Por Buzz Aldrin, especial para CNN
Nota del editor: Buzz Aldrin, mejor conocido por su caminata en la Luna en la misión Apolo 11, tiene un doctorado en astronáutica y, a sus 83 años, aún ejerce influencia como defensor internacional de la ciencia y exploración espacial. El nuevo libro de Aldrin Mission to Mars: My Vision for Space Exploration (Misión a Marte: mi visión de la exploración espacial), coescrito con el periodista espacial Leonard David, es un modelo y estrategia para que Estados Unidos lidere la presencia de seres humanos en el Marte. Puedes seguirlo en Twitter en la cuenta @therealbuzz.
(CNN)—Necesitamos emocionar nuevamente al mundo con la exploración espacial y tener el espíritu pionero de ir más allá de nuestras fronteras y capacidades actuales.
Quiero que una nueva generación de exploradores espaciales se sienta como yo cuando fui privilegiado con formar parte del programa Apolo que llevó a los primeros humanos a la superficie lunar. Esto es importante, no solo para Estados Unidos sino para el resto del mundo.
Déjame decirte por qué.
El sueño de los viajes espaciales ha sido un atractivo para la humanidad durante siglos; llegar a la Luna e incluso a las estrellas.
Pero no fue hasta el siglo XX que el hombre hizo su primer vuelo con motor. Fue en 1903 en una mañana con viento sobre las arenas de Kitty Hawk en Estados Unidos, que el Flyer de los Hermanos Wright hizo su primer vuelo, y desafió a la gravedad. Mi madre, Marion Moon, nació ese mismo año.
Solo 66 años después, Neil Armstrong y yo pisamos la magnífica desolación de la Luna, y realizamos el sueño de millones. Pero han pasado más de cuatro décadas desde que caminamos en la superficie lunar y desde mi punto de vista, con muy poco progreso que mostrar desde entonces.
Siempre sentí que Marte sería el próximo destino después de nuestro aterrizaje en la Luna. He hablado mucho sobre esto durante mucho tiempo. Hoy, el sueño de llegar al planeta rojo se ve como si finalmente estuviera más cerca de ser una realidad.
Gracias al vehículo Curiosity de la NASA, al igual que el valiente rover Opportunity, y a que ambos operan en el paisaje marciano, estos robots nos revelan más detalles que nunca sobre el planeta que es más parecido a la Tierra que cualquier otro que hayamos descubierto hasta ahora. Y con cada imagen transmitida a la Tierra, cada medida tomada, hay una familiaridad creciente con el distante Marte.
Para mí, al igual que para otros espectadores, esas primeras imágenes de color tomadas por el Curiosity mostraron colinas con estratos y otras características parecidas al suroeste de Estados Unidos. Espero que esa familiaridad de otro mundo despierte la curiosidad de los jóvenes en la idea de explorar más allá de la Tierra, nuestra Luna y en Marte.
En mi mente, hay un nivel evolutivo de comodidad con Marte, y es una perspectiva que nos convoca a seguir adelante. Ese reto futuro es épico, pero histórico. Estamos en camino de hacer nuestra casa al planeta rojo.
Obviamente me apasiona forjar nuestro futuro en el espacio. Las personas me preguntan todo el tiempo; ¿por qué necesitamos ir a Marte o por qué necesitamos un programa espacial?
Porque nos sentimos bien con nosotros mismos y el futuro de nuestro país, y al aventurarnos en el espacio mejoramos la vida para todos aquí en la Tierra. Los avances científicos e innovaciones que se producen por este tipo de investigación crean productos y tecnología que utilizamos en nuestras vidas diarias e incluso ofrecen más comodidad a las personas en todo el mundo todos los días.
Entonces, ¿cómo hacemos que las personas se emocionen de nuevo con el espacio? Y la mayor pregunta es ¿cómo llegamos allí? Necesitamos un plan. También necesitamos un líder en el mundo para establecer una meta pública con una línea del tiempo específica.
