Por Todd Leopold
(CNN) — En el estreno de temporada de dos horas de Mad Men, hay un personaje incidental, una mujer vieja, que probablemente tiene 90 años. Su ropa es apropiada, si es que monótona, y su comportamiento sugiere a alguien por la forma.
Parece como el tipo de persona que pasó su vida en salones de dibujo privilegiados sobre Park Avenue, sus pies nunca tocaron las sucias calles de Nueva York, Estados Unidos, mientras pasaba el siglo XX. De hecho, ha pasado por tantas cosas tan solo en la década de 1960: avances en la comunicación, vuelos espaciales, movimientos sociales. Y aun así, parece que la década no la ha afectado en lo absoluto.
Tiene mucho en común con los personajes importantes de Mad Men. El programa de AMC, sobre una agencia de publicidad en la década de 1960, regresa este domingo para su sexta temporada.
Olvida las marchas de movimientos civiles, las protestas por la Guerra de Vietnam, la cultura joven y todo lo demás que se ha convertido en la abreviatura de “los 60”. Desde el nido en Midtown Manhattan, los personajes de Mad Men toman a la ligera una buena parte de esto.
Por supuesto, hay algunos vislumbres ocasionales de esos momentos turbulentos. El director creativo Don Draper solía tener a una amante en los precintos beatnik de Greenwich Village, incluso vivió allí durante un rato. El esposo de la gerente de la oficina Joan Harris, fue enviado a Vietnam. La copywriter Peggy Olson permanece como una mujer soltera orgullosamente independiente. El excopywriter Paul Kinsey registró a los votantes negros en Jim Crow South. La oficina entró en shock cuando John F. Kennedy fue disparado (aunque estuvieron igual de impactados por la cortadora de césped que pasó por encima del pie de un ejecutivo).
Pero, esencialmente, la desordenada década de 1960 fue vivida por alguien más.
¿Y por qué no? Mad Men está en el área de publicidad. Sus vidas tratan sobre nuevos y mejorados productos de consumo, escapadas tropicales y las maravillas de vivir mejor a través de la química; no de hippies, guerra y drogas. Su década de 1960 no es la década de 1960 que hemos llegado a conocer, dice Jerald Podair, un profesor de historia en la Universidad Lawrence de Wisconsin en Estados Unidos.
“No puedes entender la década de 1960 si sólo te enfocas en hippies”, dice. “Obviamente fue una parte de la década de 1960, pero no fue todo”. Después de todo, señala, la mayoría de las personas de ese tiempo trabajaron y vivieron sus vidas; y no estaban vestidos con camisetas teñidas y collares de amor.
Uno de los movimientos inteligentes del programa, añade, es que los personajes de Mad Men no tienen que estar inmersos en los tiempos. Sólo tienen que ser buenos observadores.
“Don Draper no necesariamente se vuelve un hippie para vender ser un hippie, o vender a un Estados Unidos que cambia en formas que intenta entender”, dice. “Puede serlo, pero no necesariamente en este”.
Superficies y sombras
Desde el principio, Mad Men tendió a ver a la década de 1960 desde la posición de la organización.
Sterling Cooper (la primera encarnación de la agencia de publicidad del programa), fue parte del conjunto de club de Madison Avenue, sus filas llenas con estudiantes blancos, protestantes y anglosajones de las universidades de la Ivy Leagye y trabajadores al estilo John Cheever.
Incluso la nueva encarnación, Sterling Cooper Draper Pryce, es más formal que cambiante. Ha sido la agencia de publicidad de Richard Nixon y Lucky Strike (y, si un contrato aludido en la temporada pasada funcionó, al fabricante de napalm, Dow Chemical). Su personal generalmente es una generación más grande que los baby boomers y tienen un interés en preservar el status quo.
Los insurgentes eran su competencia, como Doyle Dane Bernbach y Wells Rich Greene, las agencias de la vida real que sacudieron Madison Avenue con trabajo irreverente y personal étnicamente diverso.
Las superficies brillantes del programa parecen haber distraído a muchos espectadores de las sombras de Mad Men, algo que deja perplejo al creador Matt Weiner. La primera temporada incluyó un suicidio y la desesperada crisis de identidad de Don, y las siguientes temporadas no han cedido.
“Hay una experiencia interesante para mí al escuchar a las personas hablar con nostalgia sobre las primeras temporadas del programa”, dice. “Creo que la temporada uno fue la cosa más oscura que ha sido un éxito comercial”.
Sin embargo, puede aproximarse un ajuste de cuentas.
