CNNE a652df8a - 121229053955-woman-working-coffee-story-top

Por Annalyn Kurtz

NEW YORK (CNNMoney) – Hace 60 años, las mujeres norteamericanas comenzaron a salir masivamente a trabajar. Sin embargo, durante las dos últimas décadas esta tendencia se ha estancado por completo.

“Parece que estamos atascados”, dijo la economista de la Universidad de Cornell, Francine Blau, quien es coautora de un documento sobre este tema con su esposo Lawrence Kahn, también un economista de Cornell.

¿Qué salió mal?

Ellos señalan una falta de leyes laborales que favorezcan a las familias en los Estados Unidos como parte del problema.

Por qué EE.UU. va a la zaga

En 1950, únicamente un 37% de las mujeres entre 25-54 años de edad formaba parte de la fuerza laboral, lo que significa que tenían un trabajo o estaban buscando uno. Esta cifra aumentó rápidamente, y para 1990 había subido a un 74%. Sin embargo, el progreso se detuvo.

Hoy en día todavía un 74% de las mujeres permanecen activas en la fuerza laboral estadounidense, poco ha cambiado durante los últimos 25 años, lo cual está bastante a la zaga de muchos otros países desarrollados.

El año pasado, Estados Unidos se encontraba en el rango 27 de 37 países desarrollados en cuanto a la participación de las mujeres en la fuerza laboral, de acuerdo con la Organization of Economic Cooperation and Development (Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos, OCDE)

Estados Unidos continúa siendo el único gran país industrializado en el mundo que no tiene leyes sobre algún tipo de permiso parental pagado. La Family and Medical Leave Act (Ley de Permiso Médico y Familiar), aprobada en 1993, autoriza a los trabajadores a 12 semanas de permiso sin paga, pero únicamente aplica a cerca de un 58% de los trabajadores norteamericanos.

Por ejemplo, la ley no cubre a los empleados de pequeñas empresas, o a los trabajadores que comenzaron a trabajar menos de un año antes del nacimiento de un hijo.

Esto contrasta con Alemania, en donde las mujeres califican a 14 semanas de permiso por maternidad plenamente remunerada, sin importar el tamaño de la empresa en la que trabajan. En Francia, España, Países Bajos y Austria son 16 semanas. Y en países como Canadá, Reino Unido y Dinamarca, el permiso por maternidad se puede ampliar hasta un año.

En Suecia, los padres tienen derecho a un mínimo de 480 días de permiso parental por hijo, que se puede dividir entre la madre y el padre. Esta es una de las razones por las que un 88% de las mujeres suecas participan en la fuerza laboral. Malin Lindahl, de 27 años, de Gothinburg, Suecia, planea tomar un año y medio de su trabajo como maestra después de haber tenido a su primer hijo en octubre pasado Mientras, no se preocupa mucho por su carrera. Por ley, la escuela tiene que reservarle su puesto de trabajo.

“Puse un poco de lado mi trabajo y disfruto relajándome y jugando con mi hijo”, dijo. “Sé que esto es algo muy bueno en Suecia. No puedo imaginarme estar en casa por tan sólo 12 semanas”.

¿Más lugares de trabajo favorables a las familias en Estados Unidos?

Mientras algunas leyes europeas que son favorables a las familias se diseñaron para mejorar la vida de los padres, otras tienen un objetivo utilitario. Las bajas tasas de fertilidad en Europa suscitaron temores por la falta de sostenibilidad del sistema de la seguridad social, con insuficientes trabajadores jóvenes para sostener a la población que envejece. Los legisladores esperaban que las políticas que promueven el balance trabajo-vida personal alentaran una mayor reproducción.

Las tasas de natalidad no han sido un gran problema en los Estados Unidos. Esto es, no lo han sido hasta ahora. A partir de la recesión económica en 2007, los nacimientos han disminuido en un 8%.

“Algunos de los países que tienen políticas muy favorables a las familias definitivamente han podido aumentar sus tasas de nacimientos, y hasta cierto punto, vemos que queremos llegar a esto también”, dijo Heidi Hartmann, economista y presidenta del Institute for Women´s Policy Research (Instituto de la Mujer sobre Investigación de Políticas).

Hatmann señala que los costos para criar a un niño suben rápidamente y los salarios permanecen estancados son otras de las razones cruciales para que muchas mujeres norteamericanas decidan no trabajar. Entre 1985 y 2011, el costo promedio para criar a un niño subió un 70% para las madres trabajadoras, después de un ajuste por la inflación, de acuerdo con la Oficina de Censos de los Estados Unidos. Mientras tanto, los salarios a duras penas se han movido.

A pesar que el cuidado de niños se ha vuelto más caro en Europa, algunos gobiernos subsidian los costos. Otros reducen la necesidad del cuidado de niños, proporcionando a los padres la opción de reducir su carga de trabajo con un trabajo a tiempo parcial.

Sin embargo, las mujeres norteamericanas no salen perdiendo del todo. La investigación de Blau y Kahn muestra que a pesar de su baja participación en la fuerza laboral, las mujeres en los Estados Unidos que trabajan tienen muchas probabilidades de alcanzar puestos profesionales y directivos. También es muy probable que trabajen a jornada completa y, como resultado, ganen más dinero en su vida.

Sin embargo, esto no es suficiente, de acuerdo a Blau.

“Estamos perdiendo el valioso recurso de mujeres con gran entrenamiento”, dijo. “Parece como si tuviéramos que romper las barreras entre trabajo-familia para incrementar significativamente la participación”.