Hay una ventana de oportunidad para una proclamación audaz al estilo Kennedy que colocó a la nación en la década de 1960 en trayecto hacia la Luna: “Creo que esta nación debería comprometerse, en dos décadas, a comenzar la permanencia estadounidense en el planeta Marte”.
Hablamos sobre múltiples misiones de aventureros que eventualmente se establezcan y colonicen Marte.
Hace años, ideé un método con órbitas en ciclos de naves espaciales en trayectorias continuas entre la Tierra y Marte. Por medio de sistemas interplanetarios en ciclos, siento que, otros expertos del espacio concuerdan conmigo, este es el sistema de transporte más económico entre la Tierra y Marte.
Al utilizar esta tecnología, creo que el tiempo de misiones tripuladas a Marte está entre 2035 y 2040.
Entonces, ¿cómo logramos esto?
Primero, Estados Unidos necesita continuar como el líder de transportación espacial humana. Creo que deberíamos aprovechar el dinamismo del mercado comercial para desarrollar un sistema de aterrizaje que verdaderamente pueda volverse la base de la carretera de Estados Unidos hacia el espacio.
En segundo lugar, me preocupa que podamos quedar atrapados en una carrera improductiva para replantar las huellas en la Luna, apoyadas por quienes pagan impuestos en Estados Unidos. Deberíamos utilizar el programa lunar para lograr metas de política exterior. Así que enfoquémonos en la cooperación con nuestros socios internacionales.
En tercer lugar, y más importante, deberíamos dirigir el enfoque de los esfuerzos de la NASA a establecer una presencia humana permanente en Marte para la década de 2030 a 2040.
Creo firmemente que cumplir estos tres objetivos hará más para promover los intereses nacionales de Estados Unidos que cualquier otra iniciativa política que podríamos imaginar. Tenemos, o podemos desarrollar asequiblemente la tecnología para enviar a humanos en varias misiones a Marte y especialmente a sus dos lunas marcianas.
Para llegar más allá de la órbita baja de la Tierra se necesita un conjunto progresivo de misiones que son fundamentos vitales (una base) para una visión espacial unificada. Poner todo en su lugar y mantener el rumbo con un enfoque unificado a actividades del programa espacial, todo eso debe comenzar ahora.
En estos momentos, la Estación Espacial Internacional orbita la Tierra; lo que es necesario para realizar lo más importante en la investigación espacial para enviar humanos de forma segura a Marte. Debemos utilizar los conocimientos de nuestra estación para crear prototipos de módulos especializados en refugio seguro, módulos interplanetarios y de taxi.
Al implementar una visión paso a paso; como lo hicimos con la cápsula Mercury para una persona y la nave espacial Gemini de dos personas que hizo que Apolo fuera posible, podemos viajar más y más lejos.
Con cada paso de este plan, ya sea la utilización de la Estación Espacial Internacional para la exploración, o nuestras primeras visitas a un cuerpo verdaderamente extraterrestre, esta visión cautivará la imaginación de todo el mundo.
Hemos trabajado en muchas de las tecnologías que necesitamos, enfoquemos nuestros esfuerzos para madurar las capacidades que necesitamos para ejecutar exitosamente esta misión audaz y para apoyar un establecimiento en Marte. Realmente se necesita poca ciencia nueva. Así que la pregunta es si invertimos los miles de millones de dólares que Estados Unidos gastará en un vuelo espacial con humanos para regresar a la Luna, o invertimos en una transición fundamental de la condición humana.
Estamos en un punto de inflexión. Podemos escoger hacer lo que es fácil, lo que es seguro. O podemos escoger hacer una diferencia. La elección para mí es absolutamente clara. No hay otra elección más que comprometerse con Marte.
Los humanos necesitan explorar, ir más allá de los límites actuales, así como lo hicimos hace casi 44 años, lo que me permitió pararme en la Base Tranquilidad en la Luna. Al llegar más allá con un método y una intención hacia Marte, Estados Unidos está de nuevo en el negocio de un programa de exploración espacial vital, significativo y enfocado al futuro.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Buzz Aldrin.