La presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner en una foto de 2012 durante el aniversario de la Guerra de las Malvinas.

Por Barry Neild y Dave Gilbert, CNN

(CNN) — La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, ha vuelto a iniciar la disputa acerca de la soberanía de las Islas Malvinas, ubicadas en el Atlántico Sur, y acusó al gobierno británico de colonialismo descarado.

Ambos países se declararon la guerra por el territorio en 1982, después de que el entonces gobierno militar de Argentina envió tropas a las islas.

A través de una carta abierta dirigida al primer ministro británico, David Cameron, publicada en los diarios británicos este jueves, la líder argentina dijo: “Gran Bretaña, la potencia colonialista, se ha rehusado a devolver los territorios a la República Argentina, evitando así la restauración de su integridad territorial”.

El gobierno británico respondió rápidamente e insistió en que no habrá discusión alguna acerca de la soberanía sino “cuando los isleños así lo deseen”.

Este es el más reciente en una serie de incidentes que han agravado las tensiones entre ambas naciones.

¿Qué ocasionó a la más reciente disputa?

Durante los últimos dos años, la presidenta argentina ha abordado varias veces el tema de la soberanía, incluso interpuso una queja ante la ONU.

Pero la disputa llegó a los titulares mundiales cuando el príncipe Guillermo, segundo en la línea para heredar el trono británico, estuvo en la isla durante una misión militar en 2012. Gran Bretaña decidió enviar al nuevo acorazado HMS Dauntless hacia las Malvinas, una maniobra que enfureció a los argentinos, quienes acusaron al gobierno británico de militarizar el Atlántico Sur.

Las tensiones se agravaron una vez más en diciembre, cuando Gran Bretaña renombró una porción del Territorio Antártico Británico con el nombre de Queen Elizabeth Land, en honor a la jefa de estado británica, la reina Isabel II. Argentina también reclama parte de ese territorio e interpuso una queja ante el gobierno británico.

Durante el año pasado también se dieron confrontaciones públicas entre los líderes de ambos países cuando Fernández trató de entregar una carta a Cameron durante la cumbre del G-20 —una carta que él se rehusó a aceptar— y creció el resentimiento entre las naciones cuando Argentina publicó antes de las Olimpiadas de Londres 2012 un video grabado en las islas en el que se promocionaba a su equipo olímpico.

¿Dónde están las Malvinas y por qué son tan importantes?

Ubicadas en el Océano Atlántico Sur, a 480 kilómetros al este del extremo de Sudamérica, las Malvinas han sido codiciadas desde hace años por ser un puerto naval estratégico y una potencial fuente de recursos naturales.

Sin embargo, su remota ubicación las ha dejado expuestas al olvido y a una compleja disputa sobre posesión entre los intereses británicos, franceses, españoles y argentinos. Los primeros argentinos declararon la posesión formalmente en 1820, lo que causó que Gran Bretaña reclamara el dominio que había declarado originalmente en 1765.

A pesar de los retos usuales, y en especial en 1982, el control británico ha perdurado y la población actual de las Malvinas (cerca de 3,000 personas) recurre a Londres para la salvaguarda de su industria petrolera, de pesca, agricultura y turismo.

¿Qué ocurrió en 1982?

En unos documentos publicados durante los 30 años de dominio británico, se demuestra que el gobierno británico fue sorprendido por la invasión argentina  a las islas, el 2 de abril de 1982. La entonces primera ministra, Margaret Thatcher, lo describió como “el peor… momento de mi vida”

A través de las pruebas que se entregaron al Comité de Revisión de las Islas Malvinas en octubre de 1982 y unos cuantos meses después de que la guerra terminara, Thatcher dijo que Argentina no había dado señales de advertencia desde la declaración que hiciera en 1977 en la que manifestó que habría pláticas.

“Nunca, nunca esperé que los argentinos invadieran la Malvinas directamente”, dijo al comité. “Fue una gran estupidez; así como se dieron los hechos, siquiera considerarlo fue estúpido”.

