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Por Ruben Navarrette 

Nota del editor: Rubén Navarrette es colaborador de CNN y columnista sindicado del equipo de redactores del Washington Post. Síguelo en Twitter: @rubennavarrette.

(CNN) – Durante mucho tiempo California ha marcado tendencias. Sin embargo, se ha quedado atrás de otros estados al otorgar licencias de conducir a inmigrantes indocumentados. Después de lo que parecía una eternidad, está preparada para convertirse en el décimo estado, junto al Distrito de Columbia, en hacer esta concesión.

California está lista para saltar al vagón de los permisos de conducir después de muchos años de retrasos, traiciones y decepciones de los que abogan por la causa. Algunas veces, da la sensación que hemos estado hablando de esto en el “Estado Dorado” desde que se inventó el automóvil.

De hecho, mientras más de dos docenas de estados han debatido el tema en los años recientes, California fue uno de los primeros estados que contempló otorgar licencias de conducir a inmigrantes indocuemntados. Podría haber comenzado con la tendencia, en lugar de dejar que nueve estados, y el Distrito de Columbia, se le adelantaran.

Buena parte del crédito por este temprano inicio se le debe al persistente Senador de Estado Gil Cedillo quien, desde 1998, intentó ocho veces conseguir que se pasaran proyectos de ley en la legislatura que otorgaran privilegios de conducción a los indocumentados. Con el paso de los años, los proyectos de ley sobre licencias de conducción de Cedillo han sido vetados tanto por los gobernadores Republicanos como por los Demócratas.

Conforme pasó el tiempo, resultó evidente que este tipo de proyecto de ley probablemente tendría éxito, uno con ajustes críticos en donde se aclarara que los inmigrantes indocumentados podrían utilizar estos permisos únicamente para conducir y no para identificarse para obtener un empleo o abordar aviones, abrir cuentas bancarias u obtener beneficios públicos y otros privilegios.

Esto cambió la situación. Otros estados, como Utah y Carolina del Norte, también incluyeron un lenguaje especial en los proyectos de ley de los permisos de conducir. A menudo, era algo así como: “No para usos de identificación”. Y se colocó en el permiso.

Esto es justo. A muchos norteamericanos no les gusta la idea que los inmigrantes indocumentados puedan llevar en sus carteras un permiso de conducir igual al que llevan ellos. Esto resuelve ese problema.

Fue entonces cuando el miembro de la Asamblea, Luis Alejo, con la bendición de Cedillo, introdujo el AB60 que otorgaba licencias de conducir a los inmigrantes indocumentados siempre y cuando las licencias tuvieran un lenguaje especial impreso en ellos en donde se declaraba que este permiso serviría únicamente para conducir y no para otra cosa. La semana pasada, ambas Cámaras de la legislación de California aprobaron el proyecto de ley. El Gobernador Jerry Brown emitió una declaración en donde indicaba que lo firmaría.

Se espera que alrededor de 2 millones de personas en California califiquen para estos permisos de conducir, si el proyecto de ley se convierte en ley. Mientras algunos activistas en la izquierda se quejan que el lenguaje en el permiso equivaldría a una “letra escarlata” que alentaría al establecimiento de perfiles y a la discriminación, otros que abogan por éste son más prácticos y reconocen que un permiso de conducir de cualquier tipo podría facilitar mucho la vida de muchas personas.

Es por ello que apoyo este proyecto de ley. Esto permitirá a los conductores obtener seguro de automóvil y hará menos probable que huyan de la escena de un accidente. Representa un compromiso justo que proporciona a lis inmigrantes indocumentados lo que necesitan, sin darles todo y difuminar la línea que existe entre los inmigrantes y los nativos. Finalmente, el entusiasmo con que las personas reaccionan ante la ley destaca lo que muchos de nosotros hemos dicho por mucho tiempo, que, a pesar de los disparates que se escuchan en Washington, los indocumentados preferirían tener un permiso de conducir para poder trabajar a tener la ciudadanía y el derecho al voto.

Esta ley también hará que disminuya el abuso al dificultar que los pueblos y las ciudades confisquen vehículos en los puntos de control de licencias de conducir, cada vez más populares. Las municipalidades ganan dinero en la actualidad con las tasas por remolque de vehículos y, si el vehículo no se recoge nunca, con la venta del vehículo en la subasta. En algunos sitios, hablamos de varios cientos de vehículos al mes. Esto genera muchos ingresos en las localidades y causa estragos en la vida de muchas personas que trabajan duro, que únicamente intentan movilizarse del punto A al punto B para mantener a sus familias.

Esto sucede más a menudo en California cuando los presupuestos locales están en rojo. El hecho que las personas se quejen de los inmigrantes indocumentados no significa que no estén ansiosos por ganar dinero gracias a ellos. Pasa un poco a la vez, de manera que los inmigrantes ilegales no sienten las manos de los oficiales locales dentro de sus bolsillos. Esta ley podría poner un final a esto.

El otorgar licencias de conducir a inmigrantes indocumentados - con su uso restringido, “letra escarlata” y todo lo demás - es una idea a la que por fin ha llegado su momento. Tan sólo que esta vez a California le tomó un poco más de tiempo de lo normal para hacerlo.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Rubén Navarrette.