Por Sheena McKenzie

(CNN) – El “Hombre Serpiente” existe. La criatura mitológica con cuerpo de reptil y rostro humano se contorsiona hasta formar un rulo ajustado antes de pasar a su siguiente posición imposible. El público, estupefacto.

Así debió estar el director de circo Winston Ruddle la primera vez que vio a aquel niño que vestía un traje de serpiente mientras actuaba en las calles de Mombasa, Kenia.

Una década después, el misterioso “Hombre Serpiente”, más conocido como Lazarus Gitu, protagonizará el espectáculo de Ruddle “Mother Africa” en Broadway.

“Estoy en la industria circense desde los años 80 y nunca había visto a alguien como Lazarus”, dijo Ruddle. “No es muy común encontrar a un hombre flexible; la mayoría de los contorsionistas son mujeres de Mongolia o China”, agregó.

De las calles al escenario

Mientras muchos contorsionistas profesionales pasan años entrenando en instituciones especiales desde que son niños, Gitu, hoy de 30 años, descubrió sus habilidades cuando tenía 14 años y vivía en la calle.

Huérfano después de que su madre muriera de sida y su padre de anciano, Gitu aprendió a doblar su cuerpo en posiciones increíbles observando a otros artistas.

“Descubrí que podía hacerlo mejor que ellos y empecé a entrenar por mi cuenta”, señaló Gitu.

“Pasé seis años en la calle con otros muchachos y todos dependían de mi show estelar. Así ganábamos dinero para sobrevivir”, explicó.

Con el tiempo, el adolescente se convertiría en una suerte de leyenda de las calles de Mombasa. Por ello, cuando Ruddle llegó a la ciudad en busca de artistas, no tardó en oír del “Hombre Serpiente”.

De clase mundial

Ruddle, un acróbata nacido en Zimbabue con el sueño de crear un circo africano que recorriera el mundo, observó a más de 300 artistas ese día.

“Luego alguien me contó sobre este artista callejero, este ‘Hombre Serpiente’, así que lo fui a ver. Quedé sorprendido”, confesó.

“Tenía todas las condiciones, pero le faltaba pulir su actuación. Entonces lo invité a venir conmigo a Tanzania y entrenar en mi escuela de acróbatas”, recordó.

Tres años después nacía Mama Africa. Con unos 50 artistas, incluyendo acróbatas, trapecistas, payasos y magos, el espectáculo ha recorrido Europa, Australia y, próximamente, Estados Unidos.

“El circo les ha cambiado la vida a muchos niños de la calle”, dijo Gitu. “Hoy tienen un futuro como artistas, pueden viajar por el mundo, conocer a colegas y reciben un salario decente”, agregó.

Una estrella

A pesar de que todos los artistas de Mama Africa demuestran notable fuerza, resistencia y habilidad, ha sido el “Hombre Serpiente” el que ha logrado hacerse un nombre fuera del escenario.

Junto a su colega Hassan Mohamed, los “Niños de Plástico”, tal como son conocidos, cautivan a las audiencias televisivas de Estados Unidos y Europa.

Desde plegarse dentro de una diminuta caja de cristal o flexionar tranquilamente sus piernas hacia atrás por encima de su cabeza, Gitu parecería  una criatura de otro mundo hecha enteramente de goma.

“El público está fascinado; algunos se sorprenden y a otros les da miedo lo que ven”, dijo Gitu.

“Pero el contorsionismo no es peligroso si uno comienza en la infancia. Hoy entreno por lo general una hora y media por día”, aseguró.

La vida de circo

Pero la vida de circo muchas veces dista de ser glamorosa. Los artistas de Mama Africa pasan gran parte de sus días en cuatro autobuses de doble piso mientras viajan por el país.

“Tenemos unas diez personas en cada autobús. El piso de arriba tiene las camas y abajo están la cocina, el comedor y la sala de estar”, dijo Ruddle. “Es como una gran familia”, añadió.

En el caso de Gitu, el circo le ha dado la posibilidad de construirse un hogar permanente en Tanzania.

Ha sido un largo camino desde aquellos días en las calles. Y como el Lázaro de la Biblia, este hombre ha resucitado en una nueva e increíble vida.