(CNN) — El 28 de junio de 2007, Nokia era la empresa de teléfonos móviles con el mayor número de ventas en el mundo, las personas dejaban de trabajar al estar lejos de sus computadoras, los teléfonos Android no existían y los ejecutivos de alto rango eran adictos a teclear en sus BlackBerrys.
El día siguiente, el primer iPhone de Apple salió a la venta.
Una nueva forma de interactuar con las computadoras
En 2007, éramos personas con habilidad para escribir mensajes de texto codificados a velocidades increíbles en teclados numéricos y físicos. El iPhone no tenía ninguna de estas características, en lugar de eso ofrecía un teclado táctil.
Fue un movimiento clásico de Apple hacia la facilidad de uso, y ayudó a llevar un pedazo de computación a una audiencia completamente nueva, que incluyó tecnofóbicos, niños, personas mayores, y con discapacidad visual o auditiva.
De repente, los usuarios podían navegar en sus teléfonos con unos cuantos movimientos de sus dedos. Los niños intuitivamente parecían saber cómo usarlo. Y el teléfono marcó el comienzo de una nueva ola de dispositivos de pantalla táctil.
La falta de un teclado físico fue la primera queja de muchos críticos contra el iPhone. Aun así no asustó a los clientes, y Apple vendió un millón de iPhones en menos de tres meses. La velocidad de escritura en él todavía no podía competir con un par de tecleos en la BlackBerry en su mejor momento, pero el software de predicción de texto, revisión de ortografía y, después, la opción de cortar y pegar lo hicieron una alternativa utilizable.
En octubre pasado, Apple trató de aumentar las ganancias con la presentación de su asistente de voz, Siri. Esta tecnología incitó a los usuarios a decir comandos y preguntas en lugar de teclearlas en la pantalla.
El ascenso de las aplicaciones
La función más formidable de Apple no era esa pantalla táctil de vidrio expandible y resistente. Era el sistema operativo móvil, el iOS, y la App Store, que fue lanzada un año después, en 2008, lo que convirtieron al iPhone en, bueno, lo que quisieras que fuera.
El dispositivo original fue suficientemente útil; era entregado con aplicaciones integradas de Apple para revisar internet, el clima, correo electrónico, textos, acciones en la Bolsa, calendarios y la hora. Pero cuando la App Store abrió, las personas de repente tenían acceso a un arsenal de apps bien diseñadas de terceros y otros desarrolladores podían construir una variedad asombrosa de aplicaciones personalizadas.
Con la aplicación correcta, un iPhone podía rastrear el sol, sincronizar listas de compras, ser una máquina de tambores, hacer reservaciones en restaurantes, funcionar como una máquina registradora. Mientras tanto, los anuncios de televisión de Apple hicieron que la frase “hay una aplicación para eso” se volviera una expresión repetitiva y un cliché en los titulares.
En el estilo clásico de Steve Jobs, Apple tomó un control completo de las ventas y del ecosistema de aprobación de aplicaciones. Las aplicaciones debían ser aprobadas por Apple antes de ser vendidas, lo que significa una menor cantidad de spam y virus para los clientes. También significa que la empresa puede rechazar aplicaciones a su antojo (digamos cuando una función compite con un producto de Apple), para disgusto ocasional de la comunidad de desarrolladores.
La App Store también ha creado una nueva minieconomía. Apple ha pagado más de 5.000 dólares a desarrolladores, y eso es después de tomar un 30% de todas las ventas de aplicaciones. Actualmente hay más de 650.000 aplicaciones móviles disponibles en la App Store, que tienen un costo desde cero hasta 1,000 dólares para aplicaciones de negocios especializadas.
Internet 24/7
El iPhone marcó el comienzo en una era en la que internet está presente todo el tiempo. Para bien o para mal difuminó las líneas entre el trabajo y la vida en casa, hizo a la comunicación un hábito de todo el día, y dio lugar a una serie de reglas nuevas sobre cuándo y cómo sería apropiado utilizar los smartphones.
El teléfono, cuyo precio después fue de 200 dólares o menor, dio a los usuarios acceso instantáneo a una multitud de maneras para comunicarse: mensajes de texto, correos electrónicos, Twitter, Instagram, Gridr, Foursquare, Facebook, FaceTime.
Los teléfonos móviles tenían acceso a internet limitado antes del iPhone, pero el navegador del dispositivo fue una mejora enorme, mostrando páginas web de manera más parecida a como se veían en una computadora de escritorio.
Toda esta conectividad trajo un nuevo trastorno: adicción al smartphone. Un estudio reciente realizado por el sitio Gazelle mostró que el 15% de los encuestados preferiría renunciar al sexo que salir sin su iPhone un fin de semana. Ese tipo de estadísticas excitantes no son sorpresivas para alguien cuyo iPhone es lo último que ve en la noche y lo primero que revisa en la mañana.
Activismo en cadena
Mientras Apple creció de ser una empresa con desventaja hasta la empresa más grande del mundo por capitalización del mercado (ganó 108.000 millones de dólares en 2011), su cadena de fabricación fue impulsada a límites más y más grandes; y puso a la empresa en el centro de atención. Las plantas de Foxconn en China que producen los iPhones, iPads de Apple y otros productos fueron acusadas por la prensa y por grupos activistas por sus malas condiciones de trabajo, largas jornadas y bajos salarios.
Aunque fue malo para Apple, la controversia atrajo mucha atención a las cadenas de suministro de electrónicos. La planta Foxconn fue señalada por manufacturar productos de Apple, aunque también ensambla productos para otras empresas de electrónica importantes incluyendo a Microsoft, Nintendo, Sony e Intel.
Para sofocar la reacción, las empresas más grandes de tecnología están sintiendo la presión y cambiando su forma de operación. Cuando asumió el control como CEO de Apple, Tim Cook, acordó aceptar que un tercero, la Asociación Laboral Equitativa, auditara sus fábricas y entregara un reporte con cualquier problema encontrado. Y justo esta semana, Google reveló un nuevo dispositivo de control, el Nexus Q, que fue hecho en Estados Unidos.
Revivió la industria
El iPhone pudo haber ayudado a matar a la BlackBerry, pero dio luz a un nuevo género reforzado de dispositivos móviles. Google lanzó su propio sistema operativo móvil más amigable, Android. Microsoft quiso competir con su sistema operativo Windows Phone. La mayoría de las empresas grandes de teléfonos móviles ahora producen smartphones de pantalla táctil.
Algunos podrían decir que el iPhone y su primo, el iPod Touch, ayudaron a propagar a la iPad, con su interfaz idéntica de pantalla táctil. El exitoso dispositivo nació en 2010 y rápidamente creó un nuevo mercado de gadgets, dejando a sus rivales luchando para ponerse al día. Ahora Amazon, Google y Microsoft tienen tabletas nuevas o a punto de salir.
Cinco años después de que el iPhone llegara al mercado; y a la cultura, la industria tecnológica como un todo está en auge e innovando. Probablemente no pasarán cinco años antes de que la próxima innovación sacuda al mundo de la tecnología de nuevo.