Los finales de la década de 1960 estaban tan llenos de desorden que parece imposible evitar el fuego esta vez. La temporada cinco terminó en la primavera de 1967; en los siguientes 18 meses hubo disturbios raciales, el asesinato de Martin Luther King, una clamorosa campaña presidencial, el asesinato de Robert Kennedy y la guerra, la guerra, la guerra.
Cerca del hogar de Mad Men en Nueva York, en 1968, la administración del alcalde John Lindsay fue acosada por una huelga de maestros, una huelga de basura y una sensación general de putrefacción que después fue inmortalizada en películas como Midnight Cowboy y The French Connection. Fue, como lo dice la frase sarcástica del columnista Dick Schaap, “la Ciudad Divertida”. El personaje de Mad Men, Henry Francis (un consejero de Lindsay), probablemente tendrá mucho tiempo en el escenario esta temporada.
‘Semana de shock’, un mundo de maravillas
Pero incluso con todo eso, el mundo siguió adelante.
Toma la edición del 12 de abril de 1968 de la revista Life, la publicación que Podair, el profesor de historia, describe como reflejo de “lo que Estados Unidos era en realidad”.
Week of shock (Semana de shock), proclamaba la portada con una fotografía del reverendo Martin Luther King Jr., quien había sido asesinado. Dentro de la revista: artículos sobre la muerte de Martin Luther King, el discurso del 31 de marzo de Lyndon Johnson en el que anunciaba que no se postularía para ser presidente, los competidores democráticos Robert Kennedy y Eugene McCarthy y un artículo sobre The Doors, “los reyes del rock ácido”.
Pero también: anuncios de televisores Zenith, neumáticos Firestone, galletas Ritz, cátsup Hunt, los tres grandes fabricantes de automóviles y “el mundo amistoso de Hilton”, todas las maravillas soleadas y capitalistas de la vida.
Este es el mundo de las superficies, en el que la mayoría de las personas se refugian.
“(Mad Men) nos muestra que el capitalismo estadounidense se presenta sin importar la era en la que está”, dice Podair. “Intentará vender esa cultura y mercantilizar esa cultura. Eso es lo que Mad Men hace”.
Eso no quiere decir que los personajes no estarán afectados por las próximas calamidades. Los miembros del elenco ligeramente aluden a cambios. Jon Hamm, quien interpreta a Don Draper, dice que el programa llegará al centro de la pregunta capciosa que terminó la temporada pasada: Don, abordado por dos mujeres en un bar, le preguntan, “¿estás solo?”.
John Slattery, quien interpreta al director bromista de la agencia, Roger Sterling, dice que su personaje; quien terminó la temporada pasada disfrutando desnudo un viaje con LSD, podría reevaluar toda su vida.
“Creo que en esta fecha semi-tardía en su carrera intenta reevaluarla y encontrar algo en lo que esté interesado”, dice. “Eso realmente es todo lo que puedes preguntar; sorpresivamente creo que él es el personaje que parece estar más abierto a eso”.
‘Donde estamos ahora’
Pero Podair duda que el grupo de repente vaya a desbocar la organización.
“En las mentes de muchos fanáticos (existe el pensamiento de que) este es el año, esta es la temporada en la que vamos a verlos convertirse en completos hippies. No va a ocurrir”, dice.
“Weiner es demasiado inteligente para eso. Quiere mostrar que su otra década de 1960; la década corporativa de 1960, se ajustó a la nueva década de 1960 y terminó vendiendo la nueva década de 1960”.
Teniendo en cuenta eso, ¿los personajes de Mad Men pueden permanecer desenganchados?
El creador, Weiner, siempre es cauteloso en revelar demasiado, sugiere que no lo harán; y que lo que pasen hará eco hasta el día de hoy.
“Creo que encontrarás que esta temporada más que nunca interactúa donde estamos hoy en la sociedad”, dice. Por supuesto, deja el punto suspendido, pero es fácil ver qué podría abordar el programa: la fragmentación de la sociedad, política destructiva, lo que forjaron los baby boomers.
Pero quizá los personajes de Mad Men aún saldrán de su paso, ligeramente ajenos a las corrientes más profundas de la época. En eso, no serían tan diferentes de la mujer mayor; o el resto de nosotros.
Podair menciona a un estudiante que una vez tuvo, otra mujer mayor, que tomó un curso sobre la década. Estima que nació alrededor de 1930, y nada de lo que mostró en clase; incluidas películas como Easy Rider y documentales sobre los movimientos de la década de 1960, parecieron alcanzarla.
Finalmente, Podair se molestó por su indiferencia.
“¿Qué hacías en la década de 1960?”, preguntó con aspereza.
“Criando a mis hijos”, respondió.