Hong Kong (CNN) - La veterana aeromoza, Lee Yoon Hye, notó que algo raro ocurría cuando el vuelo 214 de Asiana se acercaba al aeropuerto Internacional de San Francisco.

En el momento en que se suponía que el avión debía aterrizar, sintió un movimiento, como si intentara elevarse nuevamente.

Lee lleva 18 años trabajando en Asiana Airlines. El sábado sus habilidades fueron puestas a prueba.

El avión descendió con “gran impacto”, dijo Lee, quien estaba sentada al frente. Luego “boom”, el avión se estrelló de nuevo.

“Fue mucho más fuerte que un aterrizaje forzoso”, dijo Lee, de 40 años. El avión se movió de un lado a otro.

Después de estrellarse contra el borde de la pista del Aeropuerto Internacional de San Francisco, el Boeing 777 quedó en el suelo, en llamas, provocando una gran nube de humo.

La cola de la aeronave desapareció y algunas partes se desprendieron a medida que el avión se deslizaba sobre la tierra.

Cuando la aeronave se detuvo, Lee vio que uno de los toboganes de emergencia se había desplegado dentro del avión, del lado derecho. Los testigos dicen que los compartimentos superiores se abrieron.

Considerada una heroína, Lee formaba parte de los 12 miembros de la tripulación que ayudó a los pasajeros del vuelo 214.

Otras dos aeromozas no estaban en sus asientos cuando el avión se estrelló porque salieron disparadas cuando las partes de la aeronave se desprendieron.

Ambas fueron encontradas cerca de la pista, según la Junta Nacional de Seguridad de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos.

Lee describió a la prensa los caóticos minutos de lo ocurrido en el avión de Asiana. Vestida en su uniforme, con su nombre en el saco y su cabello recogido en el moño característico de la aerolínea, habló a principios de esta semana con periodistas coreanos en San Francisco.

De acuerdo a la aerolínea, el personal aéreo ayudó a los pasajeros a salir del avión. Ellos abrieron las puertas, descargaron los toboganes de emergencia y ayudaron a los pasajeros a escapar, según el diario surcoreano JoongAng Daily.

En cuanto el avión se detuvo, Lee tocó la puerta de la cabina de navegación para asegurarse de que los pilotos estaban bien. El capitán abrió la puerta.

“¿Está bien Capitán?”, preguntó Lee.

“Sí, estoy bien”, respondió.

“¿Comenzamos la evacuación?”, dijo Lee. Él le contestó que esperara, según recuerda.

Lee hizo un anuncio para tranquilizar a los alterados pasajeros, en el que dijo que el avión se había detenido completamente. Una vez que inició la evacuación, Lee tenía su plan.

“No estaba pensando, estaba actuando”, contó Lee.

“ En cuanto escuché ‘salir de emergencia’ inicié la evacuación”. “Cuando empezó el incendio, yo pensaba en apagarlo, sin considerar lo peligroso que pudiera ser o cuestionarme lo que estaba haciendo”, agregó Lee.

Toda la tripulación de Asiana debe hacer un entrenamiento de tres meses que incluye acciones en emergencias y ataques terroristas, antes de su primer vuelo.

Lee dijo que vio a sus colegas ayudando a los pasajeros y al personal herido incluso cuando el avión estaba en llamas.

Lograron sacar el tobogán inflable que se había desplegado dentro del avión con un hacha, para poder liberar a un miembro del equipo que se encontraba atrapado debajo de éste.

Otro de los toboganes se desplegó en la parte de atrás, atrapando a otro miembro del personal; fue desinflado con un cuchillo de cocina, añadió Lee, de acuerdo a un reporte de la estación de radio surcoreana YTN.

Un niño tenía miedo de tirarse por el tobogán de emergencia, así que, un miembro del personal lo cargó a su espalda y escapó del avión con el niño a cuestas, dijo Lee.

A principios de esta semana, Eugene Rah, un pasajero que viajaba por 173ª vez con Asiana Airlines, dijo a CNN que vio a una aeromoza, que según Rah pesaba alrededor de 50 kilos, cargar a los heridos en su espalda.

Joanne Hayes-White, jefe del departamento de bomberos de San Francisco, reconoció la compostura de Lee. “No estaba preocupada por su seguridad, sino la de todos los demás”, declaró Hayes-White.

Lee dijo que fue la última en salir del avión. “El techo se estaba cayendo y sentí que algo arrastraba el avión. No podía ver lo que había detrás de mí, pero parecía una pared”, agregó.

Ella no sabía que la cola del avión se había desprendido y que éste se incendiaría momentos después de que ella saliera.

En el accidente, murieron dos niñas de 16 años. El resto de las 305 personas a bordo fueron rescatadas.