En los expedientes se muestra también que el gabinete de Thatcher trataba de solucionar la crisis por la vía diplomática con la ayuda del entonces secretario de Estado de Estados Unidos, Alexander Haig, al tiempo que preparaba una ofensiva militar.

Se envió a las fuerzas navales británicas después de que la dictadura militar del entonces presidente de Argentina, Leopoldo Galtieri, enviara tropas a las islas. Los soldados se enfrascaron en batallas terrestres en las islas, algunas aeronaves fueron derribadas y los buques se vieron bajo ataque; fue notorio el hundimiento del buque argentino General Belgrano y los buques británicos HMS SheffieldHMS Antelope y RFA Sir Galahad, lo que resultó en una cantidad considerable de bajas.

Gran Bretaña declaró el fin de las hostilidades 74 días más tarde y después de la rendición de las tropas argentinas. Argentina estableció la cifra de víctimas en 645. Las bajas militares y civiles de Gran Bretaña ascendieron a 255.

¿Cómo reaccionaron Estados Unidos y otras potencias mundiales?

El gobierno del presidente estadounidense, Ronald Reagan, impuso sanciones económicas a Argentina. También dio la ventaja a su aliado estratégico de la Guerra Fría al proporcionarle poderosos misiles Sidewinder para contrarrestar los misiles argentinos Exocet.

En el punto culminante del conflicto, las mayores economías del mundo se reunieron —incluidas Estados Unidos, Alemania, Italia, Francia, Japón y Canadá—y respaldaron a Gran Bretaña.

Cronología de las Malvinas

1690Un capitán británico registra por primera vez un arribo a las islas

1765 Gran Bretaña reclama la posesión de las islas

1820Argentina declara la posesión formalmente

1833 La misión británica reclama la soberanía

1982Las tropas de Argentina y Gran Bretaña chocan en el Atlántico Sur

¿Por qué Gran Bretaña no cede las islas como lo hizo con Hong Kong?

Gran Bretaña reconoce que su reclamo por la posesión de las islas está en disputa, pero ha dejado claro que no tiene la intención de discutir el tema de la soberanía con Argentina.

El profesor Clive Schoefield, experto en disputas territoriales marítimas de la Universidad de Wollongong en Australia, dijo el año pasado que no se podía comparar con Hong Kong, territorio que Gran Bretaña devolvió a los chinos tras la prescripción del préstamo acordado, en 1997. “La postura de Gran Bretaña en las Malvinas es que están bajo el dominio británico: nadie se las concedió en préstamo”, dijo.

¿Qué ha ocurrido con las islas desde que la guerra terminó en 1982?

Los británicos retomaron el interés económico en las Malvinas a raíz del conflicto y para rebatir las acusaciones de abandono. Protegió los derechos de pesca y ejerció el control sobre los permisos de exploración petrolera. También reforzó sus intereses militares, construyó una nueva base aérea y reforzó su presencia naval, militar y aérea.

La cooperación entre Gran Bretaña y Argentina —que para entonces ya era una democracia establecida cuyo pasado militar había minado la confianza en las fuerzas armadas de los actuales líderes—ha mejorado, pero Buenos Aires siguió rechazando cualquier pretensión territorial en las Malvinas que no fuera la suya.

Los habitantes de las Malvinas realizarán un referendo sobre su estatus político entre el 10 y el 11 de marzo de 2013. Según la asamblea legislativa de las Malvinas, con el voto se busca ratificar el deseo de los isleños de permanecer como un territorio autónomo de Gran Bretaña y rechazar las pretensiones de posesión de Argentina.

Entonces, ¿por qué las relaciones entre Londres y Buenos Aires están tan tensas?

Los analistas han señalado anteriormente que los políticos argentinos quieren distraer a los electores del dolor que ha causado la inflación y la reducción de los subsidios al petróleo, el gas y la electricidad.

“El gobierno está presionado en diferentes áreas, así que una forma de distraer a la población de los problemas económicos a los que se enfrenta el país es traer a colación el tema de las Malvinas”, dijo el año pasado el profesor Mark Jones, experto en política latinoamericana de la Universidad Rice, en Texas. “Es uno de los pocos temas —además del fútbol— en el que puedes obtener un consenso universal”.

