Por Charles García, especial para CNN
Nota del editor: Charles García es presidente de García Trujillo, una empresa enfocada en el mercado hispano, y autor de “Leadership Lessons of the White House Fellows”. Oriundo de Panamá, vive en Florida. Puedes seguirlo en Twitter en @charlespgarcia
(CNN) – En medio de la pléyade de potenciales candidatos a la presidencia que asistireron a la Conferencia de Acción Política Conservadora del pasado fin de semana, la experta Ann Coulter no decepcionó a sus seguidores al utilizar nuevamente la retórica política de tintes racistas.
No sorprendió que utilizara la reforma inmigratoria para inflamar las pasiones de la derecha. Presentó a los latinos como “una avalancha de trabajadores sin preparación que inunda el país”, y explica a cualquiera que la escuche que los inmigrantes no hacen más que buscar la próxima ayuda del gobierno. Su profunda ignorancia de la comunidad latina de Estados Unidos y de la reforma migratoria es vergonzosa.
Entre sus comentarios más feroces estuvo un ataque contra el político republicano de Florida, el senador Marco Rubio, los “interminables Bush”, el gobernador de Nueva Jersey Chris Christie y otros que se han expresado públicamente en apoyo a la reforma inmigratoria.
Coulter argumentó que los políticos republicanos hablan a favor de la reforma inmigratoria porque “se asustaron” con el pobre desempeño en las urnas el pasado noviembre. Y anunció orgullosamente que, de ahora en adelante, votará siempre contra “una amnistía para los ilegales”.
Pero sólo unos días después, sus comentarios parecen especialmente lejanos de la realidad, tras el informe publicado el lunes por el Partido Republicano titulado “Proyecto de Crecimiento y Oportunidad”. En contra de lo que opina Coulter sobre el pánico en las filas republicanas, parece que finalmente el partido ha despertado y se está tomando en serio la estrategia para seguir vivo.
El informe recomienda un cambio radical en el partido, incluyendo un apoyo total a la reforma migratoria. El partido, dice el informe, “debe abrazar y liderar una amplia reforma inmigratorio”, incluida una iniciativa para un fondo de 10 millones de dólares que contempla la contratación de directores políticos nacionales hispanos, asiáticos y afro-estadounidenses.
En los últimos años, muchos miembros del partido republicano han rechazado cualquier iniciativa de ley migratoria que legalice a los 11 millones de indocumentados que viven actualmente en Estados Unidos. Algunos de esos políticos, incluido Mitt Romney, han llegado a apoyar leyes anti inmigrantes que buscaban la “auto deportación”, como la ley S.B. 1070 de Arizona. Trazar este tipo de líneas arbitrarias contra cualquier propuesta de legalización dañaría gravemente la reputación el partido republicano entre los votantes latinos, que apoyaron abrumadoramente al presidente Obama.
Es por esto que el partido esta cambiando el tono. Republicanos como Jeb Bush, Marco Rubio y Chris Christie siguen los pasos de Ronald Reagan al reconocer que la forma de hacer avanzar al país está en buscar una solución al problema complicado de la inmigración, y no en denuncias altisonantes como las de Coulter.
En otra decisión importante, el favorito del Tea Party, el senador Rand Paul, apoyó un camino hacia la ciudadanía para los 11 millones de inmigrantes indocumentados.
En contra de lo que Coulter pudiera hacer creer, los líderes republicanos no están en pánico; buscan formas con sentido común de arreglar al problema inmigratorio, y han dicho claramente que no quieren regalar la legalización a cualquiera. Han insistido en que cualquier solución pasa por asegurar la frontera, imponer fuertes sumas a los inmigrantes documentados y un largo período de espera antes de poder regularizar la situación migratoria de los solicitantes.
En esta línea, el lunes, miembros republicanos de la Banda de los Ocho en el Senado propusieron aumentar el período de tiempo en que un indocumentado debe ser residente legal permanente antes de solicitar la ciudadanía. La propuesta extiende el plazo actual de ocho a diez años. Este margen de tiempo permitiría a los solicitantes nacionalizarse tres años después de lograr la residencia permanente, para un total de 13 años hasta lograr la ciudadanía. Esta propuesta es similar al actual proceso, pero extiende el período de residencia y acorta el de nacionalización.
Esto refleja el hecho de que el Partido Republicano no apoya un plan acelerado de legalización para los que se encuentran en el país ilegalmente.
Contra lo que dice Coulter, los principios negociados que han propuesto Rubio y otros miembros del Senado no son intentos de lograr una “amnistía para los ilegales”. Los republicanos que apoyan las medidas no son débiles ni están desesperados. Más bien demuestran liderazgo al buscar una solución inteligente al complejo problema de intentar lograr un acuerdo justo y firme con los políticos demócratas.
La postura de Coulter de votar contra cualquier legalización refleja el pánico del que acusa a otros. Su punto de vista sobre la inmigración es el que ha llevado a los republicanos a perder seguidores por su ignorancia y falta de mira.
No estará muy contenta con la publicación del informe de su propio partido que proclama claramente que se debe abrazar la reforma inmigratoria, no rechazar. Los puntos de vista de Ann Coulter están fuera de sintonía con los del liderazgo y objetivos del único partido que la tendrá.
(Las opiniones expresadas en este artículo corresponden exclusivamente a Charles García)