A las parejas de homosexuales en Brasil ahora suma el primer trío "casado" legalmente.

Por María Martín

SAO PAULO (CNNMéxico) — Una cajera de 26 años, una auxiliar administrativa, de 33, y un arquitecto de 34 años acaban de dar un vuelco al concepto de familia brasileña. Cláudia Nascimento Domingues, abogada y notaria del estado de Sao Paulo, ha convertido en oficial el amor que se profesan y ha inscrito a los tres en una unión poliafectiva, el equivalente a la pareja de hecho que, desde 2003, rige las uniones civiles en Brasil.

El contrato, firmado en febrero, les reconoce como familia, vela por el patrimonio de cada uno de sus miembros y establece los derechos y deberes de su convivencia. Además refleja la voluntad común de que sea el hombre el que administre los bienes de los miembros de ese nuevo hogar.

Tras seis meses de convivencia en un apartamento de Río de Janeiro, estos tres brasileños y la notaria que ha plasmado por escrito su relación han sentado un precedente único en Brasil. El debate, moral y jurídico, está servido.

Mientras Nascimento, que prepara una tesis sobre las familias poliafectivas, defiende que no ha inventado nada que no existiese, los sectores más conservadores rechazan la legalidad de esa unión que consideran poligámica y prohibida.

“Solo estamos documentando lo que siempre existió. No creamos nada nuevo, esas personas ya vivían juntas y solo querían tener un reconocimiento público”, defiende la abogada, que mantiene que no hay ley ni artículo en la Constitución brasileña que impida a más de dos personas establecerse como familia. De hecho, el contrato, al que ha tenido acceso CNNMéxico, hace referencia a la “laguna legal” que existe ante los modelos de unión afectiva múltiples.

Como reconoce Nascimento, “la mitad de la sociedad brasileña se ha escandalizado” con este episodio. “Como con cualquier novedad, Brasil es un país de origen católico donde la Iglesia es bastante fuerte. Estamos aún en una fase de aprendizaje, pero las novedades en cualquier lugar del mundo sirven para aprender. Hasta hace muy poco en Brasil no podía hablarse de divorcio y ahora cualquiera puede separarse ante un notario”.

“Tres son multitud”

Con la Constitución en una mano y el teléfono en otra, el jurista constitucional y profesor honorario de la Universidad Mackenzie, Ives Gandra Martins, rechaza de plano la hazaña de Nascimento.

“No puede otorgárseles nunca un estatus de familia. Ellos pueden vivir juntos, pero no pueden ser considerados una unidad familiar normal que el Estado deba proteger. Puedo estar de acuerdo en que su situación es una realidad que existe, pero el Estado no puede darles la misma dignidad que le da a un hombre y a una mujer, que son los únicos que constituyen una unión natural”, defiende con tono grave el jurista. Gandra también rechaza la idea de considerar a los matrimonios homosexuales una unidad familiar.

Según Gandra, “en cualquier momento esa decisión [la de inscribir a los tres amantes] puede ser recurrida ante los tribunales por cualquier entidad que considere que se está actuando contra la moral” y provocar que el Tribunal Supremo acabe decidiendo sobre la legalidad del asunto. Para el jurista esa unión “poligámica”, que califica de harén, “atenta contra la moral pública, social y familiar”. “La familia está considerada la base de la sociedad brasileña”, remarca.

No parece que vaya a ser la Iglesia quien lleve a los tribunales esta polémica unión. El obispo y presidente de la Comisión Episcopal para la Vida y la Familia, João Carlos Petrini, responde al teléfono sin saber nada sobre el asunto, pero descarta una acción legal para defender su postura. “Creo que ese papel le correspondería al Ministerio Público que tiene la tarea de velar por el cumplimiento de las leyes. No es una cuestión de la Iglesia contra una notaria o una pareja, debe ser la sociedad brasileña la que busque restablecer el orden”.

