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(CNN) — Un día después del asesinato del funcionario de más alto nivel en inteligencia de Líbano, Wissam al Hassan, el crimen más grave en más de siete años, las acusaciones sobre la responsabilidad del hecho se dirigieron hacia el régimen sirio de Bachar al Asad.

El primer ministro Najib Mikati, un multimillonario que respalda al Hezbolá quien se cree que está relacionado con Siria e Irán, anunció este sábado que planea quedarse en el poder, a pesar de haber ofrecido su renuncia para apaciguar a quienes señalaron a al Asad detrás del atentado que mató a Al Hassan.

“Mantenerme personalmente como responsable del asesinato es injusto”, dijo a periodistas. “Yo siempre he respetado y admirado a al Hassan, que ha hecho grandes cosas por Líbano”.

La decisión de Mikati de permanecer en su cargo evita un vacío de poder en la coalición de gobierno de Líbano, que sigue plagado de tensiones sectarias, en particular por los efectos del conflicto de Siria que lleva 19 meses y que amenaza con expandirse a la región.

El alto funcionario de seguridad libanés y al menos otras nueve personas murieron en la explosión en el distrito de Ashrafiyeh, normalmente tranquilo y cosmopolita del este de Beirut.

El ataque a plena luz del día, en una de las intersecciones más concurridas de la capital, dejó un cráter de más de un metro de profundidad y era justo el tipo de atentados que Al Hassan se había esforzado por evitar.

Pero más allá de su impacto potencial sobre la seguridad del Líbano, la vida de Al Hassan y su muerte ilustra las profundas fisuras políticas y religiosas de la sociedad libanesa, que se cree podrían aumentar por el conflicto interno de su vecino, Siria.

Saad Hariri, líder de la oposición libanesa y ex primer ministro, dijo a CNN que no tenía ninguna duda de que el presidente sirio fue el responsable del ataque mortal del viernes. Dijo que Al Asad “mata a su propio pueblo”, y que “no pensaría ni dos veces” en matar al libanés con el fin de protegerse.

“El mensaje desde Damasco de hoy es que, donde quiera que estés, si estás en contra del régimen desde Líbano, vamos a venir por ti (…) No importa lo que intentes hacer, vamos a seguir asesinando a los libaneses”, dijo Hariri, que culpa también a al Asad del asesinato de su padre, el ex primer ministro Rafik Hariri, ocurrido en 2005.

Las acusaciones hicieron eco con Walid Jumblatt, un político ruso e influyente en el panorama de poder inestable de la política libanesa.

Jumblatt dijo a CNN que culpa del asesinato de este viernes al gobierno de al Asad, y expresó su preocupación por su propia seguridad. Las fuerzas sirias leales al régimen sirio “puede tomarte en cualquier lugar”, dijo. “No me siento seguro”, añadió desde su casa a las afueras de la capital.

Cuando se le preguntó si pensaba que los asesinos al Hassan serían capturados, Yumblatt dijo: “A veces hay justicia, me refiero a la justicia bajo procedimiento, conforme a las leyes; y a veces tienes la justicia natural cuando un día el asesino muera. Un día, el asesino morirá. Solo tienes que ser paciente y un día verás a tu enemigo flotando frente a ti en el río”.

Bajo el régimen de al Asad, Siria ha seguido influyendo en la política de su vecino más pequeño a pesar de la retirada de tropas de Líbano en 2005 tras el asesinato de Rafik Hariri.

El año pasado, Damasco maniobró para derrocar al hijo de Hariri como primer ministro por persuadir a Jumblatt a abandonar el gobierno, que dejó al Hezbolá en una posición privilegiada para nombrar cargos en las negociaciones de coalición.

Las tensiones ya se desbordaron en el Líbano tras el ataque del viernes, con ciudadanos enfurecidos bloqueando caminos, y enfrentamientos estallaron en la ciudad portuaria de Trípoli, entre partidarios y adversarios del gobierno de Siria.

El presidente libanés declaró al sábado como un día de luto nacional, denunciando el “crimen abominable”, según un comunicado.

Pero la falla del primer ministro al no aparecer en público después de la explosión provocó las críticas, incluso de un manifestante en Beirut, quien dijo: “Este gobierno nos está matando por no hacer nada. No está actuando como un gobierno. Es como un gobierno fantasma”.