterior”.
Por ejemplo, una mujer fue a la firma de Wald en el 2010 con una nueva esposa, de quien dependía para tener seguro médico. Pero ella había estado anteriormente en una unión civil con alguien más en Vermont, que nunca se disolvió porque California no estaba reconociendo las uniones civiles de otros estados en aquel momento. La firma de Wald convenció a la corte en California de que la unión en Vermont fuera disuelta retroactivamente.
Hay una alternativa llamada “ley colaborativa”, en la que los abogados representan a ambas partes, pero es un proceso muy estructurado de litigación.
Steven Petrow, un autor que escribe sobre asuntos gay, dice que los acuerdos prenupciales pueden ser a veces, la mejor forma de asegurar un “divorcio más fácil” en parejas del mismo sexo.
“Aunque no es terriblemente romántico, pueden ser grandes herramientas de protección para ambos cónyuges si las cosas no salen bien”, dijo en un correo electrónico. “Sólo no esperes hasta el último minuto para decírselo a tu prometido”.
El divorcio como parte de los mismos derechos
Port ve el derecho al matrimonio y divorcio como parte del esfuerzo por igualdad para las parejas del mismo sexo.
Algunos expertos dicen que hay un sentido de culpa agregado a las rupturas de matrimonio de parejas del mismo sexo, porque los defensores han luchado muy duro por el derecho a casarse.
“Muchos de estos primeros matrimonios del mismo sexo son ejemplos a seguir para la comunidad gay; el rompimiento de una relación carga con un peso simbólico añadido”, dice Petrow. “Es casi como si nos decepcionaran, aunque, por supuesto, no es cierto. Pero puede que estos individuos se sientan así”.
Port no siente eso. “Queremos los mismos derechos para casarse y los mismos derechos para divorciarse; el derecho a reconocer y proteger nuestras relaciones como todos los demás”, dijo.
Desde su punto de vista, nadie que defienda los matrimonios del mismo sexo apoya que los matrimonios sigan juntos si genuinamente no están funcionando.
“Es como cualquier otra pareja: algunas lo logran, algunas no”, dijo.
Port y Cowan siguen esperando su divorcio, porque los tribunales de Maryland tienen que revertir la decisión de no disolver su matrimonio. Port ahora tiene una nueva novia y usa un anillo de diamante que simboliza su compromiso con ella, aunque no tienen planes de matrimonio.
Port está contenta de que su caso aseguró la capacidad de que las parejas del mismo sexo de Maryland que se hayan casado en otros estados, puedan divorciarse ahí.
“Todas las parejas en el estado de Maryland tendrán garantizados los mismos derechos, independientemente de dónde se casaron”, dijo. “Estoy agradecida de que mi caso ayudará por lo menos a asegurar algunos derechos y protecciones”.