Por James Masters
(CNN) — Comenzó como algo pequeño. Terminó con un sueño arrastrado por una ola imparable.
Una tímida sonrisa y una oración al famoso clima de Manchester era la idea, en su lugar se dejó todo a la astucia y al subterfugio.
Llegaron los aspersores. El agua fluía como un torrente en la cancha del Old Trafford; el pasto desapareció debajo de un pantano que crecía rápidamente.
Bienvenidos a Manchester.
Esta fue una forma en la que el entrenador del Manchester United, Matt Busby, recibió a los grandes y buenos del Real Madrid.
Al ver a su equipo sufrir una derrota 3-1 en el partido de ida de la semifinal en la Copa Europea de 1957, Busby no quería correr riesgos.
Los temibles cinco que eran Alfredo Di Stefano, Francisco Gento, Enrique Mateos, Hector Rial y el francés Raymond Kopa habían desencadenado una fuerza imparable contra el United en el primer juego en España al mostrar las habilidades y vanguardia que no se había visto en las costas británicas desde que los Mighty Magyars derrotaron a Inglaterra en Wembley en 1953.
Esta vez, Busby tenía otras ideas. Remojar la cancha, hacer que fuera un baño de lodo y ver a sus Babes utilizar su carácter emblemático del norte para salir victoriosos.
Se suponía que iba a ser infalible. Y pudieron haber tenido éxito, si no hubiera sido por una cámara indiscreta.
Protesta “Real”
“El partido de vuelta casi nunca se jugaba”, dijo a CNN, Tom Clare, autor de Forever a Babe: Growing Up with Manchester United (Por siempre un ‘Babe’: creciendo con el Manchester United).
“Busby había ordenado que la cancha fuera inundada con aspersores ya que pensó que el Madrid no estaría acostumbrado, o que no le gustaría jugar en una superficie pesada.
“Desafortunadamente, un fotógrafo del periódico Daily Mirror tomó una fotografía que mostró que había grandes piscinas de agua en la superficie de la cancha.
“Por supuesto el agua no se había filtrado, pero cuando la gente del Madrid vio las imágenes en la mañana del juego; amenazaron con no jugar a menos que se apagaran los aspersores”.
Así que cuando Cristiano Ronaldo del Real Madrid y Wayne Rooney del United se encuentren en el partido de ida de los octavos de final en la Liga de Campeones este miércoles en Madrid, evocarán recuerdos de ese día fatídico de abril en 1957.
Ese partido de 1957 lo tuvo todo; astucia y una cancha parecida a un pantano, Los Galácticos, oficiales sospechosos y un “encargado de despidos y contratos” de una empresa de préstamos de emergencia.
Incluso había un entrenador del Manchester United discutiendo con el árbitro por el tiempo transcurrido. Quizá, después de todo, el juego no era tan diferente hace 56 años.
“El mejor equipo ganó y debió de haber ganado más fácilmente por la simple razón de que era el único con una línea de ataque organizada”, dijo el periódico The Manchester Guardian (ahora The Guardian) en su reporte del partido.
The Daily Express fue más mordaz sobre el desempeño del United, al poner sin tapujos en su encabezado: “Los ‘Babes’ arrogantes de Busby holgazanean y pierden”.
“Despabilados”
Cuando los españoles llegaron al Old Trafford el jueves 25 de abril, 65,000 aficionados esperanzados y con expectativas fueron a ver si los Babes podían llegar a los titulares por las razones correctas.
“Como un estudiante de 12 años, todo el evento fue mágico y a veces muy desconcertante”, dijo el aficionado del United, John White, a CNN.
“Para empezar, nuestro juego inglés era un juego de contacto mucho más físico que el que nuestros primos europeos jugaban.
“No podíamos entender su inclinación a caer tan fácilmente; sí, es triste de decir, incluso los grandes virtuosos de ese equipo del Madrid que ganaron la Copa Europea cinco veces consecutivas no estaban por encima de desarrollar un ataque de ‘tambaleos personales’ cuando era conveniente”.
Justo como ahora, 56 años después, el Real era el club más rico en el juego europeo y recorría el mundo entero para obtener a los jugadores más talentosos.
El equipo del United solo tenía a dos jugadores (Ray Wood y Tommy Taylor) que demandaban una cuota, ya que el club estaba paralizado en términos de dinero después de la Segunda Guerra Mundial, lo que lo forzó a desarrollar talento de la famosa academia, que el exdirector James Gibson fundó durante las batallas financieras del club.
Los Babes ya habían probado ser el equipo más talentoso de su generación dentro del juego local pero su falta de experiencia fue cruelmente expuesta contra un “despabilado” Real.
“Nadie en Inglaterra estaba consciente de cuán bueno era el Real Madrid en ese momento”, dijo Clare, quien estuvo en el Old Trafford ese día cuando era niño.
“Sin embargo, a pesar de su fantástica alineación, los Babes del United fueron un partido para ellos; aparte de la experiencia.
“Esa era la diferencia entre los dos equipos. Había una gran diferencia en la edad promedio entre los equipos; la del United era de 22 años y la del Real era de 29”, añadió Clare.
Desafilar la navaja
La competencia, según la editorial en The Manchester Guardian, descansaría en si el United podría “desafilar la navaja del ataque del club más afilado en Europa”.
El equipo de Busby había anulado una desventaja de dos goles en los cuartos de final, que ganaron 3-0 en casa contra el Atlético de Bilbao después de perder 5-3 en el partido de ida en España.
Con Dennis Viollet y Tommy Taylor, el United tenía a dos delanteros que ya habían aterrorizado a las defensas en todo el continente, que habían anotado goles por diversión.
