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(CNN) — La “moralidad” no es exclusiva de los humanos. En el reino animal existen algunas características de ésta, incluida la justicia y la reciprocidad, de acuerdo con una investigación de Frans de Waal, director del Centro Living Links, de la Universidad Emory, en Estados Unidos.

Su estudio más reciente, publicado la semana pasada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, sugiere que los chimpancés pueden mostrar una sensibilidad a la justicia similar a las personas.

El popular primatólogo se dedica desde hace décadas a encontrar vínculos entre el comportamiento humano y el de los primates, particularmente en las áreas de moralidad y empatía.

La creencia popular de que el mundo natural está basado en la competencia es una simplificación, dice De Waal. La fuerza del sistema inmunitario y las capacidades para encontrar comida también son cruciales. Y muchos animales sobreviven a través de la colaboración.

Los mamíferos como los lobos, las orcas y los elefantes necesitan de sus grupos para sobrevivir, y la empatía y la cooperación son mecanismos de supervivencia, según explica en su libro de 2009 The Age of Empathy: Nautre’s Lessons for a Kinder Society (La era de la empatía: las lecciones de la naturaleza para una sociedad más bondadosa).

“Creemos que la empatía evolucionó para cuidar de otros, (…) especialmente, por supuesto, entre la madre y los hijos, lo que es universal en todos los mamíferos”, dijo De Waal.

“Los humanos son una especie muy cooperativa, y podemos ver en nuestros parientes cercanos de dónde viene eso”.

Lo que significa ser justo

De Waal no está seguro de que sus monos tengan lo que un filósofo llamaría un “concepto de justicia” en el sentido intelectual. Pero los investigadores observaron indicadores de que hay, en un nivel más básico, un sentido de justicia entre ellos.

Algunos de los temas que estudia el primatólogo: Si un animal obtiene más que otro, ¿hay un sentimiento de que esto es de alguna manera injusto? Y si alguien comparte comida con otros, ¿hay una expectativa de que regresen el favor?

En un estudio de 2008, De Waal y sus colegas pusieron dos monos capuchinos lado a lado y les dieron una tarea simple: darle una roca al experimentador a cambio de pepinos como recompensa.

Cuando ambos recibían la misma fruta completaban la tarea sin problemas. Pero si a uno de ellos le daban uvas, en lugar de pepino, algo interesante ocurría:

Un video que De Waal mostró en su conferencia TED, un semillero de ideas, muestra que cuando un mono veía que el otro obtenía uvas (en lugar de pepino) a cambio de la piedra, lanzaba pepino al experimentador.

Como los niños, los monos sienten que “tienen que obtener lo mismo que los demás”, explicó el científico.

Con base en experimentos como estos, De Waal piensa que el sentido de justicia observado en los monos es egocéntrico. Los monos capuchinos se molestaban, de manera egoísta, cuando no obtenían las uvas que sus vecinos recibían.

De Waal creía que este modelo de justicia también aplicaba con los chimpancés, que comparten el 99% de su ADN con los humanos.

Pero otra investigación en la que comparó a niños con chimpancés, lo hizo repensar esta hipótesis.

El nuevo estudio: ¿Un sentido humano de justicia?

De Waal y sus colegas hicieron que los chimpancés y, separadamente, los niños, jugaran un “juego del ultimátum”. Este es “el estándar de oro de justicia para los humanos”. Se ha jugado en todo el mundo, por personas de diferentes culturas, para mostrar que, universalmente, los humanos parecen tener un sentido de justicia.

La estructura básica de un juego del ultimátum es que hay recompensas que pueden ser divididas entre dos individuos. Uno propone cómo dividirlas y el otro acepta o rechaza esta oferta. Las pruebas humanas han mostrado que las personas usualmente proponen una división generosa de los objetos valiosos, como mitad y mitad o 60% y 40%, dijo De Waal.

En la versión utilizada en el nuevo experimento participaron seis chimpancés adultos y 20 niños humanos, entre las edades de dos y siete años.

Los investigadores encontraron que ambos tendían a hacer decisiones similares a los adultos humanos para dividir los bienes. Sin embargo, Keith Jensen, quien ha realizado experimentos similares, cuestionó los resultados.

Jensen dijo que los sujetos no sabían que podían rechazar las ofertas. “El hecho de que no hayan rechazado ninguna oferta no sugiere que sean sensibles a la injusticia, sino que solo están motivados por obtener comida para ellos, sin importar las intenciones de los que lo proponen ni las consecuencias para ellos”, dijo en un correo electrónico.

Pero De Waal dijo que los sujetos de estudio sí mostraron reacciones negativas en respuesta a algunas ofertas.

Los chimpancés escupían agua y los niños decían cosas como “obtienes más que yo” en respuesta a una oferta egoísta. “Eso indica que saben qué pasa”, dijo.

Hay pocos estudios de esta naturaleza sobre chimpancés en comparación con los humanos, y se necesita realizar más investigación para explorar la naturaleza del sentido de justicia de estos animales.

Las vidas secretas de los primates

Aún hay mucho que los humanos desconocen sobre sus parientes cercanos.

Sin embargo, De Waal hizo algunos avances interesantes, incluido un estudio en el que se muestra que los chimpancés pueden ver la parte trasera de otro e indicar cuál es el rostro correspondiente, siempre y cuando se trate de un chimpancé que conocen.

Esto muestra que ellos tienen un “conocimiento del cuerpo completo”, un concepto que no ha sido rigurosamente probado en los humanos, dijo. Por esta investigación, en 2012 obtuvo junto a Jennifer Pokorny un premio Ig Nobel, el cual honra la investigación humorística y estimulante.

También estudió el contagio de bostezos, el fenómeno de una persona que bosteza en respuesta al bostezo de otra. Las personas sensibles a los bostezos tienden a ser más empáticas, y los amigos y familiares bostezan más entre sí que con extraños. Esto también se mostró en los chimpancés, que bostezan cuando otro que conocen lo hace.

Los chimpancés macho compiten entre sí regularmente, pero también se reúnen para reparar sus relaciones, dijo De Waal. Este patrón de comportamiento de ciclos de separación y reconciliaciones es visto en familias humanas y en el lugar de trabajo, indicó.

“Hay muchos animales que son muy buenos en la cooperación, y personalmente no estoy convencido de que los humanos necesariamente son los mejores en eso. Pero son muy buenos en ello, eso es seguro”.

Y tú, ¿crees que los seres humanos son más o menos cooperativos que los animales de otras especies?