Por Sarimar Hernández, CNN
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(CNN Español) – “Con Dios me voy pero con El te dejo”. Así se despedía cada tarde Betty Pino de su audiencia radial.
Hablar de la radio hispana en Estados Unidos es hablar de ella. Conocida como “La Reina de la Radio” en Miami, Pino fue para muchos simplemente Betty. Por lo menos para mi lo fue.
Una digna representación de la mujer que llega a un país extranjero con ganas de salir adelante. Durante décadas, Betty fue la madrina de muchos cantantes como Rocío Jurado, Julio Iglesias, Raphael y Juan Gabriel.
El mismo Iglesias hizo público su pesar y tristeza tras su partida en su Facebook. Grandes intérpretes de la música hispana han reconocido la ayuda que Betty les brindó.
Su estrella brilla con su nombre en el Paseo de las Estrellas de la emblemática Calle Ocho de la ciudad de Miami. Pero Betty, no solo fue la madrina de tantos artistas sino que también lo fue de quienes queríamos adentrarnos en el fascinante mundo de la radio.
Tuve la dicha de pasar por la gran escuela de las ondas radiales teniendo como madrina a Betty. Un honor para las jovenes que queríamos pasar largas horas y ganarnos la vida frente a los micrófonos.
Con solo 20 años y siendo aún una estudiante universitaria, puse mis pies en la misma radio que Betty, teniendo desde el primer día su bendición. Así fue por casi una década, donde no solo éramos compañeras de trabajo sino también amigas.
Betty era una reina en todos los sentidos. Siempre tenía una sonrisa y la mejor disposición para todos los que tuvimos el honor de compartir con ella.
Quedan los mejores recuerdos, como la primera “Paella Vegetariana” que comí en su casa, seguido de un “suculento” helado de té verde. Después de enterarme que existía una paella de ese tipo, y de haberme gustado, para mi sorpresa, no me quedó más remedio que aceptarle tal helado cuyo sabor aún me sorprende. Y es que, como excelente comunicadora, con su voz tan agradable me convenció a que lo probara. Y me gustó.
Lo recuerdo con alegría, porque eso nos dejó Betty. Gratos momentos, la mejor compañía y de seguro las mejores horas de la radio hispana en Miami. De eso no hay duda.
Que en Paz descanse nuestra querida Betty, que se nos fue con Dios pero con El nos dejó.
(Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Sarimar Hernández)