Pero era el joven delantero David Pegg quien había causado más problemas al Real en el partido de ida, lo que causó que los españoles tomaran en calidad de préstamo a Manuel Torres en lugar de José Becerril.
A Torres, considerado como uno de los hombres más duros en el futbol español en ese tiempo, se le dio la tarea de anular la amenaza planteada por el delantero de 21 años.
También funcionó. Con Pegg anulado, la potencia ofensiva del gran Di Stefano, el técnicamente supremo Kopa y el efervescente Rial, el Real era demasiado fuerte, incluso con el baño de lodo en la cancha.
La presencia de Di Stefano, el Futbolista Europeo del Año en 1957 y 1959, era un placer poderoso para todos los que estaban dentro del Old Trafford.
Llevó a que The Manchester Guardian alabara a uno de los jugadores más talentosos de su generación, al compararlo con los directos de orquesta legendarios; Thomas Beechman y John Barbirolli.
“Que los colegas de Di Stefano deban jugar instintivamente con él no es más sorprendente que una orquesta deba tocar con Beechman o Barbirolli”, se leía en el diario.
“Preserva el balance y dicta ritmo en la misma forma. Sus recompensas son fabulosas”.
Una ola imparable
Con Di Stefano como delantero, el Madrid obtuvo una ventaja de dos goles dentro de los primeros 33 minutos gracias a los goles de Kopa y Rial para extender su ventaja 5-1 en el global.
Tras jugar tres juegos de liga en seis días en el periodo previo a la eliminatoria, el United pronto entró en frustración a pesar de los goles de Taylor y Bobby Charlton que igualaron el marcador ese día.
Las faltas constantes y varias ofensas dejaron al árbitro Leo Horn decir después del partido que “hubo aproximadamente 50 o 60 infracciones”.
“El juego en sí no fue un espectáculo grandioso”, recordó Clare.
“El Madrid fingió lesiones, gastó el tiempo en cualquier momento que pudieron, patearon el balón hacia la multitud cuando el United tenía un balón parado.
“Realmente fue frustrante, nunca veías pasar este tipo de cosas”.
El estilo del Real ciertamente dejó su impacto, con Duncan Edwards diciendo a los medios que la experiencia fue “muy difícil”, mientras que el capitán del United, Roger Byrne, afirmó que los españoles “no tenían espíritu deportivo”.
Una multitud estridente en el Old Trafford abucheó a los jugadores visitantes sin piedad por el resultado final, lo que llevó a que el periodista de The Daily Express, Desmond Hackett, escribiera cómo “nunca me había sentido tan avergonzado de una multitud inglesa en toda mi vida”.
Hackett se quedó hipnotizado por el Real y Di Stefano en particular, al escribir cómo “nos dejaron sin palabras que utilizar para ese hombre extraño entre todos los continentales, Alfredo Di Stefano, de Argentina”.
Lo que comenzó con algo de optimismo fue sumergido en una ola imparable de potencia ofensiva del Real.
Romper el cerco
Aunque el Real seguiría con una victoria en la competencia por segundo año consecutivo, al derrotar a Fiorentina de Italia en la final, el United terminó la temporada como campeón de la liga inglesa antes de perder con el Aston Villa en la final de la Copa FA en frente de casi 100,000 personas en Wembley.
El Real ganó las primeras cinco ediciones de la competencia, pero la suerte del United se quedó en ruinas entre los restos del Desastre Aéreo de Munich en 1958.
De los 11 jugadores que alinearon contra el Real, seis perecieron en el accidente el 6 de febrero cuando el avión que llevaba a jugadores, personal, periodistas y aficionados se estrelló en una tormenta de nieve mientras intentaba despejar en el tercer intento en un aeropuerto en Munich.
Byrne, Eddie Colman, Edwards, Pegg, Taylor y Liam Whelan perdieron la vida junto con sus compañeros Mark Jones y Geoff Bent.
En total, 23 de los 44 pasajeros perdieron la vida, mientras que varios jugadores y el entrenador Busby tuvieron traumas físicos y mentales.
Pasarían 10 años hasta que el United se enfrentara de nuevo con el Real, con solo dos jugadores Charlton y Bill Foulkes, ambos sobrevivientes del accidente en Munich, en el equipo que había perdido en la reunión previa.
En esa ocasión, inspirados por el talento mercurial de George Best, el United triunfó, al ganar 1-0 en casa antes de asegurar un empate 3-3 en Madrid.
El equipo de Busby llegaría a levantar el trofeo en Wembley después de derrotar al Benfica de Eusebio 4-1, solo 10 años después de la pesadilla de Munich.
Si el United desafió el dominio del Real sobre el futbol europeo durante la década de 1950 es una pregunta hipotética.
El Real contrató a uno de los jugadores más grandiosos que estuvo en un campo de futbol en la forma de Ferenc Puskas de Hungría en 1958 y despidió a todos los interesados hasta que el Benfica inspirado en Bela Guttmann rompió el dominio en 1961.
“¿El equipo del Madrid habría permanecido tan dominante en Europa si lo de Munich no hubiera ocurrido? No lo creo”, dijo Clare.
“Creo que el United estaba en camino a ganar la Copa Europea en 1958. Era un equipo vibrante, que había ganado su primera temporada de experiencia en Europa y había aprendido mucho de eso.
“También había mucha más fuerza en Old Trafford de la que había en Madrid.
“Las personas olvidan que en la temporada 1958-59, solo meses después de la tragedia, el equipo joven del United terminó como subcampeón en la División Uno contra los campeones Wolves; ese fue un logro”.