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Por Val Wadas-Willingham

(CNN) — Los niños que nacen en una familia con mascotas peludas parecen ser más capaces de protegerse de ciertas enfermedades.

Un estudio reciente en Finlandia encontró que los bebés que tienen un perro o gato cercano durante su primer año tienen menos y menores problemas de salud que los pequeños sin mascotas.

Para realizar el estudio, publicado en la edición del próximo mes de la revista científica Pediatrics, se observó a 397 niños desde su nacimiento hasta su primer año de edad, y se señaló el número semanal de contactos que tuvieron con un perro o gato cada semana.

Aunque es bastante común ver a recién nacidos con problemas respiratorios menores e infecciones en los oídos, los investigadores encontraron que los bebés que tuvieron mayor interacción con animales parecían tener menos de estos problemas, e incluso cuando estaban enfermos necesitaban menos medicamentos.

A pesar de que los bebés que viven con gatos seguían estando protegidos, su protección no era tan fuerte como la de los bebés que vivían con perros.

Y los niños que vivían en casas en las que los perros entraban y salían de la casa más a menudo parecían tener el menor riesgo de infecciones.

Aunque los médicos reconocen que se necesitan más investigaciones, dicen que hay algo en los animales que afecta el sistema inmunitario de los bebés, lo que puede protegerlos contra ciertas infecciones típicas de la infancia.

Las personas que tenían perros que en su mayoría se mantuvieron en el interior de la casa parecían tener menos protección de la enfermedad, dijo el médico Eija Bergroth, pediatra en el Hospital de la Universidad Kuopio, en Finlandia, y coautor del estudio. “Especulamos que mientras más tiempo está afuera el perro, más suciedad (y microbios) podría traer al interior”.

¿Y qué tiene que ver la suciedad con mantener saludable a un bebé?

“Los microbios en la suciedad podrían de alguna manera estimular el sistema inmunitario del niño, y las respuestas inmunitarias a los virus respiratorios y bacterias, podrían estar más compuestas después”, dijo Bergroth. “O podría tener algo que ver con el perro en sí como un animal, como la caspa, pero esto tampoco es seguro”.

Los investigadores no pudieron analizar objetivamente si los niños de las ciudades tenían diferentes resultados que los de áreas rurales o suburbanas. Debido a que las condiciones de vida pueden impactar a los microbios en la suciedad, los niños en condiciones diferentes podrían mostrar efectos diferentes.

De acuerdo con los autores, los niños en el estudio son observados como parte de un estudio más grande, principalmente concentrándose en alergias. Así que puede haber una posibilidad, dijeron, de analizar el efecto en infecciones respiratorias más tarde, a medida que los niños crecen.