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(CNN) — Francine Jay, de más de 35 años, ha vivido felizmente con menos durante 12 años, gracias a una revelación inspirada en un viaje.

“Siempre viajé lo más ligera posible, y encontraba estimulante salir solo con una bolsa de mano pequeña”, dijo Jay, autora de La alegría de lo menos, una guía de vida minimalista: cómo deshacerte del desorden, organizar y simplificar tu vida.

“Pensé: ‘¡Wow!, viajar ligero es genial, ¿cuán increíble sería vivir de esta manera?’. Quería tener el mismo sentimiento de libertad en mi vida diaria, así que decidí deshacerme de todo el exceso de posesiones y vivir sólo con las esenciales. Quería gastar mi tiempo y energía en experiencias, en lugar de cosas”.

Jay y su esposo vendieron su casa, la mayoría de sus posesiones y se reubicaron en Londres con solo una bolsa de lona para cada uno. “Vivimos durante tres años poseyendo solo lo que podíamos cargar en nuestras bolsas”, dijo. “Recientemente tuvimos un bebé y ahora estamos más establecidos, pero seguimos comprometidos a vivir con lo menos posible. Aunque no adopté el minimalismo por razones financieras, volverme una minimalista es lo mejor que he hecho para mis ingresos”.

La recesión global actual y las preocupaciones ambientales y ecológicas, han generado que muchas personas reconsideren lo que es importante. Y para algunos, no es lo que poseen o lo que pueden comprar.

La consejera de vida y negocios Nicole A. Dunbar ha aprendido a vivir con menos, y lo ama. Antes de lanzar su propio negocio el año pasado, trabajaba de 50 a 70 horas semanales y vivía en la zona opulenta de Hyde Park, un vecindario adyacente a la casa en Chicago del presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Las cenas costosas con sus amigos no le daban descanso. Pero esos días se terminaron.

Primero consiguió un departamento subarrendado por seis meses, lo cual le garantiza una renta baja y la mantiene móvil. Lleva folletos de descuentos cuando compra en el supermercado; come según la temporada y cocina más en casa.

Su membresía del club deportivo es historia. “El parque cerca de mi casa se volvió mi gimnasio”, dijo Dunbar. ¿Esa factura de 150 dólares al mes del teléfono celular?: Se fue. Puede que no sea sexy, pero un teléfono prepagado de 55 dólares tomó su lugar.

“Las personas en realidad no saben lo que necesitan. Una necesidad es la electricidad; un deseo es la televisión por cable”.

Debido a que hace la mayoría de su trabajo a través de internet, no está atada a una ubicación física. La verdadera meta de Dunbar es pasar los meses más fríos con su madre en Atlanta o visitando a su hermano en Jamaica. Reducir sus gastos le da la libertad de hacerlo.

“Decidí tomar tareas de medio tiempo o por contrato que me permitieran construir mi negocio y mantener algunos ingresos. Nunca habría llegado a este lugar sin vivir con simpleza y sin dejar de escuchar los ‘deberías’”.

Para algunos, como Dunbar, se trata de cambiar de carrera para hacer algo que ama, a pesar de ganar menos. Para otros puede significar vender sus automóviles y en su lugar depender de sus pies o del transporte público y servicios para compartir automóvil.

“Nuestros miembros nos dicen que ahorran un promedio de 600 dólares al mes”, dijo el presidente y CEO de Zipcar, Scott Griffith, cuya red para compartir automóvil opera en más de 50 ciudades en Estados Unidos, el Reino Unido, España y Austria. “No es que no puedan costear un automóvil; han aprendido a hacer las cuentas”, dijo.

Los ahorros son grandes, pero “la verdadera conexión a largo plazo y más emocional está alrededor de todo el concepto de ‘menos es más”, dijo Griffith.

La idea básica de estas personas es la “disminución voluntaria”, o aprender a vivir felizmente con menos “cosas”.

“Le compramos a los medios la idea de que el dinero compra la felicidad. Realmente intentamos lograrlo durante un par de generaciones, y no funcionó”, dijo Duane Elgin, autor de Simplicidad voluntaria: hacia un camino de vida que es externamente simple, internamente rico.

“¿Qué te importa? ¿Qué valoras? Es importante para las personas darse cuenta que no es simplemente la cantidad de cosas que consumimos. Se trata de nuestras familias, nuestro trabajo, nuestra conexión con el resto del mundo, nuestra dimensión espiritual. Se trata de cómo tocamos al mundo entero”.

Pero, ¿la simplicidad alguna vez se siente como un sacrificio?

“Nunca pienso en el minimalismo como una privación”, dijo Jay. “En su lugar, es eliminar el exceso: objetos sin utilizar, compras innecesarias, tareas insatisfactorias, de tu vida. Puede que tenga muy pocas posesiones, pero tengo más espacio. Puede que tenga menos compromisos, pero tengo más tiempo. El minimalismo es hacer espacio para lo que importa más”.

Y aquellos que simplifican su vida como Nicole Dunbar no han mirado atrás. “Escucho que las personas dicen: ‘Me gustaría poder hacer eso’. Sí puedes; solo necesitas comenzar a entender los deseos contra las necesidades”.