En 2012, los llamados de la oposición a efectuar protestas generaron temores de que el GP de Bahrein tuviera que cancelarse.

Por John Sinnott

(CNN) — El Gran Premio de Bahrein amenaza con eclipsar la temporada de Fórmula Uno por tercer año consecutivo mientras que el gobierno del reino y las principales organizaciones de defensa de derechos humanos están en disputa por la detención de casi 70 personas.

En 2012, durante varios días se llevaron a cabo protestas contra el gobierno que no lograron impedir que el GP de Bahrein se llevara a cabo a pesar de que las calles cercanas estaban obstruidas con neumáticos en llamas y basura.

Las protestas en Bahrein empezaron en febrero de 2011, incitadas por los levantamientos en Túnez y Egipto.

Sin embargo, las protestas en Bahrein no lograron tomar el impulso de los demás levantamientos de la Primavera Árabe luego de que las autoridades del Estado insular las reprimieran.

La represión tuvo el respaldo de las tropas de Arabia Saudita y de los Emiratos Árabes Unidos, que se unieron bajo el estandarte del Consejo para la Cooperación en el Golfo.

El Centro para los Derechos Humanos de Bahrein dijo a CNN Arabic que 20 personas de las aldeas de Dar Klaib y Shahrakan —cercanas al Circuito Internacional de Bahrein— habían sido arrestadas junto con otras 50 personas de las aldeas de Aldeir y Samaheij, cercanas al aeropuerto.

El Centro para los Derechos Humanos de Bahrein describió los arrestos del gobierno como “ataques de las autoridades de seguridad”; Nada Deif, presidente de la BRAVO (Organización para la Rehabilitación y Contra la Violencia de Bahrein), los relacionó específicamente con el GP del 21 de abril.

“La mayoría de los detenidos son activistas del campo del periodismo documental y la fotografía”, dijo Deif.

“Esta reciente represión y la forma en la que se está ejecutando genera dudas acerca del compromiso de las autoridades bahreiníes con la reforma”, dijo Sarah Leah Whitson, directora para Medio Oeste de Human Rights Watch (HRW) en el sitio web de la organización, en donde se reportó que la policía había efectuado hasta 30 redadas en las ciudades cercanas al circuito de la F1 y en los caminos que conducen a la capital, Manamá.

“Estas redadas y detenciones indican que las autoridades están más preocupadas por sacar de la circulación a los activistas antes de la carrera de la F1 que por atender las quejas legítimas que han llevado a tantos bahreiníes a tomar las calles”.

Sin embargo, el gobierno de Bahrein insistió en que los arrestos no estaban relacionados con el GP.

“Los arrestos recientes son consecuencia de un ataque terrorista en el edificio del ministerio del Exterior en el que se usaron bombas molotov”, dijo a CNN Arabic el ministro de Comunicaciones y vocero del gobierno bahreiní, Samirah Rajab.

“Su arresto fue conforme a la ley y se les envió a la Oficina de Procesamiento Público antes de su juicio. No tiene nada qué ver con la carrera de la F1”.

“Es responsabilidad del Estado proteger a su pueblo además de a quienes viven en el país e imponer la seguridad. Las fuerzas de seguridad aplican la ley cuando arrestan a alguien y no catean las casas a menos que cuenten con una orden de la corte de procesamiento público”.

“Los comentarios que escribió HRW son, cuando mucho, comentarios de segunda mano que se hacen sin contar con pruebas. HRW no conoce Bahrein como para hacer esa clase de comentarios sin verificar su fuente”.

El año pasado, los llamados de la oposición a efectuar grandes protestas generaron temores de que el GP de Bahrein tuviera que cancelarse por segundo año consecutivo y que a para los equipos de la F1, los empleados y los aficionados se vieran amenazados.

Los manifestantes en contra del gobierno dijeron que la carrera era un truco publicitario de los dirigentes del gobierno para aparentar que la nación está más unida.

La F1 es el deporte motorizado más popular del mundo: las carreras tienen más de 500 millones de telespectadores, aunque el público consideró que las escenas del año pasado en Bahrein fueron un desastre de relaciones públicas, tanto para el deporte como para las autoridades del país.

El Gran Premio de 2011 se canceló completamente luego de que los pilotos —entre ellos la exestrella de la F1, Damon Hill—, expresaran su preocupación tras la muerte de al menos 35 manifestantes cuando el gobierno llamó a las fuerzas encabezadas por Arabia Saudita para que ayudaran a sofocar el levantamiento.

Se calcula que la cancelación de la carrera en 2011 costó a Bahrein entre 480 y 800 millones de dólares en inversiones potenciales.

El gobierno sunita de Bahrein sofocó las protestas chiitas, aunque la oposición sigue exigiendo reformas políticas a través de protestas y, ocasionalmente, enfrentamientos con las autoridades.

A principios de esta semana, Hill exhortó al organismo rector de la F1, la FIA, y a su presidente, Jean Todt, a que asumieran una postura definitiva respecto a la carrera de este año.

Los diarios británicos reportaron que después de una junta informativa acerca de la seguridad en Westminster, Hill —quien ahora trabaja como experto en automovilismo para la televisión— dijo: “La gran mayoría de la gente del deporte queremos decir que no queremos ir a empeorar la vida del pueblo”.

“Queremos que disfruten la F1. Tiene muchas cosas positivas qué ofrecer. Pero por favor, no reúnan a la gente para maltratarla por causa nuestra. No creo que eso sea político. Es más ético que político”.

Ni la FIA ni Todt estuvieron disponibles de inmediato para hacer comentarios.

El diario británico The Guardian reportó que el parlamentario británico, Richard Burden, quien dirige los grupos parlamentarios sobre automovilismo y quien protestó porque se llevara a cabo la carrera del año pasado, dijo: “Estoy recibiendo mensajes de varias personas de la oposición —y ha habido protestas callejeras con bastante regularidad en las últimas tres semanas— que indican que la carrera de la F1 atraerá más atención que el año pasado”.

“Eso es lo que ellos esperan que ocurra. Si algo pasa, será una tragedia para todos los involucrados. Espero que en los próximos días la gente entienda que las palabras tienen un efecto”.

Bahrein juega un papel estratégico en Medio Oriente y es la sede del cuartel general de la Quinta Flota de la Armada de Estados Unidos.

Reportes adicionales de Caroline Faraj y Schams Elwazer.