El príncipe Enrique junto a su helicóptero Apache en Campo Bastión, en la provincia afgana de Helmand.

Por Max Foster y Peter Wilkinson

(CNN) — El príncipe Enrique reveló que mató a insurgentes talibanes en su última estancia en Afganistán como miembro de tripulación de un helicóptero de ataque Apache.

Enrique estuvo por cuatro meses como copiloto artillero en Helmand, al sur de Agfanistán, y voló en varias misiones con el gatillo listo para disparar cohetes, misiles y un cañón de 30 milímetros.

Nadie dice cuantos insurgentes pudo haber matado Enrique, pero al finalizar su estadía, el joven de 28 años, conocido por sus camaradas como capitán Wales, compartió con reporteros algunos de sus sentimientos sobre el combate mientras se encontraba en una base militar conocida como Campo Bastión. Afirmó ante las cámaras que algunas veces está justificado “tomar una vida para salvar una vida. En eso nos centramos, supongo”.

Enrique explicó los roles de los Apaches y de su puesto, y cómo han cambiado desde que fue por primera vez a Afganistán en 2007 y 2008. “Solía ser mucho: asiento delantero, disparando todo el tiempo”.

“Ahora, sí, disparamos cuando lo tenemos que hacer pero esencialmente somos más un elemento de disuasión que otra cosa”.

“Nuestro trabajo allá afuera es asegurarnos que los chicos están bien en el terreno y si eso significa disparar contra alguien que les está disparando, lo haremos”, dijo el príncipe, el tercero en la línea de sucesión del trono británico.

Lejos de su helicóptero, el príncipe se desplaza con libertad por la base, come con todos y se relaja jugando videojuegos con los otros 130 integrantes del escuadrón 662 del tercer regimiento del Ejército. Con esos camaradas él es solo “uno de los chicos”.

En contraste con su vida privilegiada en palacios y una educación en el Colegio Eton, el príncipe vive en un cuarto compartido en medio de contenedores que fue convertido en dormitorio. Afirma que puede recorrer con libertad la base, como visitar el gimnasio e ir a la lavandería. “Es completamente normal”, agrega.

Pero dice que aún recibe algo de atención en lugares más públicos. “Debido a que hay muchos que nunca me han conocido, me miran como el príncipe Enrique y no como el capitán Wales, lo que es frustrante”.

“Lo que es probablemente otra razón por la que amo estar afuera en las bases de patrullaje, lejos de todo”.

“Pero sí, es completamente normal. Soy uno de los chicos. No soy tratado diferentemente”.

Su estadía significó que estuvo alejado del ojo público, aunque afirma que su padre, el príncipe Carlos, a veces le recuerda su posición. Enrique admite que “dejó mal a sí mismo y a su familia” cuando fue fotografiado desnudo en una fiesta en un hotel de Las Vegas el año pasado.

Enrique parece más feliz cuando habla sobre su rol militar: fortalecer al Ejército Nacional Afgano, para que eventualmente se haga cargo de la seguridad.

“Es grandioso ver al Ejército Nacional Afgano tomar más un rol de liderazgo”.

Eso es algo que sus superiores en el Ejército podrían decir del propio príncipe.