Por Mike Coots, especial para CNN
(CNN) – La última serie de ataques mortales de tiburones en Australia Occidental está creando un clima de miedo que podría deshacer una muy importante ley ambiental que protege al gran tiburón blanco.
El fin de semana pasado, el surfista de 24 años Ben Linden fue atacado por un gran tiburón blanco cerca a Perth, volviéndose la quinta víctima en esa costa en los últimos 10 meses. En respuesta, el ministro de Pesca de Australia Occidental, Norman Moore, prometió escribirle al gobierno federal “para saber si ha habido actualización en el estatus de los tiburones blancos y el nivel de sostenibilidad en que el Gobierno Federal eliminará la protección”. Si el señor Moore logra su cometido, cientos si no miles de tiburones serán sacrificados en Australia. Yo tengo un problema con eso.
Sí, me duele la pérdida de las familias y amigos de las víctimas de estos eventos trágicos, y de ninguna manera subestimo el dolor y la tristeza que un ataque tiene sobre toda una comunidad.
Lo sé, pues perdí mi pierna y casi mi vida después de ser atacado por un gran tiburón tigre en Hawái. Pero creo que estos depredadores juegan un papel muy importante en la salud de nuestros océanos, y me opongo vehementemente a cualquier tipo de caza o programa de sacrificio selectivo de tiburones. Voy a explicar por qué.
Con la pesca del gran tiburón blanco, seguramente habrá capturas incidentales de muchas otras especies de tiburones que nunca han atacado a las personas. En Hawái hicieron un programa de sacrificio selectivo de tiburones en los años sesenta y setenta, y 4.688 tiburones fueron asesinados. Sólo 554 eran de la especie que se buscaba sacrificar, el tiburón tigre.
Si un juez condena a pena de muerte a un criminal junto a ocho inocentes, ¿sería eso justicia? ¿Y si el criminal culpable fuera hallado culpable sólo porque pertenecía a la misma raza del sospechoso del crimen? Este tipo de raciocinio no tiene sentido, y de seguro no contribuye a resolver el crimen.
Se ha demostrado en estudios científicos que los tiburones blancos no son territoriales. El tiburón que atacó a Ben Linden está probablemente a muchos kilómetros de distancia, posiblemente en las aguas de otro país. Las probabilidades de que un programa de sacrificio selectivo capture al mismo animal responsable de alguno de los ataques es muy pequeña.
Los tiburones, depredadores dominantes en el mar, necesitan por naturaleza moverse para ser cazadores eficientes. El elemento de sorpresa es su arma, y si están en la misma zona por mucho tiempo los peces se asustan y pierden una comida fácil. Moverse les asegura una forma más eficaz de consumir comida. Se sabe que los tiburones blancos estudiados en la costa del noroeste de Australia viajan a Sudáfrica y se ha registrado que han viajado más de 19.000 kilómetros en apenas nueve meses.
En Australia, el gran tiburón blanco es protegido tanto por la ley doméstica como la internacional, habiendo sido considerado como “vulnerable” por la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza en 1996. En 2002, con el aporte de científicos, ambientalistas, pescaderías y pescadores, el gobierno de Australia inició el Plan de Recuperación del Tiburón Blanco. Esta ley llevó mucho tiempo en ser establecida, y deshacerla podría amenazar el ecosistema marino.
Cualquier biólogo marino te diría que una población sana de tiburones significa un ecosistema marino sano. Los tiburones son anteriores a los dinosaurios, y millones de años de evolución los han posicionado en un papel crucial y vital como un depredador en la cima de la cadena alimenticia. La eliminación de depredadores puede causar un efecto cascada que desestabiliza toda la cadena alimenticia marina y, por ende, a nuestros océanos.
Los tiburones blancos se demoran en madurar y tienen muy pocos hijos, así que cualquier tipo de programa de sacrificio, incluso si se hace por un tiempo limitado, pondría su existencia en peligro.
Por lo que he conocido sobre Ben Linden, toda su vida giraba en torno al océano. También la mía. Y también para millones de otras personas en todo el mundo que surfean, pescan, nadan, bucean y se sienten más cómodas en el agua que en la tierra. El océano es una red compleja de vida marina, con muchas especies siendo llevadas a la extinción año tras año. Para que los humanos y tiburones coexistan debemos respetar su lugar en la Tierra.