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TAMPA, Florida (CNN) — Los desafíos a los que se enfrenta Mitt Romney en la Convención republicana convergen en lo que sus principales asesores consideran su objetivo principal: mejorar los resultados de su “imagen”, es decir, la forma en que los electores lo consideran en aspectos como simpatía, empatía y en la comprensión de los apuros por los que pasa la clase media.

Cuánto interfiere el huracán Isaac con el cuidadoso guión del equipo de Romney es una pregunta sin resolver. A pesar de que ya cancelaron un día de la convención y rearmaron la agenda de los demás días, los organizadores han mantenido públicamente un aire de confianza de que pueden lograr los objetivos a pesar de las interrupciones y distracciones.

Sin embargo, existe una sensación en privado de frustración entre algunos de los principales asistentes y asesores de Romney, con el temor de que el huracán robe gran parte de la atención de la audiencia estadounidense.

Pero tampoco hay duda de la oportunidad que representa la convención para el exempresario mormón: pocos republicanos de los que llegaron a su convención de hace cuatro años pensaban que el triunfo era una posibilidad real; los que están en Tampa, incluso los que tienen reservas sobre Romney, saben que el presidente Barack Obama es altamente vulnerable.

Por los números, la contienda está lo más cerrada posible, un empate técnico en las encuestas nacionales, y nueve estados “indecisos”, según un análisis de Colegios Electorales hecho por CNN que, por el momento, muestran al presidente con una ventaja, pero que también da a Romney varios caminos creíbles para lograr conseguir 270 colegios y, de esta manera, la victoria.

Sin embargo, Romney debe utilizar su convención para cambiar las posturas políticas que convierten la campaña en una contienda imposible de pronosticar, a pesar de que Estados Unidos se encuentra en un momento económico adverso, en los que los republicanos suelen lograr ventaja.

En la situación de Romney, hay que considerar tres brechas que suponen un lastre para su candidatura: la brecha de la empatía, la brecha de género, y lo que bien podría denominarse los fantasmas de Massachusetts.

La brecha de la empatía: Romney tiende a tener una ventaja cuando se le pregunta a los votantes cuál de los candidatos manejaría mejor la economía. Esa pregunta es, por mucho, la principal inquietud de los votantes.

Sin embargo, Obama va sistemáticamente a la cabeza, y por un margen más o menos amplio, ante la pregunta sobre quién de los candidatos comprende lo que les inquieta.

En nuestra más reciente encuesta elaborada por CNN/ORC International, Obama tiene una ventaja de 53%-39% cuando a los posibles votantes a nivel nacional se les preguntó cuál candidato creen que entiende mejor a la clase media.

En una contienda tan cerrada, si los votantes están divididos entre los candidatos, entonces la confianza y la simpatía entran en juego; Romney debe reducir esta brecha de empatía si quiere sacar el máximo provecho de las grandes dudas que existen sobre la administración económica del presidente.

La brecha de género: Romney saca la ventaja entre los votantes masculinos y padece de un déficit entre el electorado femenino.

Por ejemplo, en esa misma encuesta, la fórmula Romney-Ryan tiene una ventaja nacional de 10 puntos porcentuales entre los hombres, pero está 12 puntos porcentuales detrás de la fórmula Obama-Biden entre las mujeres.

Cuando George W. Bush ganó su segundo mandato en 2004, en unas elecciones relativamente reñidas, contaba con una ventaja de 11 puntos porcentuales entre los hombres y sólo con una desventaja de tres puntos porcentuales entre las mujeres.

Dada la sólida posición en la que se encuentra Obama entre los votantes afroestadounidenses y los latinos, cerrar la brecha con las mujeres blancas que viven en los suburbios y en las afueras de las ciudades es una prioridad fundamental para Romney en la convención.

Los fantasmas de Massachusetts: A Romney no le gustará la comparación, pero si hace lo que sus colegas Michael Dukakis y John Kerry (ambos de Massachusetts) no hicieron, entonces aprenderá las lecciones de sus derrotas.

Al igual que le pasó a Dukakis en 1988, Romney llega a su convención visto como un hombre talentoso y competente; más como un tecnócrata que como un ideólogo.

Dukakis salió de su convención con ventaja en las encuestas, pero al pensar que la tenía ganada, no hizo mucho, mientras el equipo de campaña de George H.W. Bush lo retrató como alguien alejado de la izquierda predominante entre los estadounidenses.

Ahora, el equipo de campaña de Obama intenta colocar la fórmula Romney-Ryan lo más a la derecha posible de la corriente predominante, en temas que van desde el Medicare hasta el derecho al aborto.

Exorcizar los fantasmas de Kerry está conectado con cerrar la brecha de la empatía. Como Kerry en 2004, Romney es visto por una gran parte del electorado como alguien elitista y distante, incluso indiferente.

El equipo de campaña de Obama y sus aliados súper PAC gastaron millones de dólares este verano para crear esa imagen de Romney. Para incrementar sus probabilidades de triunfo en noviembre, el gobernador debe utilizar los reflectores de la convención para mejorar lo que los votantes piensan de su historial en los negocios, y demostrar que la compasión tiene un papel en su toma de decisiones.

El discurso de Ann Romney es una parte fundamental del esfuerzo de Romney por reiniciar las cosas. También lo es la presentación de 15 minutos que ofrecerá la noche del jueves el senador republicano por Florida, Marco Rubio. este dijo a CNN que mostraría al país cómo Romney es un “modelo a seguir” por la forma en que mezcla de maravilla su papel de esposo, padre y abuelo con su carrera empresarial y política.

El principal público de Romney son los estadounidenses que lo ven desde casa, sobre todo los votantes indecisos y a los que puede convencer en los estados clave. Pero también tiene algo de lo cual convencer en el salón de convenciones de Tampa.

En nuestra encuesta más reciente, el 69% de los republicanos dijo que el partido debería apostar por Romney; el 30% dijo que a alguien más.

Romney se encuentra en mejor posición con su partido y sus delegados de la convención que en la que tenía McCain hace cuatro años. En ese entonces, el 57% de los republicanos dijo que McCain debería ser postulado a la candidatura, mientras que el 42% quería que fuera alguien más.