(CNN) — La muy anticipada memoria de un militar estadounidense que ayudó a matar a Osama bin Laden llegará a los estantes este martes a una audiencia ávida que preordenó el libro de tal manera que lo convirtió en el mejor vendido en Amazon durante dos semanas.
Pero hay un grupo que podría no estar muy emocionado con leer una copia de No Easy Day: The Firsthand Account of the Mission That Killed Osama bin Laden.
La semana pasada, el Pentágono amenazó con tomar acciones legales contra el exmilitar que escribió el libro.
En una carta dirigida a Mark Owen, el pseudónimo del autor del libro, Matt Bissonnette, el consejero general Jeh Charles Johnson afirmó que el autor violó los acuerdos de secrecía y la ley federal.
“A juicio del Departamento de Defensa, usted está efectuando una violación material y violando el acuerdo de privacidad que firmó. Más diseminación pública de su libro agravará su violación”, escribió Johnson.
El abogado de Bissonnette, en respuesta, afirmó en una carta la semana pasada que el autor “pidió asesoría legal sobre sus responsabilidades antes de aceptar publicar su libro y escrupulosamente revisó el trabajo para asegurarse que no se diera a conocer cualquier material que pudiera violar el acuerdo de confidencialidad o poner a sus excamaradas en riesgo”.
No está claro cómo procederá el Departamento de Defensa luego de la publicación del libro, o si esto causará una batalla legal.
La controversia no ha extinguido la alta demanda por la memoria.
El editor, Dutton, planeaba originalmente publicar 300.000 copias, pero luego de la demanda, incrementó el número a 575.000.
En el libro de 336 páginas, Bissonnette escribió sobre sus preocupaciones de que bin Laden peleara, luego de que uno de los helicópteros de los estadounidenses se estrelló dentro del complejo.
“Habían pasado 15 minutos y bin Laden tuvo tiempo suficiente para ponerse un cinturón con explosivos o tomar su arma”, dice en el libro.
Bin Laden no vestía un cinturón cuando murió. Sus dos armas, de acuerdo con Bissonnette, se encontraban dentro de la habitación y no fueron tocadas.
Luego de que se estrelló el helicóptero y una dura lucha contra las defensas del complejo, Bissonnette y otros militares estaban casi cerca del techo del complejo, donde según la inteligencia, bin Laden podría encontrarse.
“Estabamos a menos de cinco pasos de llegar a la parte más alta cuando escuchamos disparos, bop, bop”.
Uno de sus compañeros “había visto a un hombre asomándose por una puerta en la parte derecha de un pasillo unos metros de él. No podría decir desde mi posición si la ronda de disparos dieron en el blanco. El hombre desapareció dentro de un cuarto oscuro”.
El hombre que se asomó por la puerta recibió disparos pero aún se movía cuando los militares entraron al cuarto, donde agonizaba mientras se convulsionaba.
“Otro atacante y yo dirigimos nuestros lásers a su pecho y disparamos varias veces. Las balas entraron en él, golpeando su cuerpo contra el piso hasta que dejó de moverse”.
Pero hay preguntas sobre a quién mataron. Una de las tareas de Bissonnette era fotografiar el cuerpo.
“Era extraño ver esa infame cara de cerca. Tendido enfrente de mí estaba la razón por la que habíamos peleado la última década. Era irreal intentar quitar la sangre del hombre más buscado en el mundo para que pudiera tomar la foto. Me tenía que enfocar en la misión, necesitamos fotografías de buena calidad”.
Bissonnette dijo que tiene sentimientos encontrados sobre el presidente Barack Obama, que ordenó la operación.
“Ninguno de nosotros éramos grandes fanáticos de Obama. Lo respetábamos como comandante en jefe del Ejercito y por darnos luz verde para la misión”, escribió el militar que tenía 36 años y era jefe cuando dejó la Armada con altas condecoraciones en abril pasado.
Ashley Fantz y Lateef Mungin contribuyeron con este reporte.