(CNN) — La cifra total de muertes del destructivo tifón que asoló al sur de Filipinas la semana pasada superó los 700, dijeron autoridades este martes, aunque advirtieron que el número podría ser mucho más alto.
Cerca de 900 personas todavía están desaparecidas por la secuelas deBopha, la mayor y más mortal tormenta que azotó a Filipinas este año, de acuerdo con la agencia de manejo de emergencias del país.
El número de muertos y desaparecidos aumentó drásticamente durante días pasados mientras funcionarios de gobierno reunían información sobre las zonas aisladas donde la escala de devastación era desconocida.
Ambos totales del siniestro podrían aumentar esta semana, dijo Benito Ramos, jefe del Consejo Nacional de Manejo y Reducción de Riesgo de Desastres. Las labores de búsqueda y rescate continúan, añadió, aunque las posibilidades de encontrar personas vivías disminuyeron.
Si sólo se encuentran vivos a unos cuantos de los desaparecidos, Bophapodría ser más mortal que la tormenta tropical Washi, la cual mató a 1,268 personas hace un año. Pero estas cifras podrían ser más bajas que las dejadas por la tormenta Thelma, la más mortal para el país, ya que provocó 5,000 muertes en 1991.
La peor parte de la destrucción dejada por Bopha ocurrió en el sur de la isla de Mindanao, donde la tormenta golpeó con ráfagas de hasta 220 kilómetros por hora. En las provincias del Valle de Compestela y Davao Oriental, las lluvias intensas provocaron inundaciones y deslaves que se llevaron vecindarios completos, mientras que los vientos desgarraron las frágiles casas.
La mayor parte de las 714 víctimas mortales y los 890 desaparecidos eran del Valle de Compestela y en Davao Oriental. Una semana después de que el tifón golpeó, los sobrevivientes aún enfrentan muchos obstáculos para reconstruir sus vidas.
Cientos de miles de personas están viviendo en centros de evacuación o con la ayuda del gobierno, de acuerdo con la agencia nacional de emergencias.
Cientos más, que no han logrado encontrar refugios en los centros, se encuentran en los costados de los caminos del Valle de Compestela, de acuerdo con Arlo Ramos, trabajador de World Vision, un grupo humanitario.
“Durante el día, se queden a un costado del camino, donde piden comida”, describió. Por la noche, duermen en pequeños refugios improvisados de adoquín, trozos de madera y lonas rescatadas de los escombros.
En el Nuevo Bataan, el poblado en el corazón de la devastación, aún hay cadáveres formados en espacios abiertos frente a los centros de evacuación, de acuerdo con Arlo Ramos.
Cuando los rescatistas y los funcionarios de gobierno llegaron al lugar, dijo, los residentes los rodearon con la esperanza de que llevaran la comida y el agua que necesitaban con desesperación.
Las posibilidades de que haya una recuperación en el largo plazo también son poco prometedoras, ya que la tormenta arrasó con tierras de cultivo de las cuales dependían muchos de los residentes para su subsistencia.
“Las comunidades agrícolas han sido las más afectadas y podría tomar años recuperarse por completo”, dijo Paul del Rosario, coordinador del programa humanitario de caridad de Oxfam.
Las Naciones Unidas han anunciado una solicitud para tratar de conseguir 65 millones para yudar a los afectados por la tormenta. El presidente filipino Benigno Aquino III, quien visitó Bataan y otras áreas severamente afectadas la semana pasada declaró estado nacional de calamidad, lo cual permite liberar recursos y controlar los precios de los bienes básicos.
Algunos funcionarios han sido cuestionados sobre las razones por las que tanta gente perdió su vida. Autoridades locales han sido criticadas por no anticipar la escala de la destrucción.
Un miembro del gobierno de Aquino, el secretario de Medio Ambiente, Ramon Paje, ha dicho que la tala ilegal y la minería han contribuido a empeorar los deslaves y las inundaciones en Mindanao.
Paje implementó medidas destinadas a eliminar la tala de bosques en Filipinas.
“Muchos están criticando la declaración de prohibición total para la tala, pero vean lo que pasó”, dijo la semana pasada en referencia a la devastación en Mindanao, de acuerdo con la afiliada de CNN, ABS-CBN. “Se está demostrando que se debe detener la extracción de madera, sobre todo en nuestros bosques naturales”.