“Últimamente se oye hablar de una poligamia a lo largo del tiempo, en la que el hombre mantiene varias relaciones simultáneas a lo largo de su vida, pero es una poligamia velada. Una cosa es casarse y tener otra relación clandestina y otra cosa es darle una legitimidad”, defiende el obispo que cree que “el individualismo llevado a sus últimas consecuencias abre espacio a la arbitrariedad”.

“La persona puede hacer lo que quiera en su vida privada, pero no puede recibir la legitimación que corresponde al ordenamiento jurídico. Hoy en día esa unión carece de fundamento. Esta no es una decisión que pueda abrir caminos a otras opciones semejantes”. El obispo suelta una sonora carcajada al ser preguntado si no cabe excluir la palabra poligamia al tratar la relación del trío: “Podemos inventar palabras, como hacía Orwell en su novela 1984, pero en cualquier lengua del mundo poligamia significa varias mujeres viviendo con un hombre”.

Nascimento en este punto, reivindica que, en ningún caso, se trata de un hombre conviviendo con dos mujeres sino “tres adultos solteros que deciden mantener una vida en común”.

El Colegio Notarial de Brasil no ha querido vincularse a la decisión de la abogada. Nada más entrar en su página web, una nota de su presidente advierte de que los notarios en Brasil actúan bajo su responsabilidad e independencia y de que la institución nunca ha sugerido tal actuación a su colegiada.

“En Brasil cada notario tiene su propia forma de trabajar, cada uno puede hacer lo que quiera. No creo que esa unión pueda ser anulada dado que no se trata de una unión estable, sino de una unión civil, de sociedad. La misma a la que acudían los gays antes de que se aprobasen las parejas de hecho homosexuales”, explican desde el departamento de prensa del Colegio.

“¿Qué significa una unión estable? Que tiene estabilidad, que no es algo pasajero. En mi concepción jurídica, en este caso estamos hablando de una unión estable. No se trata de un noviazgo, son una familia”, defiende Nascimento.

“En mi modesta opinión, continúa la abogada, esa es una forma políticamente correcta de decir que no aceptan esa unión porque tienen prejuicios, del mismo modo que los tenían de las uniones homosexuales. No se quiere reconocer que es una familia porque culturalmente la sociedad aun no lo permite”, mantiene.

El Instituto Brasileño de la Familia sí se ha posicionado a favor de Nascimento. Su vicepresidenta, Maria Berenice, defiende la “necesidad de entender la realidad tal y como es”. “Ese tipo de familia es algo que siempre ha existido: el hombre tiene una mujer y además una familia paralela y cuando ocurre cualquier cosa al hombre, son las mujeres las que quedan desprotegidas”, explica recordando un caso en el que una mujer que mantuvo una relación clandestina con un hombre casado durante 32 años acabó casi en la indigencia tras la muerte de su amado y padre de sus hijos.

“La respuesta de la justicia brasileña es punitiva con la mujer a la hora de reivindicar sus derechos”, mantiene Berenice, convencida de que este paso supone una protección mayor no solo de ese tipo de uniones sino de las mujeres.

“¿Por qué una familia no puede ser de tres? Esa idea sacralizada de familia compuesta por hombre y mujer dispuestos a reproducirse no se identifica más con la realidad actual”, reivindica Berenice.

Revolución en los hogares

El paso dado por estos tres brasileños llega en un momento crucial en la concepción que los brasileños tienen de la familia. Por primera vez en la historia, el modelo de matrimonio con hijos ha dejado de ser mayoritario en los 57 millones de hogares del país, según los últimos datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Los nuevos tipos de familia (madres solteras, padres solos que se hacen cargo de sus hijos, matrimonios sin hijos, uniones homosexuales…) representan un 50,1% de los domicilios.

Los datos publicados representan un importante cambio en la sociedad brasileña. Si en 1980 un 75% de los hogares estaba formado por familias tradicionales (matrimonio con hijos), en 2010 la cifra se ha rebajado hasta el 49,9%. Le siguen los matrimonios sin descendencia (16%), las madres solteras (15,5%), los hombres y mujeres que deciden vivir solos (12,2%).