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(HLN) – Amy Robertson pasó varios años preguntándose sobre sus padres biológicos. Difícilmente se pudo imaginar que trabajaría con uno de ellos durante meses.

Robertson, de 24 años, fue dada en adopción en Arizona tras su nacimiento. Pese a saber poco o nada sobre sus padres biológicos, nunca dejó de pensar en ellos.

“Cuando llegué a la adolescencia, empecé a preguntarme cada vez más sobre los padres que me habían dado vida”, le dijo a KXTV, afiliada de HLN. “Con las redes sociales como Facebook y MySpace, uno escribe nombres y espera que algo aparezca. Quizás una persona que se parece a ti o que tiene la edad que buscas”, indicó.

El año pasado, empezó a trabajar como voluntaria en la Misión de Rescate de Phoenix. Ya desde su primer día, sentía la urgencia de volver cada vez que podía. “Se sentía como el lugar donde necesitaba estar; quería estar ahí por alguna razón”, le dijo al canal de televisión.

El reverendo Will Russell aseguró que sentía exactamente lo mismo. Comenzó como voluntario allí un mes después de que lo hiciera Amy. “Me sentía atraído al lugar”, señaló.

Robertson y Russell pasaron meses trabajando en la misión. La joven ayudaba a preparar y servir la comida para los desamparados. El hombre comenzó a trabajar en la cocina pero luego pasó a dar clases. Eventualmente, obtuvo un trabajo de tiempo completo en el refugio.

Ambos trabajaban en el mismo lugar. Conocían a la misma gente, pero nunca intercambiaron diálogo. Sin embargo, el año pasado, Robertson ubicó a algunos familiares y consiguió el teléfono de Russell.

El hombre todavía recuerda aquella primera llamada. “Recuerdo una voz que dijo ‘Hola, ¿podría hablar con Andrew?’”, rememoró. “Eso me llevó 20 años atrás porque hacía mucho que no utilizaba ese nombre”, agregó.

Robertson también se acuerda de aquella llamada. “No sé cómo decirte esto, pero soy tu hija”, le respondió entonces. “Es uno de esos momentos en que todo cambia”, dijo Russell. “Me vi sonriendo y me dije que todo estaría bien”, recordó.

Se pusieron de acuerdo para desayunar al día siguiente. Sin embargo, aún no sabían sobre sus trabajos en la Misión de Rescate. Tenían mucho que hablar.

Russell le explicó a Robertson por qué la dio en adopción. Dijo que una adicción al alcohol le volvió la vida una miseria en aquella época. Luego, decidió dar un giro en su vida y convertirse en un pastor para ayudar a enfrentar los mismos problemas que había padecido.

Al finalizar la reunión, el hombre dijo que debía ir a trabajar a la Misión, lo que sorprendió a Robertson.

Allí descubrió que habían estado cerca durante meses. “Es increíble que estemos juntos en el mismo lugar”, dijo la joven.

Este año, Robertson y Russell pasaron el Día del Padre juntos por primera vez. Su deseo por ayudar a los demás los ayudó a encontrarse. ¿Qué te pareció esta historia? Cuéntanos en los comentarios.