Por Faith Karimi y Nima Elbagir

NAIROBI, Kenya (CNN) — Mientras caminaban por el centro comercial Westgate de Nairobi, con las armas sobre sus torsos, los atacantes hacían llamadas telefónicas al mismo tiempo que disparaban contra los aterrados compradores.

Despiadados y calmados, apuntaban al azar contra los visitantes del lujoso centro comercial, ubicado en la capital de Kenya.

En ciertos momentos tomaban turnos para orar. Se quitaban los zapatos para el ritual, haciendo las reverencias de las oraciones islámicas en una habitación llena de cajas.

Imágenes tomadas por cámaras de circuito cerrado y obtenidas por CNN revelan nuevos detalles sobre lo ocurrido en el ataque del mes pasado.

Una parte muestra a dos personas con armas caminando y disparando mientras recorren el supermercado del centro comercial. Durante las horas que dura el video, también se les ve hablando por teléfono, orando o disparando contra cualquier cosa que se moviera.

Un hombre en medio de un charco de sangre intenta en vano levantarse para huir, pero uno de los atacantes regresa y le dispara.

Entre el tiroteo, los atacantes buscan las cámaras de vigilancia en los techos. Cerca, los compradores se esconden detrás de mostradores mientras que otros corren por sus vidas. Otros, demasiado aterrados para moverse, permanecen en el piso, lleno de sangre.

Las imágenes fueron tomadas el 21 de septiembre, el primer día de un ataque que se prolongó por cuatro días. Aunque el video no tiene sonido, el terror en la cara de las víctimas es claro y evidente.

Además de los dos atacantes en el supermercado, las imagenes muestran a dos más llegando al estacionamiento, donde abren fuego. Los compradores se esconden bajo los autos. Otros tropiezan y caen, heridos por las balas.

El ataque dejó al menos 67 muertos, muchos más heridos y decenas de desparecidos.

Los detalles que ofrecen las imágenes parecen corroborar lo dicho por al Shabaab, que se adjudicó la autoría del ataque.

En su cuenta de Twitter el grupo afirmó que los ataques fueron realizados por hombres, y negó que en ellos estuviera involucrada la terrorista británica Samantha Lewthwaine.

Al Shabaab afirmó que permanecía en contacto con los atacantes mientras estos combatían a las fuerzas de seguridad durante la crisis de rehenes.

Los atacantes en el estacionamiento se reunieron con los que estaban dentro del centro comercial. Los cuatro caminaron por el lugar tomando rehenes.

Una mujer con dos niños caminaba empujando un carro de supermercado, seguido por una joven a la que se le ve sangre, mientras uno de los atacantes las sigue. La mujer, los niños y la joven fueron luego captados afuera del centro comercial tras ser liberados.

Las imágenes se centran en la esquina del centro comercial cercana al supermercado, que ocupa la posición principal en el edificio de cuatro pisos. La misma historia se repite en varias partes del centro, que tiene más de 80 tiendas.

A pesar de los videos, aun hay muchos misterios sobre el ataque.

Con docenas de desaparecidos, no se sabe a cuántas personas mataron los atacantes, cuántos atacantes fueron asesinados por las fuerzas de seguridad, o cuantos civiles están atrapados debajo de las planchas de concreto que colapsaron en una parte del centro comercial.

Aunque en los videos solo aparecen cuatro atacantes, no se sabe si había más. En cierto momento, las autoridades locales afirmaron que había hasta 15 atacantes en la tienda.

En el cuarto día de la operación para liberar el lugar, el presidente Uhuru Kenyatta dijo que cinco terroristas habían muerto y 11 sospechosos estaban bajo custodia.

Pero desde entonces, los números han fluctuado, con diversos funcionarios citando varias cifras.

Este mes, Emmanuel Chirchir, vocero del Ejército, dijo que cuatro atacantes murieron cuando parte del centro colapsó. No está claro si él se refería a los del video. A sus cuerpos carbonizados se le están haciendo pruebas de ADN.

Chirchir también dio a conocer los nombres de los militantes muertos, que incluían a un estadounidense de origen somalí, pero analistas sugieren que esos nombres podrían ser pseudónimos.

Funcionarios afirman que las respuestas podrían estar debajo de los escombros.