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Por Ruben Navarrette Jr.

Nota del editor: Ruben Navarrette Jr. es un colaborador de CNN y un columnista sindicado del grupo de escritores del Washington Post.

San Diego, California (CNN)  En esta elección, se suponía que los latinos serían una pieza clave del juego. En su lugar fueron coronados. No importa quién gane este martes, la minoría más grande de Estados Unidos será la perdedora.

Como votante latino, y parte de uno de los países con un crecimiento demográfico acelerado, se supone que debo elegir al próximo presidente. No, realmente, todo estaba arreglado. Este sería mi año, junto con otros 10 millones o por lo menos, otros latinos ansiosos por votar este martes.

Todo mundo lo dice: los expertos, los medios y los estrategas. En febrero, la revista Timetitulaba su portada con “Yo decido” y explicaba como los latinos escogerían al próximo presidente. Periódicos, sitios web y cadenas de televisión, con el apoyo financiero de anunciantes que querían atraer a los consumidores latinos y los 1.2 billones de dólares que gastan anualmente, hicieron reportes especiales sobre el poder del voto latino.

El concepto fue fácil de vender. Los latinos lo compraron para sentirse poderosos y los que no lo son, de todos modos lo creen porque de cualquier forma no ejercen influencia alguna debido a la cambiante demografía.

Solo que hay un problema con la narrativa: Puede no ser verdad. Los votantes latinos podrían terminar con un poder mínimo en la elección.

No quiero decir que sus votos no contarán o que no ayudarán a decidir sobre estados en los que la contienda es muy cerrada como Colorado, Florida y Nevada. Eso podría suceder.

En un sentido más amplio, lo que esto significa es que los latinos serán perdonados por sentirse absolutamente sin poderes este año. Ha sido una campaña muy dura para ellos. Fueron insultados, tratados como tontos, les mintieron, les prometieron cosas que realmente no cumplirían, hablaron a sus espaldas, y les aseguraron que esta administración se estaba “rompiendo el cuello” por lograr una reforma migratoria, un asunto que en realidad pasó a segundo plano y “se cayó de la estufa”.

Así que, independientemente de lo que suceda el martes, los latinos no serán tan fuertes al momento de entrar a la casilla para depositar su voto en un ambiente carente de respeto, influencia y poder, no por lo que suceda ese día sino por lo que pasará en las siguientes semanas.

Parte de la culpa recae en las campañas y los candidatos. Ni republicanos ni demócratas hicieron un honesto y sincero intento por convencer a los latinos de que serían escuchados y tendrían un lugar en la mesa.

Algunas veces, tanto Mitt Romney como Barack Obama parecían molestos por tener que atender a ese público, un grupo del que los candidatos no saben mucho o tienen relación alguna. No es algo que no supiéramos. El papá de Romney, George es hijo de padres estadounidenses que viven en México, pero el gobernador no comparte ese dato en su biografía para los votantes, no en Massachusetts y menos a nivel nacional. En 2008, Obama fue apodado “Johnny llegó tarde” por la icónica figura Dolores Huerta, cofundador del sindicato United Farm Worker, quien en ese momento apoyó a Hillary Clinton para la nominación demócrata.

Luego vinieron los errores embarazosos.

En mayo, Romney bromeó con un público en su mayoría de raza blanca en un evento para recaudar fondos en Boca Raton, Florida, que su camino hacia la Casa Blanca hubiera sido más suave si se sintiera identificado con las raíces mexicanas de su padre. Cínicamente insistió “hubiera sido útil ser latino” y tendría “una gran oportunidad de ganar”.

En septiembre, durante una entrevista con EFE después de un evento en Golden, Colorado, sobre la promesa que no cumplió de crear una reforma migratoria al inicio de su mandato, Obama negó el pacto. De hecho, en 2008, dijo a la audiencia latina y a entrevistadores de habla hispana que la reforma migratoria sería una de sus prioridades y que la completaría al término de su administración.

Si las encuestas son correctas, los votantes latinos, incluso aquellos en los estados que van a dar batalla como Nevada o Colorado, están por entregar tres cuartas partes de su elección al titular. Una nueva encuesta ubica a Obama con un 73 % y a Romney con 21 %. A pesar de que el presidente tiene un récord atroz en migración.

Probablemente piensas: ¿A los latinos no les interesa otra cosa además del asunto migratorio? Antes de la elección, yo pensaba eso. Las encuestas han encontrado en repetidas ocasiones que las preocupaciones de los latinos son trabajo, economía, educación y salud.

Luego vienen Romney y Obama, quienes creen que la migración es la mayor inquietud de los hispanos. Cada uno utiliza el problema como un club de desprestigio contre el otro. Obama señala constantemente la oposición de Romney a la iniciativa DREAM Actquepermite a aquellos que están estudiando alcanzar un estatus legal y el plan de “autodeportación” para los migrantes ilegales. El candidato republicano resalta la promesa de Obama en 2008 sobre la reforma migratoria. Así que el tema tomó demasiada importancia en esta elección, gracias a los candidatos.

Eso no es bueno para Obama, ya que durante su administración deportó a más de 1,5 millones de personas y dividió a miles de familias. Pero tampoco es benéfico para Romney, quien gastó gran cantidad de sus fondos en actuar y decir que los migrantes ilegales no aportan nada a la sociedad.

Recapitulemos: Se supone que los latinos escogerán al próximo presidente. Pero ninguno de los candidatos ha hecho mucho por los latinos y ambos se comportaron mal durante la campaña. Además utilizaron el tema migratorio como termómetro y la elección no se reduce a ello.

Pero, no puedo ver las opciones. No de buena manera. No sin pensar en George W. Bush –el último presidente que realmente “acaparó” a los hispanos– y que los llamaba “la intolerancia a las bajas expectativas”. Así que decido no elegir.

Convoco a otros latinos a hacer lo mismo. Vayan y voten por todas las demás opciones excepto la que está hasta arriba. Cuando llegue el momento de elegir presidente/vicepresidente, en lugar de decidir por el menor de los males y disculpes el modo en que te han tratado, has una declaración. Escribe el nombre de tu elección. O solo déjalo en blanco.

Un aplauso para el sistema de méritos. Ni Obama ni Romney merecen los votos latinos y mucho menos deben obtenerlos.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Ruben Navarrette Jr.