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Roma (CNN) — Desde este sábado, el exmayordomo del papa Benedicto XVI enfrenta un juicio por acusaciones de filtrar cientos de documentos secretos, guardados en el departamento del pontífice, a un periodista italiano.

Si es declarado culpable, Paolo Gabriele podría recibir una sentencia de hasta ocho años de cárcel en Italia, aunque es posible que el Papa lo perdone. Está acusado de robo agravado.

Aunque Gabriele no se ha declarado culpable, admitió al fiscal del Vaticano que filtró los documentos, según declaraciones de la Santa Sede.

Claudio Sciarpelletti, un técnico en computación del Vaticano, quien trabajaba en la secretaría de Estado, también enfrenta un juicio por su presunta complicidad en el crimen. En caso de que sea declarado culpable, podría pasar unos meses en prisión.

Se cree que el caso de Paolo Gabriele es uno de los más significativos para la corte de Ciudad del Vaticano, que en el pasado ha manejado principalmente casos de robo.

El escándalo, que incluye acusaciones de corrupción, ha sacudido a la jerarquía de la Iglesia católica e incluso podría afectar la elección del próximo Papa.

La sesión inicial de este sábado comenzó bajo condiciones controladas; pocos reporteros pudieron entrar.

Quienes fueron admitidos, reportaban a otros sobre los procedimientos. Tuvieron que dejar sus bolígrafos y usar los del Vaticano, para evitar que hubiera plumas con grabadoras, dijeron periodistas.

Señalaron que tres jueces laicos, encabezados por Giuseppe Dalla Torre, escucharon que los investigadores de la santa sede revisaron 82 cajas de evidencia de varios tamaños provenientes de los departamentos de Gabriele en el Vaticano y Castel Gandolfo, un pueblo pequeño cercano a Roma.

También confiscaron una pieza de oro y un cheque dirigido al papa Benedicto XVI por 100,000 euros de la Universidad Católica de San Antonio, así como una versión original de la Eneida de Virgilio, de 1581, que estaban en su casa.

Gabriele apareció en la corte afeitado y vestido con un traje gris. Su familia no asistió.

La abogada del exmayordomo, Christiana Arru, presentó varias objeciones contra la evidencia, incluidos los resultados de un examen psicológico al cual fue sometido Gabriele sin presencia de su abogado y material obtenido a través de una cámara escondida.

La corte escuchará el testimonio Paolo Gabriele en la próxima sesión que se llevará a cabo el próximo martes.

Otras personas llamadas a hablar ante la corte son el secretario personal del Papa, Georg Gaenswein; una asistente del Papa, Cristina Cernetti, y varios agentes policiales involucrados con la investigación.

Sciarpelletti no estuvo presente en la corte, pero su abogado, Gianluca Benedetti, acudió en su representación y lo declaró inocente.

Benedetti dijo que Sciarpelletti no era amigo de Gabriele. El juez Dalla Torre accedió a una petición del abogado de llevar dos juicios por separado.

El Vaticano ha dicho que Gabriele ha cooperado con los investigadores y que admitió filtrar los documentos, que consistían en faxes, cartas y memorandos, incluidos algunos de un funcionario eclesiástico de alto rango donde expresa inquietudes por la corrupción en el Vaticano.

Un fiscal del caso señaló en un informe en agosto que Gabriele actuó por un deseo de combatir el “mal y la corrupción en todas partes dentro de la Iglesia”.

“Estaba seguro de que una sacudida… habría sido saludable para traer de nuevo a la Iglesia al camino correcto”, dijo el exmayordomo, según el fiscal, Nicola Piccardi.

El código penal de la Ciudad del Vaticano para los procedimientos relacionados con sus ciudadanos tiene como fundamento el código penal italiano de la segunda mitad del siglo 19. El presidente del tribunal, ubicado detrás de la Basílica de San Pedro, dirigirá el debate e interrogará directamente al acusado.

El tiempo de prisión que sentencia la corte se cumple en el sistema de cárceles italiano, bajo un acuerdo entre la santa sede e Italia.

Gabriele fue arrestado en mayo tras una investigación de alto nivel en el Vaticano sobre los documentos del Papa que aparecen citados en el libro Sua Santita (Su santidad), del periodista italiano Gianluigi Nuzzi.

El Vaticano calificó la publicación del libro como “criminal”.