PorRebecca Sinderbrand
Charlotte, Carolina del Norte (CNN) – Cuando el presidente Barack Obama subió al escenario este jueves, no competía solamente con los fantasmas presentes de las convenciones, sino también con la actuación de Mitt Romney la semana pasada, el discurso de Bill Clinton del miércoles y el de su esposa y primera dama del martes.
Además, se enfrentaba a los fantasmas de pasadas convenciones: las comparaciones con su discurso de aceptación de hace cuatro años y con el discurso de 2004 que lo lanzó a la palestra nacional.
Semejantes actuaciones serían difíciles de igualar en cualquier circunstancia, y casi imposibles de emular en las actuales. Así que ni siquiera lo intentó. Buena parte de su intervención se pareció un poco a un discurso sobre el Estado de la Unión, aunque con menos republicanos y mejor iluminación. Pero había ciertos puntos que tenía que tocar… y lo hizo.
• Tenía que reconocer que las cosas no pintan rosa: “La primera vez que hablé ante esta convención en 2004, era más joven: un candidato al Senado por Illinois que hablaba de esperanza, no de optimismo ciego o de ilusiones, sino de esperanza ante las dificultades; esperanza ante la incertidumbre; esa fe obstinada en el futuro que ha impulsado a nuestro país, incluso cuando las circunstancias no eran tan buenas; incluso cuando el camino es largo…”
Haciendo cuentas, fueron cuatro referencias al esfuerzo y la lucha (dificultades, incertidumbre, circunstancias no tan buenas y camino largo) en una sola frase.
“Ocho años después, esa esperanza ha sido puesta a prueba, por el costo de la guerra, por una de las peores crisis económicas de la historia y por el estancamiento político que nos hicieron plantearnos si todavía es posible hacer frente a los desafíos de nuestra era.
“…Reconozco que los tiempos han cambiado desde que hablé por primera vez a esta convención. Los tiempos han cambiado, y yo también”.
• Pero a la vez tenía que pintar un panorama posible de tiempos mejores por venir, ofrecer un camino concreto hacia adelante y transmitir a los votantes escépticos el sentimiento de que los próximos cuatro años podrían ser diferentes a los primeros:
“Pero sepan esto: nuestros problemas se pueden resolver. Podemos enfrentar nuestros desafíos. El camino que ofrezco puede ser más difícil, pero lleva a un lugar mejor. Y yo les pido que elijan ese futuro…”
“Aquí, de pie, esta noche, jamás me he sentido más esperanzado sobre Estados Unidos…”.
“Estoy esperanzado gracias a ustedes”.
Y hubo una decena de referencias dispersas al tema de la esperanza a lo largo del discurso.
• Las notas que había que tocar: Obama tenía que hacer referencia al bipartidismo que los votantes indecisos tanto buscan cuando se les pregunta al respecto en las encuestas.
“El verano pasado, trabajé con los republicanos en el Congreso para recortar el gasto en un billón de dólares”.
“Ahora, sigo deseoso de llegar a un acuerdo basado en los principios de mi comisión bipartidista sobre la deuda. Ningún partido tiene el monopolio de la sabiduría. Ninguna democracia funciona sin acuerdos”.
No hubo alusiones directas al plan de estímulo o al plan de salud de Obama, dos temas muy partidistas que siguen generando opiniones encontradas entre los votantes en los sondeos.
• Establecer contrastes: Pero al mismo tiempo tenía que marcar un contraste con los republicanos en temas en los que la opinión pública está de su parte, como los recortes de impuestos para los ricos.
“Pero el gobernador Romney y sus aliados en el Congreso nos dicen que podemos reducir nuestro déficit gastando billones más en nuevos recortes fiscales para los ricos. Hagan las matemáticas. Me niego a ello. Y mientras sea presidente, nunca lo haré”.
Por supuesto, lo que dijo el jueves podría tener una vida útil muy corta. Cuando el presidente habló, él era posiblemente la única persona en el recinto que sabía qué números de empleo se anunciarían al día siguiente por la mañana: unos buenos números le darían un buen impulso post-convención, o, por el contrario, unos malos podrían ser contraproducentes.
“Estados Unidos, nunca dije que esta travesía sería fácil, y no lo prometeré ahora”, dijo al final de un discurso que puso el énfasis en las dificultades y la lucha. “Sí, nuestro camino es más difícil, pero lleva a un lugar mejor”.