Por Karol Brinkley, CNN

(CNN) – Rebecca Privitera quería desesperadamente perder el exceso de peso que había cargado toda su vida. En el año 2010, tuvo la oportunidad de hacerlo cuando su empleador organizó en la empresa un reto para perder peso.

Pero cuando se puso en la fila para pesarse, Privitera se dio cuenta de que la balanza no resistiría sus 381 libras (172 kilos).

“Querían que fuera al área de envíos y recepciones y que me subiera a la balanza de envíos”, comenta.

Se rehusó a hacerlo.

Sin importar lo vergonzoso que fuera ese momento, no fue suficiente para inducir a Privitera a cambiar. Un par de meses después, a comienzos de 2011, la nativa de Cabot, Arkansas, fue puesta en reposo en cama debido a que su presión arterial era muy alta. Los doctores le dieron tres medicamentos para tratar la presión arterial y un anti-depresivo.

“No pude ir a trabajar alrededor de cuatro semanas”, recuerda Privitera. “Tenían miedo que me diera una apoplejía”.

Antes de entrar en reposo de cama, se había comprado un vestido de novia. Cuando el vestido llegó, le quedó demasiado apretado como para poder usarlo. Privitera tuvo que mandar a hacerse un segundo vestido en el exterior.

En vez de una noche de ensueño en abril de 2011, la boda de Privitera se sentía como una pesadilla.

“Era un desastre acalorado y sudoroso”, dice. “Tenía demasiado sobrepeso y estaba muy incómoda. Me sentí deprimida. No podía soportarlo”.

Unas semanas después de la boda, la nueva suegra de Privitera la invitó a una carrera de 5 kilómetros. Le tomó una hora y 14 minutos terminarla.

“Mi cuerpo estaba físicamente adolorido, no quería hacerlo nunca más”, dijo. “Toqué fondo”.

Después de la carrera, Privitera y su esposo, Justin, tuvieron una conversación sincera. Él le dijo que ellos no se podían permitir el lujo de hacerle una cirugía para perder peso o pagar un programa de complementos alimenticios y que ella tendría que perder peso a la manera antigua.

Ella estuvo de acuerdo y se embarcó en un viaje para perder más de 200 libras (90 kilos) en poco más de dos años.

Su primer paso era tener mayor actividad. Privitera invirtió en vídeos de ejercicios de cardio y empezó a ejercitarse en casa. Se sentía demasiado avergonzada como para ir a un gimnasio y pensaba que un entrenador personal era demasiado caro.

“Los vídeos mostraron resultados que me dieron esperanzas, así que le di una oportunidad,” dice.

Al principio perdió de 10 a 12 libras (4,5 a 5,4 kilos) por mes. Ella publicó sus resultados en Facebook y la respuesta de apoyo por parte de sus amigos y familia la animaron a continuar ejercitándose.

Después de perder cerca de 65 libras (29 kilos), Privitera comenzó a modificar sus hábitos alimenticios. Comenzó a buscar el conteo calórico de las comidas antes de salir a comer con el fin de tomar decisiones más inteligentes en los restaurantes. También comenzó a crear modelos saludables de comidas en casa usando mejores ingredientes.

Privitera fue obesa durante toda su vida. Sus padres se divorciaron cuando ella tenía 12 años. Su madre tenía dos trabajos y se esforzaba para llegar a fin de mes.

“Muchas de nuestras opciones de comida venían en una bolsa de papel, yo vivía de la comida rápida”, recuerda. Hubo días, en sus años de secundaria, que debió comer de McDonald’s al desayuno, comida y cena. Recuerda ser capaz de comerse ella sola medio galón de helado de menta con chispas de chocolate en una noche.

Era una chica de 16 años que pesaba más de 300 libras (136 kilos) cuando desarrolló un coágulo en la pierna. Aún con este serio problema médico, continuaba haciendo malas elecciones nutricionales y su peso continuaba elevándose como un globo al llegar a la edad adulta.

Ahora, a más de dos años en su viaje para perder peso, Privitera está incorporando nuevos alimentos en su dieta.

“He seguido planes con comidas como quinua y espárragos”, dice. “Hasta hace poco, nunca había probado las coles de Bruselas”.

Privitera enfoca su viaje como exactamente eso, un viaje. Se permite un capricho alguna vez, recordándose que si quiere algo, lo puede comer, simplemente que no puede hacerlo todo el tiempo.

En vez de enfocarse en una restricción calórica, ella se enfoca en comer porciones razonables de comida saludable.

“Tienes que balancearlo”, comenta. “No puedes estar en dieta extrema por el resto de tu vida”. Acredita su éxito al apoyo de su esposo y familia, pero también a la comunidad de personas a su alrededor. La mayoría de sus 211 libras (95 kilos) perdidas fueron por ejercicios hechos dentro de su casa. Ha usado programas como TurboFire y Beachbody y ahora se encuentra en su cuarta ronda de P90X. Ha desarrollado amistades y encontrado compañeros de responsabilidad en los tablones de mensajes en línea de estos programas a seguir en casa.

Privitera se ejercita seis días por semana, descansa el domingo y se toma de 30 minutos a dos horas por día para ejercitarse. Ella ha sido capaz de evitar contratiempos físicos entrenando de manera segura y sin sobreejercitarse.

Ha continuado utilizando vídeos en casa porque así evita las excusas para perderse alguna sesión de ejercicios. “Odio estar presionada por el tiempo”, dijo. “Al ejercitarme en casa, me levanto y comienzo”.

Ella ha tenido que hacerle frente a muchos bloqueos mentales que casi la hacen rendirse. Durante esos momentos, ha tenido que apoyarse en gente como su suegra que le decía que ella tenía lo que se necesitaba para seguir adelante con sus metas.

Sus motivadores han inspirado a Privitera a convertirse en motivador de otros. Privitera dice que ha ayudado a otras mujeres a perder 200 libras (90 kilos) motivándolas por Facebook, Instagram y por medio de las comunidades en línea como las que ella usa. También regularmente imparte clases de cardio-kickboxing en el centro comunitario local.

Hace alrededor de un mes, dio una charla a una clase con estudiantes de secundaria. Les dijo que los adolescentes con sobrepeso pueden tomar pequeñas decisiones ahora que harán un mundo de diferencia en sus vidas.

“Una joven compartió que ella come dos hamburguesas dobles con queso, patatas medianas, una Sprite mediana y tres galletas de McDonald’s todas las noches”, recuerda Privitera. “No tenía idea de cuántas calorías y grasa había allí”.

El éxito de su pérdida de peso ha inspirado a las personas más cercanas a ella. El esposo de Privitera ha iniciado su propio programa y ha perdido 35 libras (15 kilos). Ella dice que esta experiencia los ha unido aún más.

“Mi marido ve que tengo una verdadera pasión”, comenta.

Justin dice estar muy sorprendido por su nueva actitud. “Está más positiva, optimista y siempre en búsqueda de lo bueno de las cosas”, dijo. “Eso me inspira a ser mejor cada día”. Soy muy afortunado de tener una esposa como ella”.

Privitera se propuso completar 13 carreras en 2013, incluyendo tres de 10 kilómetros. Su carrera número 13 fue a finales de Octubre y fue una grande: su primera media maratón.

Completó la carrera con su suegra a su lado todo el tiempo. A diferencia de su primera carrera juntas, esta vez quería hacerlo en lugar de darse por vencida.

“Lloré después de terminar la media maratón”, contó. “Ves ese momento en el que lloras y piensas, ‘hice algo que mucha gente no puede hacer’”.