Por Beatriz Rubio
(CNNMéxico) — Costa Rica defiende una lucha contra las drogas conjunta tras la filtración del crimen organización en el norte y el sur de Centroamérica por la estrategia de seguridad desarrollada en México.
“No podemos pensar que la lucha nación a nación es la que nos va a permitir ganar esta batalla. Colombia tuvo grandes éxitos en su lucha contra la narcoguerrilla, éxitos que se transformaron en las angustias de México y del norte de Centroamérica. Se desplazó el negocio de las drogas hacia otras naciones, que quizá tenían la guardia baja”, dijo la presidenta costarricense, Laura Chinchilla, en entrevista con CNNMéxico.
Chinchilla advirtió que pasará lo mismo “si México libra solo la lucha y Centroamérica no entiende que hay que coordinar las acciones con México”.
“Seguimos siendo uno de los países más seguros de todo el hemisferio, pero sí tenemos mucha preocupación por la delincuencia organizada, un mundo de gran oscuridad, para el que todavía no tenemos los instrumentos para derrotarlo y sigue expresándose con mucha virulencia en la región”, dijo Chinchilla.
El tráfico de drogas ha implicado que “el éxito de un país se convierta en el problema de los demás”, ya que en Centroamérica y el Caribe se han fortalecido actividades violentas vinculadas a organizaciones criminales extranjeras, dijo en entrevista con CNNMéxico Antonio Mazzitelli, representante en México de la Oficina contra la Droga y el Delito de las Naciones Unidas (UNODC).
Por ejemplo, el grupo criminal Los Zetas estableció alianzas en Guatemala desde 2008 con bandas criminales centroamericanas, de acuerdo con la Oficina contra la Droga y el Delito de las Naciones Unidas (UNODC). El 90% de la cocaína que llega a Estados Unidos desde México pasa por Centroamérica, según la agencia de la ONU.
“Son naciones que tienen condiciones geográficas muy idóneas para el negocio ilícito de las drogas. Estamos en una situación muy competitivas porque tenemos a los grandes productores al sur y a los grandes consumidores al norte”, apuntó la presidenta.
Chinchilla reconoció que la región pecó de creer que se iban a sostener “siendo meros países de paso, en donde difícilmente se iban a derramar los efectos”, pero que ahora han visto cómo esos grupos se están articulando en sus países.
El expresidente Felipe Calderón ha reconocido que la puesta en marcha de la Estrategia de Seguridad contra los grupos dedicados al tráfico de drogas provocó que, al ver afectadas sus ganancias, “ampliaran” sus actividades criminales a otros países y ha solicitado a su sucesor que no “se eche para atrás” en el combate a la delincuencia.
La presidenta de Costa Rica, presente en la toma de protesta del 1 de diciembre del nuevo presidente mexicano, elogió el propósito de Peña Nieto de lograr una mayor homologación del marco jurídico-penal. “Mientras México tenga legislaciones divergentes por estados, va a ser mucho más difícil el que puedan ganar una batalla nacional”.
Chinchilla aseguró que ya están en marcha instrumentos en materia de intercambio de información, cooperación policial y de cooperación judicial entre su país y México. “Hemos sentido en el presidente una actitud de gran interés, de seguir cultivando esa estrecha relación con Costa Rica y con otros países de Centroamérica”, resumió.
El “camino marcado” por Calderón
Chinchilla alabó que Felipe Calderón trasladara a la escena internacional la magnitud del problema del narcotráfico y las ramificaciones de éste. “Lo puso más en evidencia, enfrentó una lucha muy decidida e indicó un camino que será complementado con el nuevo gobierno”, dijo Chinchilla, que reconoció los efectos traumáticos de estrategias de ese tipo.
La presidenta centroamericana dijo que no existe un modelo único en la lucha contra las drogas, “sino una serie de acciones supranacionales, regionales y mundiales”. Chinchilla señaló que la forma en que cada sociedad lo enfrenta, “si participa el Ejército o la policía, el papel de la justicia y el de la prensa, tiene que ver con la evolución de cada país”. Explicó que su gobierno apuesta por una Constitución más íntegra y una mayor profesionalización policial.
Costa Rica reclamó en noviembre pasado a la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD) de la OEA que reconozca el narcotráfico como un problema global de la magnitud del terrorismo. Chinchilla plantea a las Naciones Unidas que declare al narcotráfico como una amenaza para la paz y la seguridad del mundo. La petición implicaría mecanismos como comités de sanciones y órdenes de captura internacionales.
Su gobierno impulsó una reforma para permitir que policías judiciales realicen escuchas telefónicas y que se legalice la extradición de costarricenses hacia otros países donde sean buscados por delitos de narcotráfico o crimen organizado.
Tendencias “desordenadas” sobre la marihuana
La líder centroamericana apeló a la responsabilidad de aquellas naciones que “no están haciendo lo suficiente para contener la demanda o contribuyen a esos flujos de ilegalidad, como el trasiego de armas”, pese a su discurso de apoyo a la lucha contra las drogas.
Chinchilla recordó que Costa Rica es uno de los países que impulsó un debate internacional ante el desarrollo de tendencias que se están expresando de manera desordenada. “Planteamos la necesidad de abrigar con franqueza y seguridad cuáles son esas tendencias y elaborar escenarios”.
Los mandatarios de México, Honduras, Belice, Costa Rica y Guatemala pidieron a la Organización de Estados Americanos (OEA) el 12 de noviembre en la capital mexicana un análisis de las implicaciones sociales, políticas y de salud para sus países si se legalizara el consumo, producción y distribución de la marihuana.
Los presidentes pidieron a los países consumidores “explorar todas las alternativas posibles para eliminar las ganancias exorbitantes de los criminales”, además de controlar el mercado de la droga de acuerdo con estudios científicos y adoptar medidas específicas para controlar el tráfico de armas de fuego.
Chinchilla insistió en que no se pueden implementar diferentes estrategias que generen disonancias, “como permitir el consumo recreativo y deprimir a los agricultores que cultivan marihuana por supervivencia”, en alusión a la legalización del uso recreativo aprobado en los estados de Washington y Colorado el 6 de diciembre y que impulsaron el debate internacional, en el que se cuestionan las políticas prohibicionistas.