Muchos compran agua embotellada por su sabor y portabilidad. Sin embargo, no es necesariamente más segura que el agua del grifo.

Por Diana Kelly

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El rumor: No deberías confiar en el agua de grifo.

Beber agua abundante es importante para tu salud, porque mantiene las funciones corporales, lleva nutrientes a las células y te ayuda a mantenerte hidratado y con energía.

Sin embargo, probablemente te has preguntado: ¿Es el agua embotellada de lujo mejor para ti que tomar simplemente agua del grifo? ¿Y está bien incluso beber agua del grifo sin usar un dispositivo para filtrarla?

El veredicto: Tanto el agua del grifo como el agua embotellada cumplen con las normas de seguridad.

Muchas personas creen que porque el agua embotellada pasa por un proceso de filtración que mejora su sabor, olor y color, es también más sana para ti. La filtración elimina posibles contaminantes tales como el plomo, parásitos y bioproductos del cloro, así que tiene que ser mejor, ¿cierto?

Bueno, no en realidad. “Si bien los filtros pueden reducir la exposición a los elementos dañinos, esto no necesariamente significa que el agua embotellada es mejor para tu salud general”, dice Katherine Patton, nutricionista profesional y nutricionista certificada especialista en deportes.

En Estados Unidos, el agua del grifo ya ha sido tratada para eliminar partículas, químicos y bacterias. Durante el proceso de tratar el agua pública, se agrega cloro como desinfectante, y se agrega fluoruro por los beneficios que representa para la salud dental (aunque hay personas que dicen que el fluoruro causa más daños que beneficios).

La ley de agua potable segura entró en vigor en 1974, para asegurar que toda el agua potable que “directa o potencialmente haya sido diseñada para beberla, ya sea de fuentes subterráneas o sobre la superficie” debe cumplir con los estándares mínimos de seguridad establecidos por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés). Así que, ya sea que estés tomando agua que viene del grifo de una cocina en un área rural, o de un restaurante en la ciudad, no debería haber problema.

El agua de pozos, sin embargo, tiene más probabilidades de estar contaminada, ya que no es sometida al mismo tratamiento y pruebas que el agua destinada para el consumo de las personas. Si el agua potable en tu casa viene de un pozo, fíltrala o contrata a una compañía para que evalúe su calidad antes de que la bebas.

Pero la fuente de donde viene el agua no es tu única preocupación: Las tuberías por las que fluye también son un factor importante. En las tuberías de plomo, éste se puede filtrar en el agua, y así, se torna dañina para beber (especialmente en el caso de niños y mujeres embarazadas). Si no sabes con certeza si tus tuberías están hechas de plomo o no, pide que te evalúen el agua.

¿Y qué pasa con los organismos microscópicos? Según el sitio web de la Fundación Nacional de Saneamiento, “el agua embotellada es regulada por la Agencia de Alimentos y Medicamentos, la cual ha establecido los requisitos relacionados a la calidad del agua, similares a aquellos establecidos por la EPA para los suministros de agua pública. Ninguna de las dos agencias requieren que los productos de agua embotellada y los suministros de agua pública estén 100% libres de contaminantes, pero el producto final siempre debería cumplir con todos los estándares federales, estatales y provinciales sobre el agua potable”.

Por supuesto, muchas personas compran agua embotellada por su sabor y por ser fácil de transportar. Sin embargo, si la compras porque crees que es más segura que la del grifo, podrías mejor dirigirte al lavabo a llenar tu vaso de agua.