(CNN) — En los pasados días, tropas francesas llegaron a Malí para impedir el avance de grupos islamistas a la capital del país africano y ayudar a las autoridades del país para recuperar localidades ocupadas por grupos relacionados con al Qaeda.
Malí es uno de los países más pobres de África, con una tierra basta pero poco poblada cuya mayor parte es desierto. Pero los eventos que han ocurrido esta semana están siendo observados con una creciente ansiedad en el Oeste de África, Europa y Estados Unidos. ¿Por qué?
1. Localización
Malí es una región con poco poder y marginal para la economía mundial. No se encuentra sobre reservas de petróleo, no tiene salida al mar y la mayor parte de su población vive en la pobreza.
Pero es muy grande -cerca del doble del tamaño de Francia- y con siete vecinos cuyas fronteras con poca vigilancia proveen a los militantes de grupos islamistas de reservas y rutas de escape.
Sus vecinos, Mauritania y Argelia, han tenido problemas con al Qaeda desde la década de los 90. Pese a haber sido una colonia de Francia, Argelia ha permitido a Francia usar su espacio aéreo para vigilar el movimiento de los grupos islamistas en Malí.
El país africano también se encuentra en una de las rutas de robo más lucrativas de África a Europa. Sus desiertos han servido a grupos de narcotraficantes de Latinoamérica y al tráfico mundial de personas para ocultarse.
2. Espacio sin gobierno
En la nación y buena parte del Oeste de África, la falta de autoridad ha convertido el lugar en el nirvana de los grupos extremistas, entre ellos al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), encabezado por argelinos, y el Movimiento para la Unidad y la Yihad en África Occidental (MUJAO, por sus siglas en inglés).
Su presencia se ha desarrollado a través de los años. Un cable diplomático de Estados Unidos en 2009 citaba a un alto funcionario de Argelia, Abdelmalek Guenaizia, quien aseguraba que “el nexo entre armas, drogas y contrabando en el norte de Malí creaba un ambiente propicio” para los grupos extremistas.
3. Exportar el Yihad
El riesgo más grande de la intervención en Malí es que sirva para que los grupos yihadistas emprendan una campaña contra el enemigo.
Dos sitios yihadistas en internet, la red del Sinam al Islam y el foro al Minbar Jihadi Media han pedido a sus seguidores apoyo para sus compañeros en el norte de Malí.
También hay el riesgo de que existan extremistas entre los 5 millones de musulmanes que viven en Francia, la gran mayoría del norte y este de África, que podrían buscar venganza por la intervención del país europeo.
Hace menos de un año, los servicios de inteligencia francesa se movilizaron contra células militantes de grupos islamistas luego de que un joven que había viajado a los territorios tribales de Pakistán disparó a siete personas en Tolouse.
El presidente francés, Francois Hollande, ha ordenado que se incremente la seguridad en los lugares públicos y la vigilancia a personas que llegan de Afganistán y Siria, señaló el ministro del interior francés, Manuel Valls.
4. El alma del Islam
Hace 12 años, Malí fue uno de los seis países en desarrollo invitados para asistir a la reunión del G8 en Italia. Después de años de inestabilidad logró una transferencia pacífica del poder en 2002, tenía una prensa y estaciones de radio activas y las mujeres participaban en la vida pública, en 2011 la nación tuvo una primer ministra.
Pese a la pobreza del país, sus habitantes tenían una reputación de moderados, tolerantes y una historia rica al habitar en uno de los centros intelectuales del Islam.
La ciudad de Timbuktu, a veces llamada la ciudad de los 333 santos, fue un centro religioso y educacional en los siglos XV y XVI, sus bibliotecas guardan documentos invaluables del Islam y sus tumbas y mezquitas forman parte del patrimonio de la humanidad de la UNESCO.
El grupo islámico Ansar Dine ha ordenado destruir las tumbas por considerar que fomentan la idolatría. En julio, la secretaria general de la UNESCO, Irina Bokova señaló que “los ataques al patrimonio cultural de Timbuktu es un ataque contra su historia y los valores que trae consigo- valores de tolerancia, intercambio y convivencia-“, señaló.
5. Una crisis humanitaria
Malí vive una crisis humanitaria, cientos de sus habitantes son ahora refugiados en campos afuera del país o se han desplazado al interior para escapar de los grupos islamistas.
Hay al menos 150,000 refugiados en países vecinos, más de 50,000 de ellos viven en Mauritania, donde la organización Doctores Sin Fronteras ha encontrado cifras crónicas de malnutrición entre los niños.
Adicionalmente, al menos 200,000 personas que vivían al norte de Malí han escapado al sur para escapar de los islamistas.
6. Una prueba de voluntad internacional
Malí se ha convertido en una prueba para probar la efectividad de la acción internacional contra los grupos islamistas en África, en este caso ha unido a la nación africana y a Francia dos naciones con diferentes capacidades y culturas que tienen una meta en común.
Mucho depende de la forma en que los grupos respondan a la ofensiva. Si los militares se dispersan en el ejército y las tropas de Malí reclaman las principales ciudades ahora tomadas, se logrará una victoria parcial.
Pero si se infiltran con los civiles, Francia podría encontrarse un escenario de guerra y ataques suicidas.
Estados Unidos ha señalado que no ayudará a Malí con ayuda militar, pero sí con inteligencia satelital. El presidente francés, Francois Hollande, ha señalado que sus tropas no dejarán Malí hasta que exista seguridad, autoridades legítimas, se haga un proceso electoral y no haya terrorismo.