El primer ministro británico David Cameron —sucesor de Thatcher como líder del partido conservador— tiene que defender los principios de su predecesora, quien movilizó las tropas para reclamar las islas.

El veterano del conflicto de las Malvinas, Simon Weston, dijo: “No se trata de reclamar la posesión, se trata de permitir que la gente de las Malvinas tenga el derecho a la autodeterminación”.

¿Qué ha hecho Argentina para apoyar sus demandas?

A finales de 2011 se reclutaron aliados regionales para respaldar la causa; los miembros del bloque comercial sudamericano, Mercosur, cerraron filas para prohibir que los buques que portaran la bandera de las Malvinas atracaran en sus puertos.

Esta es en gran parte una “maniobra diplomática” que servirá de poco para aislar a las islas, dijo el año pasado el profesor Roett Riordan, líder del programa para Latinoamérica de la Universidad Johns Hopkins, en Washington, D.C.

¿La causa real de esto es el petróleo?

En parte. Los argentinos están resentidos con los británicos por un proyecto de exploración petrolera iniciado en las Malvinas en 2010. Esto ha empeorado porque Argentina quedó relegada recientemente a la posición de simple importador de hidrocarburos.

Sin embargo, los analistas insisten en que esta situación sigue siendo un accesorio a la tracción política que ofrece la disputa por las Malvinas.

¿Cuánto petróleo hay?

Los reportes de la prensa señalan que podría haber hasta 8,300 millones de barriles en las reservas submarinas de la zona económica exclusiva de las Malvinas, que comprende un radio 320 kilómetros alrededor de las islas; sin embargo, a pesar de las perforaciones exitosas, esta cifra sigue siendo especulativa.

Las cifras tienen el respaldo de las afirmaciones de las pequeñas empresas petroleras, como Rockhopper y Borders & Southern Petroleum, quienes esperan reunir más fondos para extender la exploración en campos autorizados por el gobierno de las islas, respaldado por los británicos.

Los intentos por atraer inversiones para los proyectos se han visto obstaculizados por la disputa anglo-argentina. Muchas de las mayores empresas petroleras tienen interés en Argentina y no quieren contrariar a Buenos Aires con su intervención en las Malvinas.

Otro de los problemas es el costo considerable de la extracción de las reservas en aguas profundas del remoto Atlántico Sur.

El profesor Alex Kemp, experto en economía del petróleo en la Universidad de Aberdeen, dijo que los cálculos de las reservas de las Malvinas son “optimistas” y agregó que aunque se comprobaran, el costo de su explotación sería prohibitivo.

“Una cosa es explorar, pero cuando llega el momento de desarrollar estás hablando de grandes volúmenes de materiales y llegar allí es caro porque al momento no hay nada más que criadores de ovejas”, dijo. “Será necesario que se produzcan alrededor de 100 millones de barriles para que sea rentable, y hay varios obstáculos a vencer para llegar allí”.

¿Es probable que vuelva a haber un conflicto?

Los analistas dicen que no. Aunque hay similitudes con la década de los ochenta –los políticos recurren a las tensiones anglo-argentinas para atraer a los votantes y distraerlos de las penurias económicas en casa—, ninguna de las partes está interesada en un conflicto. Es probable que cualquier paso que se dé quede dentro de la esfera diplomática.

Un ex oficial militar británico dijo a principios de 2012 que los recortes al presupuesto militar en Gran Bretaña ha dejado al gobierno mal preparado para otro conflicto en las Malvinas.

Aparentemente, Argentina está en una condición similar, sus ejércitos están sumamente agotados y los expertos dicen que no serían rival incluso para las mermadas fuerzas británicas. “Aún si Argentina quisiera entrar en guerra, no tiene la capacidad militar”, dijo Jones.

Dijo que la antipatía que Fernández siente por el ejército —legado de su oposición política a las anteriores dictaduras en Argentina— implica que probablemente ni siquiera apoyaría un bloqueo marítimo a las embarcaciones británicas.