Mientras dormimos, mejora nuestra habilidad de hacer asociaciones.

Por Rose Hoare

(CNN) — Cuando nos metemos a la cama en la noche, no lo hacemos pensando en trabajar extra mientras dormimos.

La mente inconsciente ha sido apreciada durante mucho tiempo como fuente de creatividad que ha dado vida a algunos de nuestros más grandes descubrimientos científicos, invenciones y obras de arte. Pero los estudios científicos muestran que también es una fuente inagotable en lo que se refiere a procesar cantidades inmanejables de información.

Cuando se toman decisiones complejas que requieren que ponderemos múltiples factores, algunos investigadores creen que podemos beneficiarnos de aprender a combinar nuestras deliberaciones conscientes con procesamiento inconsciente.

La idea de que solo utilizamos un pequeño porcentaje de nuestra capacidad cerebral es “completamente ridícula”, de acuerdo con Maarten Bos, quien investiga la toma de decisiones y la mente inconsciente en la Escuela de Negocios de Harvard, en Estados Unidos. “Utilizamos nuestro cerebro todo el tiempo”, dice.

Tendemos a considerar el tiempo que pasamos durmiendo como un periodo mentalmente inactivo. Pero el sueño está asociado con un mejor funcionamiento de la memoria, y se ha mostrado que particularmente el sueño “de ondas lentas” mejora nuestra habilidad de hacer conexiones mentales y de integrar información no asociada.

Este tipo de trabajo pesado mental durante el sueño puede ser útil para descubrir soluciones creativas a problemas y podría ayudar potencialmente a combinar factores en una forma que nos permite tomar decisiones, dice Bos.

“Dormimos de un cuarto a un tercio de nuestras vidas”, dice Bos. “Sólo imagina cuán grandioso sería si pudieras utilizar ese tiempo en una forma que no perturbe.

“A muchas personas no les gusta su trabajo, pero si luchas con algo y puedes ayudar, sin estar despierto, a tu mente a procesar información, eso realmente sería muy impresionante”.

Según la Teoría del Pensamiento Inconsciente, la mente consciente es buena organizando información en conformidad con reglas, y realizando maniobras de precisión, como las aritméticas. Pero comparada con la mente inconsciente, es de “baja capacidad” (sólo podemos pensar conscientemente sobre un cierto número de factores a la vez) y más propensa a ser distraída o engañada por factores irrelevantes.

En comparación, la mente inconsciente es buena sintetizando grandes cantidades de información, y privilegiando consideraciones importantes sobre las triviales.

En un experimento conducido por Bos y Ap Dijksterhuis en la Universidad Nijmegen, en Holanda, con Loran Nordgren, de la Escuela de Administración Kellogg, se le pidió a un grupo de sujetos que escogiera el mejor de 12 departamentos, y les dieron seis reglas (como que la renta no debía superar los 2,000 dólares al mes y que debía permitir perros).

Aquellos a quienes se les dieron cuatro minutos para considerar su decisión eligieron departamentos que se ajustaron a las reglas el 75% de las veces, pero seleccionaron el mejor departamento sólo el 29% de las veces.

Quienes deliberaron durante dos minutos y después fueron distraídos durante dos minutos, escogieron un departamento que respetaba las normas el 44% de las veces, pero identificaron el mejor departamento con el mejor conjunto de atributos el 58% de las veces.

Esto puede sonar profundamente misterioso, pero la mayoría de nosotros probablemente esté familiarizado con el sentimiento de llegar a una decisión por medios inconscientes.

“Digamos que quieres comprar una casa”, explica Bos. “Entras y se siente bien. Este es el lugar donde crees que quieres vivir. A veces hay cosas que no son fácilmente verbalizadas, y ahí es donde actúa tu mente inconsciente”.

Quizá el agente de bienes raíces horneó galletas antes de que llegaras. Quizá estás cansado de ver casas. Pero la investigación de Bos sugiere que algunos instintos son el resultado de que el inconsciente identificó correctamente la mejor opción.

Bos explica que puedes utilizar activamente este tipo de intuición como una herramienta para tomar decisiones.

“Comienzas tomando toda la información. Después, te distraes. Luego, lo que sea que se sienta bien, esa es la opción que tomas”, explica. “Pero después de eso, revisas los hechos. Una casa puede sentirse realmente bien cuando estás ahí, pero podría estar construida sobre desechos tóxicos”.

Un creciente conjunto de investigaciones sugiere que los sesgos cognitivos consistentemente nublan nuestro juicio, y que consistentemente sobreestimamos nuestra destreza analítica.

El psicólogo Daniel Kahneman, Premio Nobel de Economía en 2002 y autor de Thinking Fast and Slow (Pensando rápido y lento), explora cómo los procesos de nuestro pensamiento consciente son susceptibles a ser perturbados por influencias irracionales y subconscientes.

Distinguió dos modos de pensamiento: el sistema 1, que es “rápido, automático, sin esfuerzo, asociativo, y difícil de controlar o modificar”, y el sistema 2, que es “más lento, serial, lleno de esfuerzo, y deliberadamente controlado… relativamente flexible y potencialmente regido por reglas”.

“Creemos que está incompleto”, dice Bos, “porque también hay un proceso lento e inconsciente, y de eso es lo que hablamos”.

“Las decisiones viscerales son realmente rápidas e influenciadas por todo tipo de cosas, como los estereotipos, o que te guste lo primero o lo último que ves”, explica. “Hay una diferencia entre esas, y un proceso más lento y deliberado que ocurre subconscientemente”.