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Por Alexis Wineman, especial para CNN

Nota del editor: A Alexis Wineman le diagnosticaron un trastorno generalizado del desarrollo, una condición que es parte del espectro autista. Ganó el concurso Miss Montana en 2012 y participó en el certamen Miss América. Quedó entre los primeros 15 lugares y ganó el premio America’s Choice al ser la más votada por los televidentes.

(CNN) — Sabía que tenía que haber una razón para que mi familia y yo pasáramos por aquellos días tan difíciles. En ese entonces no entendía el porqué, pero las últimas dos semanas me han ayudado a poner muchísimas cosas en perspectiva.

Los solitarios días en los que caminaba de un lado a otro de la cocina fueron de los más largos en mi vida. Si en ese momento alguien me hubiera dicho que luciría una corona, un vestido de noche, zapatillas altas y un traje de baño ante un auditorio en vivo, rodeada de luces y cámaras de televisión, habría sido la primera en no creerlo.

Ahora me doy cuenta de que hasta mis días más difíciles no son nada comparados con los de otras personas que viven con algún trastorno del espectro autista. Recibí la oportunidad de dar voz a quienes no la tienen, o que aún no encuentran la suya.

Tal vez otras personas no seguirían el mismo camino que yo, pero para mí entrar en el concurso Miss América era la cumbre de mi Everest personal. También era irónico: una niña a quien siempre le dijeron que era diferente, y a la que muchas personas consideraban una paria, llegaba al concurso de belleza más importante de su país.

Sabía que me enfrentaría a algunos retos, e incluso al escepticismo, pero nunca anticipé la ola de apoyo que sigue llegando.

Mi mayor honor fue ganar el título America’s Choice durante el certamen. El que tantas personas que no me conocen me eligieran como su concursante favorita es algo que todavía no comprendo.

Quizás el oropel y el glamour de la maravillosa experiencia de Miss América se hayan desvanecido, pero cada día se fortalece más mi compromiso de crear conciencia acerca del autismo y tender puentes de aceptación, en especial después de leer correos electrónicos, mensajes en Facebook y tuits de personas que me han apoyado a lo largo del viaje.

Tendré éxito si tan solo una sola persona se encuentra con un niño sobreestimulado y no se le queda mirando; si un adolescente invita a almorzar a un “paria”; si un empleador le da trabajo a alguien que tal vez no es capaz de mirar a los ojos al entrevistador.

También espero que las familias que leen mi historia y que se sienten aisladas o están preocupadas y llenas de dudas acerca de sus hijos sepan que no están solas: existe una comunidad maravillosa de personas que están esperando para ofrecerles su amistad y dirección.

He aprendido, al asociarme con organizaciones como AbilityPath.org y Generation Rescue, que la comunidad con necesidades especiales es una de las más leales y comprensivas. Me siento honrada de ser parte de este nuevo círculo de amigos y no me queda duda de que fueron quienes se identificaron conmigo, creyeron en mí y me ayudaron a ganar el premio America’s Choice.

No sé qué pasará mañana, lo que sé es que puedo hacer muchas cosas para que la gente entienda que “’Normal’ no es más que un programa de secadora de ropa.