Jeff Bezos, ¿logrará triunfar en The Washington Post como lo ha hecho con Amazon?

Por Silvina Moschini, Especial para CNN

Nota del Editor: Silvina Moschini es consultora en temas de Internet, tecnología, relaciones públicas y redes sociales. Es también fundadora de la agencia de medios sociales Intuic y de TransparentBusiness.

Hay noticias que generan toda clase de inquietudes y temores.

La adquisición de The Washington Post por Jeff Bezos, presidente ejecutivo de Amazon, ha generado cierta inquietud y hasta temor. La incertidumbre y el asombro ante las posibles razones detrás de esta compra pueden resumirse en la siguiente pregunta: ¿Por qué uno de los hombres más influyentes de la era digital, el mismo que un año atrás predijo el fin de los medios impresos, adquiere precisamente un diario?

Esta adquisición –y todo lo que la rodea- es una buena oportunidad para analizar  no el futuro de un diario en particular sino la situación del periodismo frente a los retos de la cultura digital. La primera consideración es la inexorable caída del papel como soporte, un dato que en el caso del Pos, se refleja en el desplome de su circulación, que pasó de 706.135 ejemplares en 2005 a 471.800 el año pasado. Pero el declive de lo impreso es sólo una de las consecuencias de la irrupción de Internet en el periodismo.

Bajo una mirada más amplia, queda claro que la principal transformación afecta a los contenidos, a su circulación y a su rentabilidad. A juzgar por el comunicado que emitió tras la adquisición, Bezos parece comprenderlo muy bien: “Internet está transformando casi todos los elementos del negocio periodístico: acortando los ciclos de noticias, erosionando las fuentes de ingresos más fiables y posibilitando nuevas formas de competencia, algunas de las cuales conllevan mínimos o nulos costos en la obtención de noticias. No hay ningún mapa, y trazar un camino a seguir no será fácil. Tendremos que inventar, lo que significa que tendremos que experimentar”.

Innovación, pero también paciencia

Es posible que el verbo “experimentar” suene preocupante para algunos periodistas y analistas de medios. David Carr, de The New York Times, captó parte de esta atmósfera al recordar que Bezos, que hizo su fortuna en detrimento de una industria tradicional (las editoriales de libros), ahora compra otro negocio “tradicional”. Es lógico que todas las miradas estén puestas en él.

Desde mi punto de vista, sin embargo, hay muchas razones para ser optimistas sobre la llegada de Bezos al Post. En primer lugar: el propio Bezos. Estamos ante un  nativo digital del que podemos esperar que su visión a largo plazo prime sobre cualquier afán de rentabilidad inmediata. El hombre al que Fortune ha llamado “el gran disruptor” ha demostrado tener una paciencia excepcional al apoyar negocios inicialmente poco rentables que luego serían estratégicos.

En segundo lugar, aunque muchos vean a Bezos como una suerte de “foráneo” en relación a los medios de comunicación, no hay que olvidar que parte de su éxito en la consolidación de Amazon se debe a su habilidad para innovar en las nuevas formas de consumir contenidos. Para el analista Alan Mutter, Bezos tiene –y seguirá teniendo- la capacidad de encontrar nuevas oportunidades de contenidos y negocios en “smartphones, laptops, tablets, televisores inteligentes, Google Glass y lo que sea que venga luego”.

El mismo nombre, otros desafíos

Ante un futuro que estará marcado por los contenidos multiplataforma y por audiencias cada vez más selectivas, la apuesta de Bezos por un medio tradicional se explica esencialmente por el poder de la marca. Puede que, como han señalado algunos observadores, el CEO de Amazon haya comprado un The Washington Post algo sobrevaluado pero lo fundamental de su inversión es el desembarco en un diario que todavía conserva una sólida capacidad de influencia en la capital del país más poderoso del mundo.

Es evidente que, pese a los profundos cambios que hoy atraviesan los medios, el peso y la historia de una marca periodística continuarán siendo importantes a la hora de transmitir contenidos creíbles y de calidad. El desafío de Bezos será mantener esos valores ante nuevos medios y nuevos lectores. Aún para el hombre que The Guardian definió como “el más influyente” de la cultura actual, no parece un desafío menor.

(Las opiniones expresadas en este artículo corresponden exclusivamente a Silvina Moschini)