(CNN) — El que a muchas personas les duela la espalda o los pies es algo que ocurre desde hace millones de años.
Durante una conferencia en la reunión anual de la Asociación para el Desarrollo de la Ciencia de Estados Unidos, el fin de semana pasado, los antropólogos dijeron que la forma singular en la que hemos evolucionado en comparación con los demás mamíferos es la causa de que tengamos dolencias que nuestros parientes cercanos no experimentan.
“Desde hace tiempo sabemos —desde los tiempos de Darwin— que los humanos evolucionaron, que los humanos no son perfectos porque la evolución no crea perfección”, dijo Jeremy DeSilva, antropólogo de la Universidad de Boston.
Por ejemplo: los humanos son los únicos mamíferos que pueden tener escoliosis, una condición en la que la columna vertebral presenta una curvatura anormal, dijo Bruce Latimer, de la Case Western Reserve University en Cleveland, Ohio.
Latimer dijo que un esqueleto de Homo erectus de 1,5 millones de años de antigüedad y el esqueleto de Lucy, de más de 3 millones de años de antigüedad, parecen mostrar que ambos tenían problemas de espalda.
Los humanos evolucionaron a partir de un animal cuya espalda era horizontal, paralela al suelo. Sin embargo, la columna de los humanos evolucionó para ser erguida y el cuerpo tuvo que equilibrarse con la cadera y los pies. Por eso, la columna necesita tener curvaturas, aunque no es un sistema óptimo.
En el curso de una vida, con las presiones y las cargas de las actividades cotidianas, somos propensos a desarrollar problemas como la hernia de disco. Incluso al caminar, con el proceso de mover los brazos y las piernas para llevar la espalda erguida, la columna se dobla y se tuerce, dijo Latimer. Ningún otro animal tiene que lidiar con un sistema mecánico como este.
La evolución es un proceso que altera los materiales existentes; no puede crear perfección, dijo Latimer. “Usas clips y cinta para ductos para que las cosas funcionen. No puedes inventar una columna nueva”.
Los humanos también son los únicos mamíferos que cargan las cosas frente a ellos. Se recomienda que flexiones las rodillas cuando recojas algo pesado para disminuir la tensión sobre la columna; sin embargo, un día podrías sentir dolor mientras te agachas para sacar la bolsa de las compras de la cajuela de tu auto.
“El diseño de tu cuerpo está hecho para durar unos 45 o 50 años”, dijo Latimer. “Si la cuidas, tu columna te ayudará a superar ese límite. Pero después de eso, estás solo”.
La estructura del pie humano también ocasiona problemas. Hay 26 huesos en el pie y en conjunto no están diseñados para protegernos del dolor. De hecho, hay pruebas antiguas de torceduras de tobillo, osteoartritis y tobillos fracturados que se remontan a los orígenes de la caminata erguida, dijo DeSilva.
Particularmente el arco es una parte del pie que causa muchos problemas. Entonces, ¿por qué lo tenemos?
Hay dos teorías predominantes, dijo DeSilva. Una establece que el arco funciona como un amortiguador que absorbe la mayor parte de la fuerza que recibe el pie cuando caminas para evitar que llegue a las articulaciones. La otra idea la están desarrollando científicos como Daniel Lieberman y su grupo de Harvard; analizan la forma en la que el arco se compone de ligamentos que pueden estirarse y recuperar su tamaño y su relación con la mecánica de correr.
¿Qué hay del dolor crónico de las muelas del juicio? Aunque estos “terceros molares” no te hacen más listo, están relacionados con la evolución del cerebro humano, dijo Alan Mann, antropólogo de la Universidad de Princeton.
Nuestro cerebro es más de tres veces mayor que el de nuestros antiguos ancestros, dijo Mann. La arquitectura del cráneo tuvo que cambiar para darle cabida, así que junto con el cráneo, también cambió el esqueleto facial.
Hace miles de años, apareció una mutación genética asociada con la ausencia de muelas del juicio. Este fenómeno es especialmente pronunciado en ciertos grupos: casi el 45% de los inuit carecen de terceros molares, dijo Mann. Los adultos de Neanderthal, por el contrario, parecen presentar muelas del juicio consistentemente.
El caminar erguidos también dificulta dar a luz, dijo Karen Rosenberg, de la Universidad de Delaware.
Nuestra especie ha llegado a una solución cultural: tener a alguien que te ayude, ya sea una partera o un obstetra, para reducir los riesgos que acompañan al parto.
“Nuestra evolución ha sido funcional y sin embargo presentamos estos problemas”, dijo Mann. “Muchos de esos problemas persistirán como parte de nuestra biología”.