(CNN) — Un tirador fue de casa en casa en la capital de Filipinas, Manila, el viernes, disparando contra quienes encontraba en el vecindario donde vivía, reportaron las autoridades.
El atacante, Ronald Bae, hirió a varias personas más en Kawit, de acuerdo con Joseph Camaret, oficial local de policía. La localidad se ubica a unos 20 kilómetros al sur de Manila.
Bae murió en una balacera que protagonizó con oficiales de policía que intentaban persuadirlo para que se rindiera, de acuerdo con la policía.
Las autoridades están en busca de un sospechoso que se cree que actuó en complicidad con el atacante.
Antes del tiroteo, los filipinos debatían sobre la posibilidad de que el país, donde los crímenes con armas son frecuentes, necesita mayores controles en la posesión de armas.
El debate se desató tras la muerte de una niña de siete años, Stephanie Ella, quien recibió un disparo en la cabeza en medio de las celebraciones por el Año Nuevo, de acuerdo con ABS-CBN, afiliada de CNN.
Otro niño de cuatro años también fue herido de muerte el mismo día, reportó ABS-CBN. Pero fue la muerte de Stephanie, quien veía los juegos artificiales junto con su padre, lo que hizo explotar la discusión en los medios de comunicación sobre la posesión de armas.
“No se debería permitir que este incidente sea solo otra estadística”, dijo el vicepresidente Jejomar Binay, en un comunicado difundido el jueves.
Filipinas tiene suficientes leyes sobre el uso de armas, aseguró, “pero el problema siempre has sido la aplicación de las mismas”.
La oficina de armas de fuego y explosivos señala que durante el 2012 había 1.2 millones de armas registradas en el país, reportó ABS-CBN. Además, la oficina cree que hay otras 600,000 armas sin licencia circulando por el país.
Filipinas tiene una población de 104 millones de personas.