Por Sarah Brown
(CNN) — Entre los escombros ves un juguete, ropa, muebles, fotografías familiares. Los hogares que alguna vez albergaron familias ahora están desgarrados y sus entrañas se desparraman como si fueran intestinos.
El fotógrafo italiano Matteo Rovella capturó estas imágenes perturbadoras en Aleppo en junio. Mientras que muchos fotógrafos se concentran en los rostros del brutal conflicto en Siria, Rovella vio otro aspecto: lo que ocurre cuando el espacio privado de una persona queda desgarrado por la guerra.
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“Ves esta clase de escenas y te imaginas el momento en el que la gente tuvo que escapar”, dijo. “Imagino a la gente que debe huir… o morir”.
Rovella visitó varios campamentos a ambos lados de la frontera siria con Turquía a principios de 2013. Gracias a que un amigo de la ciudad lo mantuvo al tanto de los acontecimientos, en junio decidió dirigirse a la ciudad siria de Aleppo, que ha estado sumida en los combates entre los combatientes rebeldes y el gobierno.
Después de arreglar su viaje en auto con un hombre del Ejército Libre de Siria, la principal fuerza opositora, cruzó la frontera con Turquía. Muchos periodistas deciden entrar con los rebeldes para tener mayor acceso y menos censura que con el gobierno sirio, dijo.
El viaje a Aleppo estuvo plagado de encuentros angustiantes en los puntos de revisión y del temor constante de ser descubierto. Tan solo llevar una cámara era peligroso, dijo, particularmente desde que secuestraron a varios periodistas extranjeros en el país. “Hay muchas bandas armadas independientes y pueden detenerte, asaltarte, secuestrarte y, en el peor de los casos, matarte”.
Cuando llegó a Aleppo y empezó a fotografiar y entrevistar a los combatientes del Ejército Libre de Siria y a los habitantes de la zona, vio que gran parte de los preciosos monumentos históricos de la ciudad habían quedado dañados o destruidos y que los vecindarios habían quedado destrozados. En un momento dado, mientras entrevistaba a un comandante rebelde local, un mortero pasó volando sobre ellos y se impactó contra dos combatientes que estaban a menos de 100 metros de distancia.
“Fue horrible y extraño porque sentía como si yo no estuviera allí, tal vez porque la cámara creaba distanciamiento mientras trabajaba en el visor (de mi cámara)”, dijo. “En realidad, claro, estás muy presente y estás arriesgando tu vida”.
Después de algunos días, Rovella empezó a documentar la devastación a través de una serie de imágenes evocadoras de casas abandonadas y destruidas que habían quedado bajo ataque a lo largo del conflicto. Casi todas las personas a las que conoció durante su visita habían perdido sus casas por completo o en parte.
“Es como fotografiar naturaleza muerta, pero puedes ver la tensión y el miedo dentro de las casas, los momentos violentos, cómo te obligaron a dejar tus cosas, tu hogar, tu vida e irte lejos para tal vez nunca regresar”.
Era un trabajo peligroso. Muchos de los edificios ahora son puntos de observación del Ejército Libre de Siria y son blanco de los ataques del gobierno. Rovella se vio a menudo en la necesidad de correr de un edificio a otro a toda velocidad con los combatientes rebeldes.
Ahora, de vuelta en Italia, siente que las imágenes de los edificios abandonados muestran que la calma de la vida cotidiana puede quedar destrozada para siempre repentina y terriblemente.
“Es una forma de sensibilizar a la gente ante la guerra”, dijo refiriéndose a sus imágenes. “Creo que mi testimonio podría ser una pequeña ayuda más para los sirios. Un trozo de ayuda muy pequeño”.